La sumisión del Rey a Sánchez es total: en su discurso de la ONU asumiendo todas las tesis globalistas y sanchistas y ahora con el premio de María Corina confirman su complicidad y seguimiento
Felipe VI cómplice de Sánchez. La frase define lo ocurrido tras el anuncio del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, líder de la oposición venezolana.
Mientras las principales democracias del mundo la felicitan por su valentía frente a la dictadura chavista, el Rey de España y el Gobierno de Pedro Sánchez guardan un silencio sepulcral. Un silencio que no es casual, sino político. Un silencio que revela sumisión, cobardía y complicidad.
María Corina Machado: la voz libre frente a la tiranía
El Comité Noruego anunció el 10 de octubre la concesión del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, símbolo de la resistencia venezolana. Su lucha contra la dictadura de Nicolás Maduro y la persecución que ha sufrido el pueblo venezolano durante años la han convertido en un referente de la libertad en Hispanoamérica.
Decenas de líderes, desde Europa hasta América, celebraron su reconocimiento. Sin embargo, en España —la nación que debería encabezar el apoyo a la causa de la libertad hispanoamericana— no se escuchó ni una palabra de Zarzuela ni de Moncloa.
El mutismo del Rey Felipe VI se suma al silencio de Pedro Sánchez y sus ministros, que una vez más prefieren mirar hacia otro lado antes que defender la verdad y la justicia.
Felipe VI se ha convertido en cómplice de Sánchez. Por acción y por omisión. Por callar cuando su voz debía resonar en defensa de una mujer valiente y de una causa justa.
Una Casa Real sumisa y alineada con Sánchez y el globalismo
Según recoge El Debate, fuentes de Palacio de la Zarzuela afirman que la Casa del Rey no felicita a los Nobel extranjeros. Sin embargo, los hechos desmienten esa versión.
En 2016, Felipe VI felicitó al entonces presidente colombiano Juan Manuel Santos, tras recibir el Nobel por su acuerdo con las FARC, la organización narcoterrorista que bañó en sangre a Colombia durante décadas. Y aún más atrás, en 2009, Felipe de Borbón, entonces Príncipe de Asturias, felicitó a Barack Obama por el mismo galardón.
¿Por qué entonces no felicitar a María Corina Machado? Porque su nombre molesta a Sánchez, a Zapatero y la izquierda. Porque su lucha desenmascara al chavismo, ese espejo incómodo donde el sanchismo se mira.
Y porque hoy, el Rey de España ha elegido callar para no incomodar a su presidente.
Felipe VI cómplice de Sánchez. Su silencio confirma una subordinación vergonzosa a la línea ideológica del Gobierno y a los dictados de la Agenda 2030, la hoja de ruta globalista que diluye soberanías, borra patrias y calla conciencias.
Del humanismo hispano al servilismo globalista
Como decíamos ayer, España fue faro de la Hispanidad, defensora de la fe, la libertad y la dignidad de los pueblos de América. Hoy, bajo el reinado de Felipe VI, parece haber renunciado a ese papel histórico. La Corona calla ante los atropellos de Maduro, ante la persecución de los católicos en Nicaragua, ante el avance del comunismo en Hispanoamérica.
El monarca que debería ser garante de la unidad, la justicia y la libertad se ha convertido en un espectador sumiso del socialismo de Pedro Sánchez.
Su reciente discurso ante la ONU, de apoyo incondicional a la hoja de ruta ideológica de Sánchez y a la Agenda 2030, marcó un punto de no retorno. No habló de fe, ni de patria, ni de la defensa de la vida o de la familia. Habló el político globalista, no el Rey de España católica.
Por eso su silencio ante María Corina Machado no sorprende: es coherente con quien ha asumido todas las tesis del Gobierno socialista y del globalismo internacional.
El contraste moral: la dignidad de una mujer frente al silencio de un Rey
Mientras María Corina Machado agradece el Nobel con palabras de gratitud a Dios y de compromiso con su pueblo, Felipe VI opta por la indiferencia. La venezolana, perseguida, amenazada y encarcelada, encarna la resistencia heroica frente al totalitarismo. El monarca, por el contrario, se esconde detrás del protocolo para no contrariar a su presidente.
El contraste es brutal: Ella representa la valentía. Él representa la obediencia; Ella lucha por la libertad de su patria. Él se arrodilla ante el poder político y ante los dogmas globalistas.
Felipe VI cómplice de Sánchez, no por convicción, sino por cobardía. El Rey no ignora el valor simbólico de este premio. Sabe lo que representa. Y precisamente por eso calla. Porque felicitar a María Corina Machado sería un gesto de libertad. Y el poder actual no tolera gestos libres.
La Moncloa calla: Sánchez, Albares y Bolaños evitan pronunciar su nombre
El Gobierno también ha seguido la misma estrategia de silencio y sumisión. Ni Pedro Sánchez, ni el ministro de Exteriores José Manuel Albares, ni el de Presidencia Félix Bolaños han felicitado a la líder venezolana.
Bolaños incluso declaró que “no le corresponde valorar la decisión” del Comité Noruego.
Una evasiva ridícula. Porque la diplomacia no exige protocolo cuando la causa es la libertad. Cuando Juan Manuel Santos pactó con las FARC, todo el izquierdismo europeo corrió a aplaudirle. Cuando una mujer católica, valiente y anticomunista vence al chavismo, los mismos izquierdistas se esconden.
Y el Rey, en lugar de marcar distancia moral, prefiere acompañarles en el mutismo.
El papel perdido de la Corona española
La Monarquía española debería ser símbolo de independencia y equilibrio frente al poder político. Sin embargo, el actual monarca parece haber olvidado que su legitimidad descansa en el servicio a la nación y al pueblo, no en la complacencia con el Gobierno.
Cuando un Rey renuncia a su papel moral, deja de representar a su pueblo para representar a su presidente.
Y eso es exactamente lo que ocurre hoy: Felipe VI cómplice de Sánchez porque su silencio legitima la deriva autoritaria, relativista y globalista del Ejecutivo.
España necesita un Rey que hable claro, que defienda los valores eternos de la Hispanidad, no un portavoz del consenso progresista.
El silencio que traiciona
El silencio también habla. Y el de Felipe VI grita. Grita sumisión, grita miedo, grita distancia del alma española.
Mientras María Corina Machado representa la esperanza de un continente que resiste, el Rey de España se pliega al guion de la Moncloa y de las élites globalistas.
Pero el pueblo español no olvida. Sabe distinguir entre la prudencia y la cobardía, entre la neutralidad y la complicidad. Porque callar ante la injusticia no es neutralidad, es traición.
Y en este caso, Felipe VI cómplice de Sánchez, ha elegido el silencio del siervo antes que la palabra del Rey.
4 comentarios en «Felipe VI, cómplice de Sánchez: silencio ante el Nobel de María Corina»
CE: arbitrar y moderar.
Yo creo: presidir (o sea estar serio y tieso como un palo), inaugurar (o sea cortar una cinta), discursear (o sea leer un texto que te escriben)…
Si ni arbitra ni modera ¿para qué sirve?
Dicen ustedes «Pero el pueblo español no olvida». A ver, a mi el pueblo expañol cada día me merece menos respeto.
¡¡Vergüenza!!
Cada día peor.
… en América latina casi todos los presidentes son masones, socialistas o comunistas, si no no llegan a la presidencia, por ejemplo la presidenta masona Bachelet en Chile, etc… Milei es pro sionista declarado,… en Venezuela igual… María Colina Machado es masona https://x.com/MariaCorinaYA/status/613732679830360064?lang=es