Un poco de luz en la factura de la LUZ | Eusebio Alonso

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En el artículo «Crónica de un apagón anunciado», publicado en este mismo medio el 5/Nov/2021, ya se trató, de forma tangencial, el tema de la producción de energía eléctrica en España. En el artículo de hoy quisiera aportar más información sobre el tema, hacer un análisis de la factura de electricidad y discutir posibles opciones de abaratamiento de ésta a corto y medio plazo. Quiero pedir disculpas de antemano al amable lector por la extensión de este nuevo articulo.

A modo de resumen de la situación, habría que mencionar algunas decisiones energéticas de transcendencia. Decisiones tomadas por gobiernos de izquierda, que la derecha no se ha atrevido, o no ha querido derogar cuando tuvo oportunidad de hacerlo. Estas decisiones obedecen más a fundamentos de tipo ideológico, secundando a la despiadada agenda 2030, que a consideraciones de optimización energética y de bienestar social; y se traducen en lo siguiente:

  • Aplicar el sistema marginalista que rige el mercado eléctrico europeo. Este funciona de forma que la tecnología de generación más cara, fija el precio del resto de las fuentes en subasta, con lo que las compañías eléctricas que producen poca energía con gas, pero que cobran toda su generación a ese precio, obtienen injustamente lo que se conoce como «beneficios caídos del cielo«.
  • Eliminar rápidamente las centrales térmicas que usan carbón como combustible por considerarlas muy contaminantes. Ya solo quedan 2 operativas en todo el territorio nacional.
  • Parar el programa de construcción de nuevas centrales nucleares. Ya solo quedan operativas 7 que están en Almaraz (2), Ascó (2), Cofrentes, Vandellós y Trillo. Centrales, cuya vida útil ya no es muy larga.
  • Mantener en operación 7 centrales térmicas que usan gas natural.
  • Hacer una apuesta por las energías renovables como son la eólica, la solar y la hidráulica. Especialmente las dos primeras, ya que la infraestructura asociada a la producción de energía eléctrica de origen hidráulico se creó ampliamente en tiempos de Franco, y no tengo noticia que se hayan construido muchos más embalses ni pantanos tras la muerte de éste. Tal vez, esto haya sido para evitar las temidas comparaciones. No hay que omitir que la existencia de embalses y pantanos, necesarios para la producción de energía hidráulica, también proporcionan otro importante beneficio social que es el de disponer de una reserva de agua imprescindible para el consumo de la población.

Las energías renovables tienen la ventaja de que contaminan poco y que el combustible usado para hacerlas funcionar: viento, sol y agua, lo proporciona la madre naturaleza de manera gratuita. Las centrales de energía renovable precisan unos costes de instalación y de mantenimiento moderados, y tienen unos costes de operación muy bajos. En contrapartida, también tienen, al menos, un par de inconvenientes notables:

  • El primero es el problema de disponibilidad, ya que cuando el viento, el sol y el agua no son suficientes, la energía producida puede ser, y de hecho lo es, insuficiente para satisfacer el abastecimiento deseado.
  • Podríamos pensar en subsanarlo, ampliando el parque de centrales renovables, pero ahí aparece el segundo problema. Al día de hoy, no existen dispositivos de almacenamiento de grandes cantidades de energía eléctrica, lo que haría que esta estrategia fuese inútil, ya que la energía que se produjese en exceso habría que malgastarla, en buena medida, al no poderse almacenar. Este problema es también común a otro tipo de centrales, aunque resulta más grave en el caso de las energías renovables, como consecuencia del problema de disponibilidad de éstas.

Como resultado: realizar nuevas inversiones en energía renovable podría no ser demasiado rentable. No tendría sentido construir muchas más centrales de este tipo si sabemos que buena parte del tiempo van a estar paradas por falta de disponibilidad de las fuentes de generación o por falta de demanda en determinados tramos horarios.

La foto energética actual es la siguiente: en 2021 se produjo, de forma renovable, el 46,6% de la electricidad usada en España. El resto, el 53,4%, se ha producido mediante centrales térmicas y nucleares, o se ha comprado a nuestros vecinos. Esta dependencia exterior supone una pérdida de soberanía energética y un aumento de vulnerabilidad, que incrementa la probabilidad de ocurrencia de un apagón eléctrico en el futuro. Para subsanar o aliviar este problema, tal vez la única opción que tengamos para poder disponer de una energía a precio asequible sería reabrir el programa de construcción de centrales nucleares, completando, a medio plazo, las carencias energéticas en España. Un coctel equilibrado entre renovables y nucleares sería la solución perfecta, sin renunciar, en menor medida, a otras opciones de generación que permitan diversificar riesgos y mejorar la respuesta de la red eléctrica a cambios puntuales en la demanda.

Llegados a este punto, creo que puede resultar de utilidad para el consumidor común revisar los conceptos de la factura eléctrica. Intentaré reducir los términos técnicos al mínimo posible.

Conceptos de la factura de electricidad

Lo primero que tiene que distinguir el consumidor poco experto es la diferencia entre potencia contratada y energía consumida. Estos valores son los que fundamentalmente van a condicionar el coste de la factura de electricidad.

La potencia contratada se mide en kilovatios (KW) y es la máxima energía que una determinada instalación puede entregar en la unidad de tiempo. En términos coloquiales, determina el número de electrodomésticos en funcionamiento que se pueden conectar a la red eléctrica a la vez sin que el limitador de la instalación corte por sobrecarga.

La energía consumida se mide en kilovatios hora (KWh) y representa la cantidad de energía que se ha consumido en una instalación en un periodo de facturación.

Discriminación horaria es la modalidad de contratación en la que existen tres franjas horarias: punta, llano y valle, en las que el precio del KWh de energía consumida pasa por diferentes valores, siendo el de mayor coste el del tramo punta, y el de menor coste el del tramo valle.

Peajes son las tarifas que se aplican en la factura de la luz en concepto de transporte y distribución de energía eléctrica, así como otros costes relacionados con la generación de energías renovables. El precio de los peajes los establece la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia).

Elementos de la factura de electricidad

La factura de electricidad tiene los siguientes apartados:

Facturación por potencia contratada (término fijo). Este incluye los cargos y los peajes por potencia contratada, así como el margen de la comercializadora. El valor unitario de cargos y peajes, en cada uno de los tramos de punta y valle se multiplican por el número de KW contratados y por el número de días de la factura. Los resultados parciales obtenidos se suman entre sí y se añade el margen de la comercializadora para obtener la cuantía del término fijo.

Facturación por energía consumida (término variable). Este incluye los cargos y los peajes por energía consumida. El valor unitario en cada uno de ellos, cargos y peajes, se multiplica por el número de KWh consumidos en cada uno de los tramos: punta, llano y valle.  Los resultados parciales obtenidos se suman entre sí para obtener la cuantía del término variable.

Autoconsumo. Está pensado para contabilizar la energía sobrante, vertida a la red por las instalaciones domésticas de energía fotovoltaica. En la factura existen dos conceptos relacionados:

  • Facturación de energía excedentaria. Esta energía es la producida por la instalación que no se ha consumido a nivel doméstico. Esta energía sobrante, entregada a la red eléctrica fotovoltaica, se bonifica a precio “mayorista”.
  • Ajuste del límite de compensación. Donde se descuenta de la devolución del apartado anterior el precio de la diferencia entre energía excedentaria y la consumida que ha sido obtenida de la red eléctrica. En consecuencia, el usuario estaría entregando esta diferencia de energía, caso de existir, de forma gratuita a la red. Esto disuade la iniciativa de competir con las electricas, montando una minicentral fotovoltaica doméstica, si no se tiene los permisos necesarios. Es decir, pasando previamente por caja.

Descuento por bono social. Se aplica a los usuarios que estén en los colectivos de consumidores vulnerables, descuento del 25%, y para los colectivos muy vulnerables o en riesgo de exclusión social, descuento 40%. Este descuento se aplica a la suma de los conceptos de facturación por potencia contratada (término fijo) y energía consumida (término variable). Los descuentos mencionados se han incrementado temporalmente hasta finales de abril como consecuencia del alto encarecimiento de la electricidad. Este bono solo se puede aplicar a contratos PVPC (Precio Voluntario al Pequeño Consumidor) que sustituye al antiguo TUR (Tarifa Último Recurso).

Alquiler del contador. Precio de alquiler del contador de medida en el periodo de tiempo de facturación.

Impuesto de electricidad es un impuesto que grava el consumo de electricidad de igual manera que se hace con el consumo de alcohol o tabaco. No se entiende muy bien su existencia, ya que, a diferencia del alcohol y el tabaco, se estaría gravando injustamente el uso de un producto básico de primera necesidad.

IVA. El IVA que se aplica a la electricidad es del 21%. Si bien, este porcentaje se ha reducido al 10% hasta finales de abril para consumidores cuyo contrato sea de  potencia menor de 10KW.

Opciones de abaratamiento de la factura de electricidad

Entre estas opciones, están las que correspondería tomar a un gobierno sinceramente preocupado por el precio de la energía eléctrica, y otras que caen del lado del consumidor.

Posibles medidas de abaratamiento a corto y medio plazo aplicables por el gobierno

  1. Eliminar inconsistencias y abusos presentes en la factura actual de la electricidad. Me refiero a:
    • Eliminar el impuesto de electricidad ya que el consumo de energía eléctrica es un servicio de primera necesidad, que además está doblemente gravado porque se aplica otro impuesto, como es el IVA, no solo sobre los términos fijo y variable sino también sobre el propio impuesto de electricidad citado.
    • Reducir el IVA para las facturas de electricidad domesticas al menos a un valor del 10% de forma permanente al tratarse de un servicio de primera necesidad.
    • Eliminar los peajes aplicados a los términos de potencia dejando solo los peajes relativos al consumo, ya que solo en la energía consumida se justifica el transporte y la distribución objeto de los peajes.
    • Eliminar el apartado ajuste de excedentes y mejorar el precio de la energía excedente entregada a la red en instalaciones de autoconsumo. Hay margen sobrado para hacerlo. Según están las cosas, son las productoras y comercializadoras eléctricas las que sacan actualmente el mayor beneficio a costa de las instalaciones domésticas de autoconsumo.
  1. Calcular el precio de la electricidad de forma justa. Es abusivo que este precio se calcule asumiendo que toda la electricidad procede de la fuente mas cara (en la actualidad el gas), y que se haga evolucionar su precio de forma directa con el precio de ésta.  No se tiene en cuenta, por ejemplo, que la mitad de la energía eléctrica producida en España es renovable. Es decir, generada a partir de fuentes gratuitas. Sin duda, las compañías electricas se están forrando sin mesura con la complicidad de nuestros gobernantes.
  2. Auditar y crear un impuesto a las compañías eléctricas, como ya existe en países como el Reino Unido, sobre las ganancias extraordinarias de la energía. Éste podría usarse como colchón para compensar el efecto de las subidas ocasionales en el precio de la electricidad.
  3. Invertir en fuentes de producción de energía más económicas garantizando el autoabastecimiento a nivel nacional. Por ejemplo, construir nuevas centrales nucleares aprovechando que la UE ya las considera productoras de energía verde y, mientras tanto, aprovechar al máximo las centrales de energía renovable y las térmicas existentes, aunque éstas últimas funcionen con carbón. Así se está haciendo ya para tratar las situaciones de emergencia en países sensatos como Alemania e Italia.
  4. Participar en programas internacionales de I+D relacionados con nuevas fuentes de energía como la fusión nuclear y el desarrollo de dispositivos de gran capacidad para almacenamiento de energía. Disponer en el futuro de dispositivos de gran capacidad de almacenamiento de energía haría mucho más útiles y eficientes las centrales de energía renovable.

Medidas de abaratamiento al alcance del consumidor

  1. Buscar la mejor oferta comercial. Se puede usar para ello el comparador de ofertas de energía de la CNMC.
  2. Optimizar los hábitos de consumo. Esto se traduce en reducir el consumo al mínimo necesario en el tramo de horas punta. Existen aplicaciones muy útiles para el móvil que permite monitorizar, a cualquier hora del día, el precio que tiene el KWh.
  3. Contratación de dos potencias de suministro. Una potencia baja para la franja punta y mantener la actual para franja valle. Esto es actualmente factible sin sobrecoste y permitirá reducir el término fijo, así como mejorar, de forma automática, los hábitos de consumo en las horas punta.
  4. Poner una instalación fotovoltaica doméstica. Ésta podría incluir, o no, una batería doméstica para el almacenaje local del excedente de energía producida que no se haya consumido, evitando entregarlo a la red. Con ello se mejoraría el autoconsumo e incrementaría la producción de energías limpias. No obstante, es siempre aconsejable hacer un estudio de la amortización y de los riesgos de esta inversión antes de embarcarse en un gasto tan importante, estimando en ese estudio: el ahorro anual obtenido, la vida útil de los componentes de la instalación, los riesgos climatológicos, la estabilidad de la legislación aplicable, etc.
  5. Hacer uso de una batería inteligente a cargar desde la red eléctrica. La batería se cargaría durante el tramo de horas valle y se descargaría, suministrando energía a la instalación doméstica, en las horas punta. Esta opción también requeriría de un estudio de la inversión en función de la necesidad a cubrir, ya que las baterías tienen un coste actual aproximado de 500 € / KWh y su vida media es de unos 10 años. Esta opción tal vez pueda resultar bastante interesante en el futuro cuando se mejore y abarate la tecnología de almacenamiento doméstico.

Nuestro gobierno tiene todos los resortes en su mano para controlar el precio de la energía eléctrica, y no debería olvidar que la soberanía reside en el pueblo español, a quien debería servir, buscando su bienestar por encima de cualquier otra pretendida lealtad. Sin embargo, no parece estar muy interesado en hacerlo. Posiblemente por dos buenas excusas: la proporcionalidad de los impuestos obtenidos con el coste de la factura, necesarios para satisfacer el siempre creciente y cada vez más cuestionable gasto público, y su más que probable vinculación de intereses con el lobby eléctrico, que le suministra, al menos que sepamos, una fuente inagotable de puertas giratorias. Me temo que este gobierno nunca ha sabido pronunciar correctamente las palabras «AUSTERIDAD» y «DECENCIA» cuando habla en primera persona.

La evidencia de que el encarecimiento de la electricidad obedece a un plan perverso, y no solo a la guerra de Putin, es que nuestro «clarividente» gobierno ya elevó el techo del precio de la electricidad de 180 €/MWh a 3000 €/MWh en Mayo de 2021 (Referencia BOE-A-2021-8362). Ya vamos por los 700 €/MWh y la cosa no va a parar ahí. Si a alguien le queda alguna duda de adónde nos lleva la agenda 2030 y su empobrecedora estrategia de transición ecológica, ya va siendo hora de que abra los ojos. Veremos como acaba la inflación en España este año, consecuencia de la escalada de precios en cadena debido al encarecimiento de la energía; si como cabe esperar no se toman medidas eficaces de contención. En mi opinión, a nuestro gobierno nunca se le ocurrirá abaratar ninguna factura motu proprio, le van intereses poderosos en ello, salvo que la sociedad civil, venciendo la pereza, se lo exija de manera decidida y constante en la calle.  Lo creamos o no, para buena parte de la clase política, los ciudadanos que no se dejan ver, simplemente no existen.

Eusebio Alonso | Libre pensador

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