Luis Antequera: «La leyenda negra es el arma más importante que existe hoy contra todo lo hispano y católico

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«La leyenda negra en este momento es el arma más importante que existe contra todo lo hispano, y me atrevo a decir que, incluso, contra todo lo católico, dada esa identificación que existe entre hispano y católico. Claro que sigue existiendo. Y, lamentablemente, diría que más agrandada que nunca, y que no hace más que crecer, crecer y crecer. Crece en Hispanoamérica, crece en España, crece en todo el mundo. Y eso, en parte, es debido a que ha habido pocas personas, -y no excesivamente eficaces- a la hora de defender a España de esta leyenda negra que le persigue por doquier» ha señalado el escritor e hispanista Luis Antequera al canal de You Tube Alto y Claro Tv

Además, Luis Antequera ha afirmado:

El 57% del planeta descubierto

  • España, lo primero que descubre es el Atlántico. Esto lo pasamos por encima de ello con muchísima ligereza. Más allá de las Canarias no sabíamos cómo era el Atlántico.Nadie sabía cómo era el Atlántico.
  • Luego se descubre el tornaviaje Atlántico. De eso no habla nadie. Hay que ir a América, pero hay que volver. Porque en la mar, los caminos de ida no son los caminos de vuelta. En la mar se va por una ruta y se vuelve por otra completamente diferente. Había que descubrir cómo se iba a América y había que descubrir cómo se volvía de América. Porque sabemos muy bien que cómo se iba a América lo descubre Cristóbal Colón. Pero, ¿quién descubre cómo se vuelve de América? No lo descubre Cristóbal Colón. Antes que Cristóbal Colón, llega de América a España, Martín Alonso Pinzón, que llega a Bayona que, por cierto, es al puerto al que tenía que llegar.
  • Luego hay que descubrir América. Y descubrir América es descubrir el segundo continente más grande del mundo. De norte a sur. De este a oeste.
  • Luego hay que atravesar América. Una vez atravesado América, y encontrado el paso hacia el Pacífico, hay que descubrir el Pacífico, que es el océano más grande del mundo. Hay que navegar el Pacífico. Hay que ir desde América hasta Asia.
  • Una vez que se está en Asia, hay que volver de Asia a América. Y ese tornaviaje sí fue muy complicado. El tornaviaje asiático costó cuarenta y cinco años encontrarlo. Se podía ir desde América hasta Asia, pero no se podía volver de Asia a América. Era necesario dar toda la vuelta al mundo, volver por la ruta portuguesa, o hacer caminos de tierra para completar la singladura. Porque de Asia a América no se descubre hasta 1565, que lo hace Andrés Urdaneta, nuevamente un navegante español, en este caso, además, fraile.

Balance de España en América

  • Si tuviéramos que hacer un balance final de la obra española en América, es completamente positivo para América.
  • Se habla mucho del oro y la plata que vienen a España. Y de ese oro y de esa plata que se encuentra en América, viene el «quinto real», que eso era un impuesto, como sigue habiendo hoy día, por cierto. Recuerdo que, en este momento, un español está pagando un 50% de impuestos. Un 50% de nuestras rentas forman parte de lo que tenemos que pagar de impuestos. Entonces, el impuesto era el quinto real. Era un 20% nada más. Eso es lo que viene a España. El resto se queda en América. Y es muy productivo para América. Con ese oro se construyen caminos, se construyen ciudades, se construyen catedrales en las que está todavía ese oro.
  • Y, además, da lugar ese oro y esa plata a lo que se da en llamarlo actualmente, –y muy bien denominado–, «la primera globalización del mundo», que es, por fin, y por primera vez en la historia, el comercio entre Asia, América y Europa, que fue posible gracias a los españoles, a las exploraciones españolas, a las expediciones españolas, y también gracias, efectivamente, a los descubrimientos metalíferos que los españoles hicieron en América.

Leyenda Negra

  • Bueno, la leyenda negra se nutre de relatos ingleses, de relatos franceses, de relatos holandeses, de relatos españoles, etc. Se nutre de este tipo de relatos. Pero que España, con ese poderío absolutamente increíble y total que tuvo en aquel momento, -en los siglos XV al XVIII-, del mundo, tenga una leyenda negra como la que tiene, no es nada que nos deba escandalizar, ni nos deba preocupar, ni nos deba llamar la atención. Es lo normal. Cuando se gobierna el mundo de la manera abrumadora que lo hicieron los españoles durante tres siglos completos, lo normal es tener esa leyenda negra. Es lógico que las personas que no participan de ese poderío, acuñen historias, acuñen enfoques que sirvan para denigrar, para perjudicar a la potencia dominante, como actualmente vemos ocurrir, por ejemplo, con los Estados Unidos.
  • Lo que es verdaderamente llamativo, singular, y descriptivo de la leyenda negra española es que seamos los propios españoles los que la hayamos acogido con tanto cariño y con tanto afecto. Esto no se entiende. No conozco a ningún otro país que haya acogido su propia leyenda negra con tanta satisfacción.
  • ¿Por qué ocurre esto? Bueno, se pueden buscar una serie de factores: La falta de patriotismo que hay en España es un factor fácilmente comprensible. España, según algún estudio realizado por la Universidad de Gotemburgo, aparece, en estos momentos, como el país menos patriota de toda Europa, el país dónde sus nacionales quieren menos a su país de toda Europa. Este escaso patriotismo, evidentemente, es un factor que facilita que absorbamos con tanta ligereza y con tanta alegría nuestra leyenda negra; En segundo lugar, nuestro espíritu cainita y envidioso. No somos más envidiosos que el resto del mundo como creemos, pero sí somos algo más envidiosos que otros países del mundo. Aquí la envidia encuentra un caldo de cultivo que es propicio. Y denigrar a los españoles que han sido mejores que nosotros –en algún momento de la historia lo han hecho mejor que nosotros– es una forma clara de envidia. Está clarísimo; Y, en tercer lugar, la decadencia española. Evidentemente es un país que es decadente, porque desde el siglo XIX, por desgracia, España se bate en decadencia. Esa decadencia española hace también más propicio el hecho de que estemos dispuestos a aceptar historias negativas y denigrantes que cuentan de nosotros.

Isabel La Católica

  • Isabel la Católica es una figura singular y providencial de la historia. Sin Isabel la Católica todo esto habría sido completamente diferente. Probablemente España habría constituido en América algo más parecido a lo que luego las futuras potencias colonizadoras establecieron en los distintos territorios que colonizaron. Pero está la figura de Isabel la Católica que es absolutamente singular.
  • Efectivamente, desde el primer momento, Isabel la Católica, consiguió que todas aquellas personas que habitaban aquellas tierras eran sus súbditos. Y esto es algo bastante más importante de lo que podamos pensar. Estar directamente sometido al soberano era una gran ventaja. Era el estatus más preciado que podía tener entonces un ciudadano. Isabel la Católica convierte a los indígenas americanos en súbditos de ella. Prohíbe toda forma de feudalismo, prohíbe toda forma de señorío. Es un estatus fabuloso. Entonces era el mejor estatus que se podía tener. Y no solo eso, sino que, desde el primer momento, Isabel la Católica, no solo promueve la defensa de los indios, -y el hecho de que respondan directamente ante la Corona-, sino que propicia, fomenta, pide, hasta exige que se produzca la inmediata fusión racial entre los españoles que van a América y los americanos que ya están allí.

Indigenismo

  • ¿Qué es lo que pasa con el indigenismo? El indigenismo es lo contrario de lo que fue la labor española. La labor española fue una labor de unificación. España constituye en América apenas cuatro virreinatos. Solo cuatro virreinatos para el que es el continente más grande del mundo. Cuatro virreinatos, además, que estaban perfectamente interrelacionados, que navegaban en la misma dirección.
  • El indigenismo es lo contrario, porque es que América está llena, absolutamente llena, de grupos indígenas diferentes. Solo la Constitución boliviana menciona más de treinta grupos tribales. Extendamos esto a todas las naciones que hoy día forman parte del ámbito hispánico. El indigenismo, por lo tanto, tiene una fuerza centrífuga, que es exactamente lo contrario de lo que España aportó a América, que es una fuerza centrípeta, de unión. Una fuerza hacia adentro, hacia la unidad.
  • El indigenismo es exactamente lo contrario de lo que España propugnó en América. Por lo tanto, es bastante lógico que, en un momento en que las diversas etnias y tribus americanas buscan su reconocimiento, y buscan su diferenciación con la tribu vecina, lo hagan naturalmente denigrando la labor unificadora que hizo España en su momento.

Guerras de independencia

  • Las guerras emancipadoras americanas son guerras civiles entre españoles. Los indios no toman parte en ellas. Y más bien se detecta, una cierta proclividad del indio hacia la Corona, en favor de la Corona española. Están más por el aval, por la garantía, por la defensa que de sus derechos emana de la Corona española, que de la que emana de los españoles que están en América. Es una guerra civil entre españoles. Es una guerra entre la Corona y los criollos. Y eso es lo que son los movimientos de emancipación americanos, por encima de todas las cosas.
  • Lo que pasa es que luego esas élites hispanas que se quedan gobernando esos nuevos países, esos países de nueva creación en América, están muy interesadas en crear una nueva historiografía que les justifique a ellos. Y encuentran la cabeza de turco, ideal y perfecta, precisamente, en la Corona. La encuentran en España. Es decir, ellos se presentan como una especie de libertadores de los indios, frente a la opresión que venía de la metrópolis, que venía de España, que venía de la Corona, cuando, como he dicho, es prácticamente al revés. Es decir, el indio americano confiaba más en la Corona, confiaba más en los funcionarios que provenían de España, que en los propios criollos que ya llevaban varias generaciones en América.

Por su interés reproducimos en su integridad la entrevista del canal Alto y Claro Tv al escritor Luis Antequera:

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