La humillación | José Antonio Ruiz de la Hermosa  

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El partido que en 1917 trató de dar un golpe al monarca de entonces, que en 1934 dio un golpe a la República y que falsificó los resultados electorales de febrero de 1936, está a punto de conseguir una nueva ignominia en 2023. El conde Don Julián, y los muchos traidores que en España han sido, no les llegan ni a la altura de los zapatos. Lo que si tenemos claro es que tres veces lo han intentado y casi lo consiguen. Esta vez la lucha será dura, pero estamos como en la casilla de salida de las otras veces, aunque en esta ocasión, y como siempre, algunas cosas han cambiado. Sobre todo, han cambiado los tiempos que vivimos.

Las otras veces han utilizado a la masa de gentes desasistidas y hambrientas. Ahora es una España de personas que viven en general bien, porque se lo han ganado en la sociedad del bienestar, o porque están cayendo en la sociedad de la subvención. Pero ambos casos no se pueden mantener indefinidamente, porque ya no tienen la máquina de hacer billetes y, en el banco que les fiaba la pasta gansa, empiezan a estar preocupados por la situación.

 El craso error de Franco, cuando explicó a Henry Kissinger (Secretario de Estado de USA) de que no peligraba el futuro de España porque había conseguido crear una inmensa clase media, se está yendo por el retrete de la Historia. Esa gran clase media ha conseguido adormecerse y convertirse en una sociedad sin sangre en las venas. Pero no sola, sino con la ayuda de quienes nos impusieron la forma de democracia en 1978. Recordemos pues, que ya antes de la muerte de Franco, los Estados Unidos se dedicaron a comprar voluntades a través de los agentes de la CIA en la Socialdemocracia del susodicho partido alemán, algo que, con el paso de los años ha quedado claro. En 1974, solo había dos oposiciones al Régimen y eran el propio interior: de los azules que querían otra cosa y lo habían hecho desde el minuto cero de la “Unificación Política” de 1937; y, por otro lado, el Partido Comunista dependiente de Moscú.

 

Pero lógicamente, ni la vía falangista tenía futuro, -pues no estaba bien vista por las mal llamadas democracias-, y la comunista menos, en plena Guerra Fría, y muy a pesar del barniz de eurocomunismo que quería engañar a todos y no engañaba a nadie. Todo eso, más los intereses económicos de los aliados de USA, Marruecos, por ejemplo, o los intereses económicos y estratégicos de las compañías sionistas de Wall Street, nos llevaron a varios replanteamientos por parte de la CIA. Lo primero fue resucitar a una oposición que no existía nada más que en los corrillos de café, con el contubernio de Múnich o la reunión en la que se descabezó un Partido Socialista que cogía entero en un minibús. Para ello, y en este último caso, se autorizó a los alemanes a poner sobre la mesa el dinero que hiciera falta, buscar nuevos agentes infiltrados dispuestos a ser comprados por esa socialdemocracia, -algo que ya se hizo con Lenin en 1917-, y finalmente conducir en volandas hacia la cumbre a los elegidos, quemando etapas si fuera necesario.

 

La otra vía, la de la derecha y el contubernio, aprovechó parte de lo que se podía reconducir del antiguo Régimen, sobre todo los que querían a cualquier precio mantenerse en la moqueta de los palacios y los que representaban a otra gran infiltrada, ya en esos momentos, la Iglesia. Lo demás era coser y cantar. Dirigidos por hábiles agentes con las manos llenas de papel moneda y el apoyo de papá Washington, la suerte estaba echada. Ya tenemos montado un Estado de Derecho. En el que los que estaban, y son moldeables, siguen y los nuevos entran a pisar moqueta y llenarse los bolsillos. Además, y por si alguien se desmanda, se meten en el juego a los cuatro que sueñan con las ideas de la destrucción nacional y que sirven de contrapeso a todos los demás corruptos de poder. Eso sí, lo más importante. Ante la rendición de los que debieran defender a España se implantan en su ordenamiento constitucional, todas las trampas necesarias para que se pueda volar España cuando le toque el momento en la destrucción de la vieja Europa.

 

Y ahí estamos, con pequeñas variantes pues, tanto unos como otros se han llenado los bolsillos y seguirán llenándoselos hasta que muera la gallina de los huevos de oro. Y los que aspiran a llenárselos también están entrando en el banco de los viejos sionistas. Por desgracia, a nosotros nos toca vivir el momento en el que la destrucción de España, y de nosotros mismos, está más cercana. No hay más que ver a los hijos del socialismo en acción, a quien debiera ser su contrapeso entregados a poner la otra mejilla, porque llenando plazas se creen que llenarán urnas. Así se lo han dicho sus jefes masones y a los que quieren un nuevo cantonalismo desaforados. Han comprendido que siete votos de Junts valen 64.500 millones de euros, casi diez mil euros por voto. Quizás más, porque no hay papel moneda para ello, de modo que habrá que exprimir a la gente y pedir deuda. Es lo que hay.

 

Mientras el pueblo llano va a las manifestaciones pacíficas frente a las oficinas locales de los ladrones y, después, saca al perrito a hacer sus necesidades o se va a tomar unas cañitas y unas tapas, o a casa a cenar. En fin, que lo de poner la otra mejilla es muy cristiano, pero no es ese el caso, pues aparte de los miles de millones que nos llevaran a la pobreza, existe algo mucho peor: LA HUMILLACION de ver como unos delincuentes se salen con la suya y de ver como otros se lo consienten. Esa humillación nunca ha sido buena, porque hasta los más blanditos, pueden acabar sintiendo asco de sí mimos y lanzarse a acabar con este cachondeo que se traen con nosotros. Ah, se me olvidaba, por si no lo saben, entre legales e ilegales, los musulmanes que pueden cumplir órdenes del descendiente de Mahoma que habita en París, porque Marruecos no le gusta mucho, son ahora mismo más de cinco millones, súmele los cientos de miles de subsaharianos en edad militar y sin más oficio y beneficio que la subvención y verán un patio muy entretenido en breve plazo. Y ahí lo dejo.

 

José Antonio Ruiz de la Hermosa es, de primera formación, Sanitario y Capitán retirado de Sanidad Militar. Después, historiador, escritor y divulgador. Actualmente dirige en Decisión Radio varios programas de divulgación histórica y “La Cortina de Humo” sobre la actualidad nacional.

1 comentario en «La humillación | José Antonio Ruiz de la Hermosa  »

  1. Muy oscuro presente nos dibuja, Don José Antonio, pero no puedo estar más de acuerdo con su análisis, diagnóstico y previsión (sólo insinuada) de la futuro que nos espera, si es que ¿alguien? no da un golpe en la mesa y termina, de raíz y para siempre, con este cachondeo.

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