La crisis de suministros china rompe la cadena comercial a las puertas de Navidad

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

La crisis de la cadena de suministro amenaza con un colapso logístico y compromete el calendario comercial. Una de cada tres fábricas de Inditex está en China. El 62 % de proveedores de Amazon España son del país asiático. 

Encarecimiento de los productos
Escasez de algunas materias primas, atascos en los puertos, falta de transportistas, cuellos de botella, inflación en los precios de los envíos… La suma de distintos elementos está generando un colapso logístico a nivel global que está comprometiendo las expectativas de regreso a la normalidad de la economía. La fragilidad actual de las cadenas de suministro es tal que está llevando a muchas marcas y empresas a adaptar sus estrategias con el objetivo de evitar peligros para sus negocios.

Además, el sistema productivo mundial ha tenido que reiniciar sus motores. Y ese impasse que el mundo está recorriendo, desde el freno de emergencia pulsado por la pandemia a la recuperación de la velocidad de crucero, ha condenado a medio mundo a una sequía de productos y, por lo tanto, a un encarecimiento de los pocos que están llegando a los estantes de nuestras tiendas, o a los lineales de nuestros supermercados.

Los puertos chinos son hoy un embudo en el que cientos y cientos de contenedores se acumulan, sin que haya barcos suficientes para desatascar el tapón de mercancía. El eslabón del comercio se ha fracturado, y la cadena que unía China con Francia, Alemania o España se ha seccionado.
A poco más de un mes para que los centros comerciales, las tiendas y las calles se llenen de luces y despierten el entusiasmo consumista previo a la Navidad, los almacenes están más vacíos que en años anteriores.

Inditex, Mango o Amazon, afectados

Una crisis de la que no se salva nadie. Es más, grandes grupos textiles españoles tratan a contrarreloj de minimizar el impacto de su dependencia china. Una de cada tres fábricas de Inditex se ubica en suelo chino. Lo mismo ocurre con otros como Mango, que con un 25 % de producción china busca trasladar la producción a otros países, de manera temporal.
Otro gran gigante afectado es Amazon. El puerto principal de la compañía de Jeff Bezos ha permanecido totalmente cerrado hasta el pasado 24 de junio. El caso del gigante del comercio electrónico es un tanto especial. Seis de cada diez proveedores que trabajan para Amazon España, son chinos.
Además, la compañía está pagando su dependencia china por partida doble. Todos los productos que envía a sus clientes llegan dentro de cajas de cartón, un producto que se ha encarecido un 40 % por la crisis de las materias primas.
Escasez y atascos

Productos como las tarjetas gráficas, los móviles o los coches eléctricos están viendo paralizada su producción o incrementado el precio de su comercialización. La razón de ello es la escasez mundial de semiconductores y la falta de microchips, empleados en un gran número de los dispositivos que utilizamos diariamente. Los cierres en las plantas fabricantes de estos productos, muchas de ellas ubicadas en Asia, por brotes de coronavirus han generado cierto nivel de desabastecimiento que está impidiendo el correcto funcionamiento de la cadena de suministro. Toyota, por ejemplo, ha frenado la producción un 40% por falta de componentes clave.

Pero los cierres temporales por el virus en Asia, especialmente China, no han afectado únicamente a las plantas de producción, sino también a los sistemas de transportes. Algunos puertos se han visto obligados a suspender sus servicios debido a brotes y contagios entre los trabajadores, lo que ha ocasionado atascos de buques cargados de contenedores en alta mar. Además, los expertos señalan que no hay suficientes barcos ni contenedores -o estos están parados donde no son necesarios- para satisfacer la creciente demanda de consumo actual. Se estima que el transporte marítimo mueve el 80% del comercio mundial de mercancías.

Las fábricas chinas han recortado el consumo de energía por su encarecimiento

Muchas navieras se han visto obligadas a renovar su flota de contenedores este año, al no tener oportunidad de hacerlo el pasado, lo que ha disparado la demanda de materiales como el acero y el aluminio, necesarios para su fabricación. Esto ha llevado a que las fundiciones, en su mayoría chinas, no den abasto y además vean limitada su capacidad de producción por los recortes en el consumo de energía, debido al encarecimiento de esta.

A esto se suma la escasez de mano de obra especializada. Y es que, al comienzo de la emergencia sanitaria, muchas personas fueron despedidas y no han podido regresar a sus puestos de trabajo a pesar del reinicio de la actividad. El miedo al contagio o el rechazo a unas condiciones laborales duras y al trato deficiente durante los últimos meses son algunos de los motivos por los que muchos transportistas han renunciado a sus trabajos. Es más, las principales asociaciones de los sectores del transporte de mercancía por vía marítima, aérea y por carretera han enviado una carta abierta a las Naciones Unidas advirtiendo de un “colapso global del sistema de transportes” si los gobiernos no devuelven la libertad de movimientos de transportistas y les priorizan en el reparto de vacunas.

Todo ello ha provocado que se dispare el precio del envío de mercancías, especialmente por la vía marítima. Según Bloomberg, los gastos de envío de un contenedor de mercancías de Asia a Europa se han multiplicado por 10 respecto al mes de mayo de 2020, mientras que para la ruta el coste entre Shanghái y Los Ángeles se ha incrementado hasta 6 veces más. Tal y como apunta la consultora Expense Reduction Analystc, el flete medio de contenedores de 40 pies se ha situado durante todo el año en los 9.000 dólares. Esto provoca que los exportadores eleven sus precios e incluso cancelen algunos envíos. Así, se estima que la congestión de los puertos y las rutas de transporte marítimas podría prologarse hasta finales de este año o comienzos de 2022.

Deja un comentario