La ansiedad. ¿Una enfermedad del mundo actual? | Albert Mesa Rey

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La ansiedad no es una enfermedad de nueva aparición, pero quizás el trepidante ritmo de vida actual hace que sea mucho más frecuente que en épocas pasadas.  De acuerdo con la OMS, el trastorno de ansiedad afecta a 264 millones de personas a nivel mundial. Según estadísticas, la ansiedad se posiciona como la sexta causa de disminución de años de vida saludable.

La ansiedad es una emoción normal que se experimenta en situaciones en las que el sujeto se siente amenazado por un peligro externo o interno. Todo el mundo ante una situación estresante, o si se siente amenazado por un peligro, ha sentido ansiedad. La ansiedad se da también muchas veces en aquellas personas que están demasiado pendientes del otro, de si lo complacerán o no.

Algunos especialistas distinguen entre miedo (el sujeto conoce el objeto externo y delimitado que le amenaza y se prepara para responder) y ansiedad (el sujeto desconoce el objeto, siendo la amenaza interna y existe una dificultad en la elaboración de la respuesta).

Dentro de los cuadros clínicos de la ansiedad o alteraciones que cursan principalmente con ansiedad podríamos ver a grandes rasgos los siguientes:

  • La agorafobia es un tipo de trastorno de ansiedad en el que el paciente tiene miedo a lugares abiertos que le producen una sensación de desprotección, provocando así una crisis de ansiedad. El miedo no viene del espacio en el que se encuentra, está más relacionado con la sensación de indefensión al encontrarse en ese lugar y las consecuencias o peligros que pueden conllevar.

De ahí que muchas personas con este trastorno evitan salir de casa y se recluyen en casa casi permanentemente para evitar cualquier tipo de situación que les cause malestar. Dentro del hogar o en un lugar cerrado, se sienten protegidas.

  • El trastorno de ansiedad debido a una enfermedad incluye síntomas de ansiedad o pánico intensos que son directamente causados por un problema de salud físico.
  • El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por una ansiedad y una preocupación persistente y excesiva por actividades o eventos, incluso asuntos comunes de rutina. La preocupación es desproporcionada con respecto a la situación real, es difícil de controlar y afecta a la forma en que el paciente se siente físicamente. A menudo sucede junto con otros trastornos de ansiedad o con la depresión.
  • El trastorno de pánico implica episodios repetidos de sensaciones repentinas de ansiedad y miedo o terror intensos que alcanzan un nivel máximo en minutos (ataques de pánico). El paciente puede tener sensaciones de una catástrofe inminente, dificultad para respirar, dolor en el pecho o latidos rápidos, fuertes o como aleteos (palpitaciones cardíacas). Estos ataques de pánico pueden provocar que a la persona le preocupe que sucedan de nuevo o que evite situaciones en las que han sucedido.
  • El mutismo selectivo es una incapacidad constante que tienen los niños para hablar en ciertas situaciones, como en la escuela, incluso cuando pueden hablar en otras situaciones, como en el hogar con miembros cercanos de la familia. Esto puede afectar el desempeño en la escuela, el trabajo o en la sociedad.
  • El trastorno de ansiedad por separación es un trastorno de la niñez que se caracteriza por una ansiedad que es excesiva para el nivel de desarrollo del niño y que se relaciona con la separación de los padres u otras personas que cumplen una función paternal.
  • El trastorno de ansiedad social (fobia social) implica altos niveles de ansiedad, miedo o rechazo a situaciones sociales debido a sentimientos de vergüenza, inseguridad y preocupación por ser juzgado o percibido de manera negativa por otras personas.
  • En el Trastorno Obsesivo-compulsivo (TOC) los pensamientos estresantes y ansiosos pueden afectar al comportamiento, esto puede ser positivo o negativo dependiendo de cómo lo interprete la persona. El problema es cuando este tipo de pensamientos se convierten en obsesiones específicas basadas en creencias irracionales y excesivas.

Este trastorno se caracteriza por causar ansiedad a partir de obsesiones, y provocar que la persona tenga que realizar esas acciones compulsivamente para disminuir el malestar. Los ejemplos son varios: la obsesión de lavarse o limpieza, la comprobación somática e hipocondríacos, las repeticiones (personas que repiten una y otra vez determinadas acciones) etc.

  • El Estrés Postraumático (TEPT) es una afección de salud mental que algunas personas desarrollan tras experimentar o ver algún evento traumático. Este episodio puede poner en peligro la vida, como la guerra, un desastre natural, un accidente automovilístico o una agresión sexual.
  • Las Fobias específicas se caracterizan por una notable ansiedad cuando la persona se ve expuesta a un objeto o situación específicos, y un deseo por evitarlos. En algunas personas, las fobias provocan ataques de pánico. Un ejemplo de este tipo de fobias sería la Aerofobia o el miedo a volar en aviones.
  • El Trastorno de ansiedad inducido por sustancias se caracteriza por síntomas de ansiedad o pánico intensos que son el resultado directo del uso indebido de drogas, como tomar medicamentos, estar expuesto a una sustancia tóxica o tener abstinencia a causa de las drogas.
  • Otros trastornos de ansiedad específicos y no específicos son un término para la ansiedad y las fobias que no cumplen con los criterios exactos para algún otro trastorno de ansiedad pero que son lo suficientemente relevantes para ser alarmantes y perturbadores.

 

Los factores de riesgo:

Los siguientes factores pueden incrementar el riesgo de padecer un trastorno de ansiedad:

  • Los traumas. Los niños que soportaron maltratos o traumas o que presenciaron eventos traumáticos tienen mayor riesgo de manifestar un trastorno de ansiedad en algún momento de sus vidas. Los adultos que atraviesan un evento traumático también pueden manifestar trastornos de ansiedad.  
  • La acumulación de estrés. Un evento importante, o una acumulación de situaciones estresantes más pequeñas de la vida, pueden provocar ansiedad excesiva. Por ejemplo, la muerte de algún familiar, estrés en el trabajo o preocupaciones continuas por la situación financiera.  
  • La personalidad. Las personas con determinados tipos de personalidad son más propensas a sufrir trastornos de ansiedad que otras personas.  
  • Otros trastornos mentales. Las personas que padecen otros trastornos mentales, como depresión, a menudo también padecen un trastorno de ansiedad.
  • Tener familiares consanguíneos que padecen un trastorno de ansiedad. Los trastornos de ansiedad pueden ser hereditarios.  
  • Las drogas o el alcohol. El consumo o el uso indebido o la abstinencia de drogas o alcohol pueden provocar o empeorar la ansiedad.

El Diagnóstico:

El diagnóstico de un trastorno de ansiedad se basaría en realizar un examen psicológico. Esto implica hablar sobre los pensamientos, sentimientos y comportamientos del paciente para ayudar a identificar un diagnóstico y detectar las complicaciones relacionadas. Los trastornos de ansiedad a menudo se producen junto con otros problemas de salud mental, como la depresión o el abuso de sustancias, lo que puede complicar la determinación del diagnóstico.

Muchos médicos utilizan los criterios del DSM-5, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, DSM-5), publicado por American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría), para diagnosticar un trastorno de ansiedad.  

Los síntomas:

Los síntomas más corrientes de un estado de ansiedad son: las palpitaciones, la sensación de ahogo, la angustia y las fobias. Otros síntomas que pueden padecer los pacientes afectos de ansiedad son: náusea, sentirse a punto de desmayar, dolor intenso en el pecho, también pueden sentir sudoración profusa, hormigueo en los dedos, visión borrosa y zumbido en los oídos.

El Tratamiento:

Los dos tratamientos principales para los trastornos de ansiedad son la psicoterapia y los medicamentos. Es posible que el paciente obtenga los mayores beneficios con una combinación de ambos. Puede que sea necesario probar para descubrir cuáles tratamientos funcionan y son los más adecuados para cada paciente.

La psicoterapia, también conocida como terapia del habla o asesoramiento psicológico, la psicoterapia incluye el trabajo con un terapeuta para reducir los síntomas de ansiedad. Puede ser un tratamiento eficaz para la ansiedad.

La terapia cognitiva conductual (TCC) es la manera más eficaz de la psicoterapia para tratar los trastornos de ansiedad. Generalmente la TCC es un tratamiento a corto plazo y se enfoca en enseñarte técnicas específicas para mejorar tus síntomas y poder gradualmente volver a las actividades que evitabas como consecuencia de la ansiedad.

LA TCC incluye terapia de exposición en la que gradualmente encuentras el objeto o la situación que provoca tu ansiedad, de modo que desarrollas confianza para controlar la situación y los síntomas de ansiedad.

Los medicamentos que se usan son de varios tipos para ayudar a aliviar los síntomas, según el tipo de trastorno de ansiedad que padezca y si también hay otros problemas de salud física o mental. Por ejemplo, ciertos antidepresivos también se utilizan para tratar los trastornos de ansiedad.

Se puede recetar un medicamento contra la ansiedad llamado buspirona. Es un ansiolítico del grupo de las azapironas y que no está relacionado con las benzodiazepinas, los barbitúricos u otros agentes ansiolíticos.

En ciertas circunstancias, el médico puede recetarte otros tipos de medicamentos, como sedantes, también llamados benzodiazepinas o betabloqueadores. Estos medicamentos sirven para el alivio a corto plazo de los síntomas de ansiedad y no están diseñados para usarse a largo plazo.

¿Cómo prevenirla?

No es posible prever con certeza, qué causa que una persona presente un trastorno de ansiedad, pero se pueden tomar medidas para reducir el impacto de los síntomas si uno se siente ansioso:

  • Pedir ayuda enseguida. La ansiedad, como muchos otros trastornos mentales, puede ser más difícil de tratar cuanto más se demore en diagnosticarla y tratarla.
  • Mantenerse activo. Participar en actividades en las que uno disfrute y que le hagan sentirse bien con uno mismo. Disfrutar la interacción social y sus afectos, que pueden aliviar las preocupaciones.
  • Evitar el consumo de alcohol o drogas. El consumo de alcohol y drogas puede provocar ansiedad o empeorarla. Si se es adicto a cualquiera de estas sustancias, la idea de dejar de consumir puede hacer que se sienta ansioso. Si no puede dejar de consumir por su cuenta, consultar con su médico o buscar un grupo de apoyo para que le ayuden.

Albert Mesa Rey | Escritor

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