El avance de la ideología animalista en España sigue un plan tan claro como inquietante: equiparar progresivamente a los animales con los seres humanos, dotándoles de los mismos derechos que a las personas. La hoja de ruta ya está en marcha y no se detendrá hasta que veamos a perros, gatos y otras mascotas reconocidos legalmente como miembros de la familia con plenos derechos humanos.
El primer gran paso se consumó con la reforma del Código Civil, donde los animales pasaron de ser considerados a ser catalogados como “seres vivos dotados de sensibilidad”. Esta modificación abrió la puerta a aberraciones jurídicas como la posibilidad de establecer en procesos de divorcio y separación el destino de las mascotas, regulando incluso el tiempo de custodia compartida y las pensiones alimenticias para los animales. Un auténtico disparate.
La deriva absurda continúa: hoy ya existen convenios colectivos y acuerdos de empresa que reconocen permisos retribuidos por la operación o la muerte de una mascota. Aunque todavía no está recogido en la legislación laboral general, es solo cuestión de tiempo. La tendencia es clara y, aunque por ahora no podamos ‘adoptar’ legalmente a nuestro perro o gato como si fueran hijos, todo llegará. Aunque se adoptan personas, no animales… pero la línea cada vez se difumina más. De hecho, los medios de comunicación ya siembran esta idea de «adopción» de animales.
La obsesión por humanizar a los animales alcanza cotas ridículas. Cada vez son más los que sustituyen a los hijos por mascotas, a las que visten, pasean en carritos, llevan a la peluquería y hasta celebran sus cumpleaños como si fueran auténticos descendientes. Esta desnaturalización de la familia natural tiene consecuencias morales, sociales y económicas gravísimas.
La familia, pilar fundamental de nuestra sociedad, se diluye ante el avance del animalismo. Mientras los valores familiares se atacan y se ridiculizan desde las instituciones y los medios de comunicación, se promueve que perros y gatos ocupen el lugar de los hijos. Pronto no será extraño ver a las mascotas incluidas en el libro de familia, como un paso más de esta agenda que busca destruir los conceptos de familia y vida humana.
Las implicaciones económicas de esta deriva ideológica también son preocupantes. Ya hay sentencias que obligan a uno de los cónyuges a pagar una pensión mensual para el mantenimiento del animal tras una separación. Se financian gastos como alimentación, veterinarios, medicinas, enseres, peluquería y hasta jabones especiales. Todo bajo el pretexto de garantizar el “bienestar” del animal y los “intereses de la familia”, concepto que se retuerce hasta el límite para incluir a las mascotas como sujetos de derechos.
Se está normalizando que la carga económica del cuidado animal sea asumida como si se tratara de un hijo. No es descabellado pensar que dentro de poco los animales de compañía podrán tener acceso a prestaciones sociales, subsidios o incluso sanidad pública, mientras miles de familias españolas sufren la asfixia fiscal y el abandono institucional.
El trasfondo de esta agenda es claro: equiparar la vida animal a la humana. La vida humana pierde valor mientras se engrandece la de los animales. Se criminaliza la ganadería y se demoniza la alimentación tradicional basada en productos animales, todo mientras se glorifica al perro y al gato como miembros de pleno derecho de la familia.
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1 comentario en «La aberración del animalismo: convertir a los animales en “humanos”. Ya hay permisos retribuidos para las mascotas»
No me parece bien meterse en la vida privada de la gente. Cada persona tiene sus prioridades o caprichos si se los paga cada uno. Pretender imponer de cómo hay que cuidar o atender a su perro o gato de ninguna manera se puede aceptar. Se empieza así, imponiendo y al final sin darnos cuenta, perderemos nuestras libertades en las cosas más importantes de nuestro día a día, como es el derecho aa educar los hijos, que ya están introduciendo la pornografía en los parvularios desde los 0 años a tres años.