España y la crisis de la OTAN | Pío Moa

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La crisis  AUKUS revela en primer lugar, la crisis de la OTAN. Existe un grupo de países de origen e ideología anglosajona (llamémoslo  Anglosajonia: Usa, Inglaterra, Australia y Canadá especialmente),  con interrelación especial política, militar y de espionaje, y con un fondo mesiánico.  El Brexit se explica por ahí. Ese mundo siente poca confianza y algún desprecio por Europa, especialmente por Francia,  socio poco fiable por sus  pretensiones de independencia con De Gaulle o su rechazo a la aventura de Irak de 2003, de la que tan malparados salieron los aventureros (aunque más el propio Irak), o su insistencia en una defensa común europea;  y también por Alemania, pues si bien esta se ha portado sumisamente después de ser casi aniquilada en la SGM, no es seguro que siga así, como indica su posición ante el nuevo gran gasoducto ruso.  Cuando Anglosajonia se prepara  para un enfrentamiento global –posible, aunque improbablemente bélico– con China, los “aliados” europeos no resultan muy seguros. En este juego España es, por supuesto, un satélite de tercera categoría, donde Anglosajonia se permite tener una colonia y presencia militar que no la defiende de sus posibles enemigos (Marruecos)

Quizá la OTAN debiera haberse disuelto tras el derrumbe de la URSS, contra la que se había formado, pero se mantuvo so pretexto de lucha contra el terrorismo, que era como  cazar zorros  con tanques.  Más seria es la evolución producida tras los fracasos de Irak, Siria, Libia y Afganistán,  con la formación de una alianza –con difícil  futuro a la larga–, entre Rusia, China y, ahora, Irán. Además,  tanto el centro de la economía como el foco de las grandes tensiones mundiales (“globales”) se ha trasladado del Atlántico (la OTAN se refiere al Atlántico norte) al Pacífico,  y de la desaparecida URSS a la pujante China. En ese escenario, la UE pierde importancia, salvo en relación con  la potencial amenaza rusa (pero de momento la amenaza es la inversa).

Para Francia y la UE se trata de replantearse su papel en el mundo. La UE solo puede funcionar en torno al eje Berlín-París. Históricamente, la rivalidad entre Alemania y Francia por los territorios intermedios desde la disolución del imperio de Carlomagno ha sido la principal causa de guerra en Europa, que parece superada después de la SGM. En torno a ese eje giran otros estados más o menos voluntariamente satelizados en cuanto que sacan más beneficios que perjuicios de su posición (aunque el despotismo de Paris-Berlín hacia Polonia y Hungría indica problemas internos crecientes). En el conjunto de tensiones europeas, la posición de España es muy particular. La UE no deja de ser una herencia de la II Guerra Mundial, incluso de la primera, en las que España no participó. Esta particularidad histórica resume muchas otras, e impone un replanteamiento general de la posición y orientación internacional de nuestro país.

 

Pío Moa | Escritor

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