El Sol | Albert Mesa Rey

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

Según indica el Observatorio Astronómico Nacional (OAN), el 20 de marzo a las 16:33 hora peninsular tuvo lugar el «Equinoccio de Primavera«, que es cuando la duración del día y la noche son iguales. La primavera durará 92 días y 18 horas, los días continuarán alargándose poco a poco hasta el próximo 21 de junio, momento en el que se producirá el “Solsticio de Verano” que será el día más largo del año.

Cada mañana sale por el Este y si madrugamos nos proporciona el bello espectáculo del amanecer. Lo he visto salir por el horizonte en el mar, desde el momento en que apunta hasta que se eleva con toda su majestad. En mi lejana juventud de alpinista, recuerdo la emoción que me causó ver el amanecer desde la cumbre del Mont Blanc a 4.808 metros de altitud.

He visto hermosos atardeceres, pero ninguno como aquel que junto a mi mujer disfrutamos en Santorini. La caldera del volcán sumergido parecía volver a arder. El mar se tiñó de rojo y oro. Fueron unos momentos sublimes.

Desde la más remota antigüedad, la humanidad ha sido consciente de la importancia que tiene el “Astro Rey” para la vida. La arqueología ha desenterrado muchas estructuras antiguas alineadas con los cuerpos celestes que sugieren firmemente la idea de que esas personas adoraban las estrellas, el Sol y la Luna. Las piedras de Stonehenge, por ejemplo, están alineadas con la aparición del Sol en los solsticios de verano y de invierno.

Por poner solo unos ejemplos de culturas antiguas que adoraron al Sol, podríamos mencionar, sin intención de ser exhaustivos a: Amón-Ra lo fue para los antiguos egipcios. Para los Aztecas Huitzilopochtli era el dios del sol y de la guerra. Inti era lo para los Incas. Kinich Ahau era el dios del Sol y patrono de la música y la poesía para los Mayas.

                                          

            Amon-Ra                 Huitzilopochtli                                   Inti                            Kinich Ahau

¿Pero que sabemos nosotros sobre el sol?

Supongo que, si preguntamos a algún turista nórdico de los que visitan nuestras playas, quizás nos diga que es el complemento a la sangría y la paella por lo que ha pagado a una agencia de viajes, mientras su piel adquiere los tonos de una gamba de Garrucha. Pero no es esa la definición que buscamos.

Yo he preguntado a mis nietos: Nerea (10 añitos) dijo: “Que el Sol es una estrella que da luz y calor y que es una fuente de energía renovable”; Yago (9 añitos) dijo: “Es una estrella, una gran bola de fuego” y el benjamín de ellos, Leo (4 añitos) dijo: “¡Eto-queta-í!” señalando con el dedito hacia donde estaba el Sol, (que para los que no habláis el “leoniqués” significa “¡Esto que está ahí!). ¡Clarividente!

Si preguntamos a los especialistas, los astrónomos, nos dirán: “El Sol es una estrella que se encuentra en la fase denominada “Secuencia Principal”, con un tipo espectral G2 y clase de luminosidad V, por tanto, también es denominada como enana amarilla.

                          

Se formó hace entre 4.567,9 y 4.570,1 millones de años y permanecerá en la “Secuencia Principal” aproximadamente 5.000 millones de años más.

Es una estrella compuesta en tres cuartas parte de hidrogeno, el resto es helio y pequeñas cantidades de otros elementos químicos más pesados como el oxígeno, hierro, carbono, etc. El Sol, consume hidrógeno en reacciones de fusión convirtiéndolo en helio. Cuando el suministro de hidrógeno en el núcleo finalice, el Sol comenzará a expandirse y su superficie se enfriará. Como resultado, se convertirá en una gigante roja. Se estima que el Sol se volverá lo suficientemente grande, como para engullir las órbitas actuales de Mercurio, Venus y posiblemente la Tierra.

El Sol tiene una forma prácticamente esférica, se estima en que tiene un radio de 696.340 Km, es decir, es unas 109 veces mayor que La Tierra y su masa supone el alrededor del 99,86% de la masa total del Sistema Solar (eso incluye a todos los planetas, satélites, asteroides, cometas y polvo que orbitan alrededor suyo).

Está a una distancia media de La Tierra de 15 millones de Km. aproximadamente (149.597.870.700 metros definida exactamente por la Unión Astronómica Internacional). Esta distancia, se define como la “Unidad Astronómica” (con símbolo au), y es la unidad de longitud que se utiliza en astronomía para las dimensiones típicas del Sistema Solar. La luz recorre esta distancia en 8 minutos y 20 segundos. Recordemos que la luz recorre aproximadamente 300.000 Km en un segundo.

Estructura del Sol.

Para facilitar el estudio y la comprensión de las características del sol, su estructura se divide en 6 capas. Se distribuye en zonas muy diferenciadas y comienza desde el interior. Vamos a dividir y señalar las características principales de las distintas capas.

  • Núcleo del sol: Su tamaño es aproximadamente 1/5 del radio del sol. Aquí es donde se genera toda la energía irradiada por la alta temperatura. La temperatura aquí ha alcanzado los 15 millones de grados centígrados. Además, la alta presión lo convierte en un área equivalente a un reactor de fusión nuclear.
  • Zona radiactiva: La energía del núcleo se propaga por un mecanismo de radiación. En este campo, todas las sustancias existentes se encuentran en estado de plasma. La temperatura aquí no es tan alta como en el núcleo del Sol, pero alcanza alrededor de 5 millones de grados centígrados. La energía se convierte en fotones, que son transmitidos y reabsorbidos muchas veces por las partículas que componen el plasma.
  • Zona convectiva: Esta área es la parte que alcanzan los fotones del área de radiación y la temperatura es de aproximadamente 2 millones de grados centígrados. La transferencia de energía pasa a ser por convección, porque la materia aquí no está tan ionizada. La transferencia de energía impulsada por convección se produce por el movimiento de vórtices de gas a diferentes temperaturas.
  • Fotosfera: Es parte de la superficie aparente de la estrella. Se puede ver la fotosfera a través del telescopio, siempre que se tenga instalado un filtro al efecto de proteger la visión.
  • Cromosfera: Es la capa más externa de la fotosfera, que es equivalente a su atmósfera. La luminosidad aquí es más roja, el grosor es variable y el rango de temperatura está entre 5 y 15.000 grados centígrados .
  • Corona: Es una capa que tiene una forma irregular y se extiende sobre múltiples radios solares. Visible a simple vista, su temperatura es de unos 2 millones de grados centígrados. No está claro por qué la temperatura de esta capa es tan alta, pero parece estar relacionado con el fuerte campo magnético generado por el Sol.

Las capas que conforman el Sol.

Importancia biológica de la luz solar:

Nuestro planeta se encuentra en una estrecha franja que se denomina “Zona de Habitabilidad” alrededor de la estrella que orbita (el Sol en nuestro caso). Es una estrecha zona en que la radiación y la temperatura permiten el agua en estado líquido sobre la superficie de cualquier planeta (o satélite) rocoso que se encontrase en ella y que contase con una masa comprendida entre 0,5 y 10 M⊕ y una presión atmosférica superior a 6,1 mbar.

La vida sin el Sol sería total y absolutamente imposible. Entre las muchas implicaciones y beneficios para la vida que tiene la presencia del Sol y su radiación emitida, solo citaré algunos para no ser muy exhaustivo, pero hay más, muchos más incluso fuera del ámbito de la biología.

La luz que nos llega del Sol es la energía que necesitan las plantas para realizar la fotosíntesis. Por medio de este proceso bioquímico, la energía de la luz se convierte en energía química en forma de azúcares. En un proceso impulsado por la energía de la luz, por acción de la clorofila, se crean moléculas de glucosa (y otros azúcares) a partir de agua y dióxido de carbono mientras que se libera oxígeno como subproducto. Las plantas están en la base de la cadena trófica que sustenta la vida en el planeta.

 

La luz diurna tiene un importante efecto en los ritmos circadianos. En general, el género humano es un animal diurno. Nuestro sentido de la vista está mejor adaptado a la vida diurna. También nuestras constantes vitales y la liberación hormonal están muy afectadas por esa “vida diurna”.

La luz diurna tiene un efecto psicológico positivo ampliamente aceptado en el ser humano. En consecuencia, es mayor el número de problemas de salud mental registrados en los meses de invierno, dado la disminución de las horas de luz diurna. La falta de luz solar es causa de muchas veces de desánimo, apatía, cansancio injustificado y hasta de períodos de depresión que no suelen manifestarse en frecuencia en otras épocas del año.

La vitamina D está representada por dos compuestos liposolubles: vitamina D3 (colecalciferol) y la vitamina D2 (ergocalciferol):

  • La vitamina D3 es producida en la piel del ser humano y de otros animales, a partir del 7-deshidrocolesterol (derivado del colesterol) por acción los rayos UVB (290-310 nm) de la luz solar.
  • La vitamina D2 se produce en las plantas, en los hongos y en las levaduras por la irradiación solar a partir del ergosterol.

La vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el calcio tan importante para los huesos. La deficiencia de vitamina D puede causar osteoporosis en adultos o raquitismo en niños.

Para finalizar este artículo permíteme amable lector un poco de poesía:

 

Para y óyeme ¡oh Sol! yo te saludo

Y estático ante ti me atrevo a hablarte;

Ardiente como tú mi fantasía,

Arrebatada en ansia de admirarte,

Intrépidas a ti sus alas guía.

 

¡Ojalá que mi acento poderoso,

Sublime resonando,

Del trueno pavoroso

La temerosa voz sobrepujando,

¡Oh sol!, a ti llegara

Y en medio de tu curso te parara!

¡Ah! si la llama que mi mente alumbra

Diera también su ardor a mis sentidos,

Al rayo vencedor que los deslumbra,

Los anhelantes ojos alzaría,

Y en tu semblante fúlgido atrevidos

Mirando sin cesar los fijaría.

 

¡Cuánto siempre te amé, sol refulgente!

¡Con qué sencillo anhelo,

Siendo niño inocente,

Seguirte ansiaba en el tendido cielo,

Y extático te vía

Y en contemplar tu luz me embebecía!

 

De los dorados límites de Oriente,

Que ciñe el rico en perlas Océano,

Al término asombroso de Occidente

Las orlas de tu ardiente vestidura

Tiendes en pompa, augusto soberano,

Y el mundo bañas en tu lumbre pura.

Vívido lanzas de tu frente el día,

Y, alma y vida del mundo.

José de Espronceda. Himno al Sol.

Albert Mesa Rey | Escritor

Deja un comentario