Más que una sentencia: la sociedad civil derrota al poder. Es el triunfo de la libertad de expresión.
La sentencia del Tribunal Supremo (TS) avalando la campaña de Hazte Oír sobre la corrupción de Pedro Sánchez y del PSOE marca un antes y un después en la batalla por la libertad en España. El TS confirma que HO actuó dentro de la legalidad al denunciar públicamente las sospechas que rodeaban a Pedro Sánchez y a su esposa. La resolución demuestra que la sociedad civil conserva fuerza y que ningún Gobierno puede aplastar el derecho a expresar la verdad.
La sentencia certifica que la campaña de la asociación no buscó inducir el voto. Señaló hechos relevantes. Denunció presuntas tramas de corrupción vinculadas al entorno del presidente. Nada más. El Supremo confirma que la libertad de expresión protege esas acciones y que el PSOE no puede silenciar críticas legítimas.
Los camiones de Hazte Oír circularon por Madrid y pasaron frente al Congreso. Mostraron realidades incómodas para el poder político. Expusieron sospechas que ya circulaban en medios y que afectaban directamente al presidente y a su círculo cercano. Ejercieron su responsabilidad ciudadana.
Todo el aparato socialista intentó frenar la campaña desde el primer minuto. Primero acudieron a la Junta Electoral Provincial. Después, a la Junta Electoral Central. En ambos niveles fracasaron. Las instituciones rechazaron sus intentos de censura. Aun así, los socialistas recurrieron al Supremo buscando una última bala política.
La sentencia del Tribunal Supremo sobre sobre la corrupción de Pedro Sánchez muestra que esa bala no funcionó.
El Supremo desmonta la estrategia del PSOE
Los magistrados descartan la versión socialista punto por punto. La sentencia afirma que Hazte Oír jamás pidió el voto para ningún partido. Exponen que la asociación lanzó la campaña meses antes del proceso electoral. Subrayan que el contexto refleja una protesta ciudadana, no una estrategia partidista.
Los jueces también destacan que la crítica política firme forma parte esencial de una democracia. Nadie puede limitarla por descontento ideológico. El tribunal insiste en que la campaña incluía hechos de interés público y que esos datos ocupaban el centro del debate social del momento.
La victoria de HO en el Supremo sobre Pedro Sánchez y el PSOE se evidencia también en la sanción que el tribunal impone al partido. La multa puede alcanzar los 4.000 euros por intentar frenar una campaña completamente legítima. No es una cifra elevada. Sin embargo, tiene un significado simbólico contundente: el poder no puede intimidar ni censurar a quienes denuncian la corrupción.
La resolución recoge que Hazte Oír mencionó a la esposa del presidente únicamente después de su imputación formal. Eran hechos públicos. Estaban ampliamente debatidos en los medios. Los magistrados subrayan que esas referencias estaban dentro del marco legal. Añaden que el PSOE no aportó pruebas de manipulación del voto.
Las imágenes presentadas por los socialistas no mostraban ningún mensaje electoral. Eran simples denuncias conectadas con la realidad política del país.
Triunfo de la libertad de expresión
La sentencia del Tribunal Supremo (TS) avalando la campaña de Hazte Oír sobre la corrupción de Pedro Sánchez y del PSOE demuestra que la ciudadanía conserva poder cuando actúa con determinación. Hazte Oír no buscó favores. No actuó movido por intereses partidistas. Denunció lo que consideraba una amenaza grave para la integridad institucional.
La sentencia marca un precedente decisivo. Refuerza el derecho de cada español a criticar al Gobierno. A cuestionar decisiones y denunciar abusos. A exigir transparencia. Ningún partido puede patrimonializar el debate público. El Supremo recuerda que la libertad de expresión no se negocia.
La resolución reafirma algo que la sociedad necesitaba escuchar: el ciudadano libre y la sociedad civil todavía pueden plantar cara al poder sin miedo. Puede exponer hechos. Puede opinar con firmeza. Y puede hacerlo sin sufrir represalias administrativas impulsadas por un partido que busca silenciar críticas incómodas. Esto es hoy más que nunca necesario.
Hazte Oír actuó con claridad. Expuso sospechas de corrupción. Defendió la verdad. Lo hizo sin pedir el voto. Lo hizo sin disfrazar el mensaje. Su ejemplo puede inspirar a otras organizaciones cívicas.
Ese espíritu se sostiene con valores que defendemos desde Adelante España: familia, vida, libertad y unidad nacional. La libertad de expresión protege precisamente eso. Protege la verdad. Protege al ciudadano frente al abuso del poder.
La sentencia del Tribunal Supremo (TS) avalando la campaña de Hazte Oír es también un triunfo moral. Refuerza la confianza en las instituciones judiciales. Reivindica a quienes se niegan a callar ante la corrupción. Y demuestra que el intento socialista de censurar las críticas se estrelló contra los límites de un Estado de Derecho que todavía respira.
Ejemplo para la sociedad civil
La sentencia del Tribunal Supremo (TS) avalando la campaña de Hazte Oír no representa solo un fallo judicial. El ciudadano vuelve a ganar. La sociedad civil sale reforzada. Y la libertad de expresión emerge como un muro firme contra los intentos de censura del poder político.
España necesita más decisiones así. Necesita organizaciones que no se arrodillen como Hazte Oír y tantas otras. Necesita ciudadanos que defiendan la verdad frente a la manipulación y al engaño.
La sentencia no silencia a Hazte Oír ni a la sociedad civil. Silencia el intento de censura del PSOE. Y recuerda que, mientras exista libertad, existirá resistencia.



