El silencio cómplice del PP ante Europa
La politización de la justicia en España ha llegado a tal nivel que el Partido Popular se atreve ya a dar la cara ante Europa. Este lunes, la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior (LIBE) del Parlamento Europeo celebró un debate crucial sobre la independencia judicial en nuestro país. ¿Y qué hizo el PP? Nada. No acudió.
“Ni uno solo” de sus eurodiputados apareció. Ni siquiera usaron su turno de palabra. Les da igual la justicia, les da igual la verdad, les da igual España. El pacto entre Pons y Bolaños en Bruselas les sirvió para aparentar que “todo está resuelto”, cuando en realidad han vendido la independencia judicial al mejor postor.
Así, mientras en la sede europea se escuchaban las voces de jueces, fiscales y representantes comunitarios alertando del deterioro democrático español, el PP brilló por su ausencia, demostrando que ya forma parte del mismo engranaje de poder que el socialismo.
Una justicia secuestrada por el bipartidismo
El debate contó con intervenciones de prestigiosas figuras del ámbito judicial: Pilar Astray Chacón (TSJ Castilla-La Mancha), Antonio Roma Valdés (Asociación de Fiscales), Félix Martín González (Unión Progresista de Fiscales), Verónica Ponte (Asociación Francisco de Vitoria) y Julien Mousnier (Comisión Europea). Todos coincidieron en lo mismo: la justicia española está politizada hasta la médula.
La politización de la justicia en España no nació con Pedro Sánchez. El PP, durante sus años de gobierno, mantuvo y fortaleció el modelo de control partidista del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Ni siquiera con mayorías absolutas en tiempos de José María Aznar o Mariano Rajoy se atrevieron a devolver la independencia al poder judicial. Prefirieron seguir el juego: nombrar a los suyos, colocar peones y mantener el sistema corrupto del reparto de sillones.
El PP y el PSOE no se enfrentan: se reparten el botín institucional. Y el resultado es un país sin justicia libre, sin jueces independientes y con un sistema judicial degradado por décadas de connivencia política.
El bipartidismo español, una maquinaria de poder corrompida
Durante años, el bipartidismo ha vendido la ilusión de la alternancia, cuando en realidad se trata de la misma moneda con dos caras. Ambos partidos utilizan el poder judicial como instrumento político, colocando afines en los medios, los tribunales y los consejos de gobierno.
Los vocales del CGPJ actúan como peones partidistas, obedecen consignas y blindan a los suyos. La politización de la justicia en España no es un accidente: es el pilar que sostiene al régimen del consenso, ese sistema de corrupción institucional donde PP y PSOE reparten poder, privilegios y silencio.
Por eso el PP no acudió al Parlamento Europeo. Porque no tenía nada que decir. Porque no puede denunciar lo que ha ayudado a construir. Y porque teme que el espejo europeo le devuelva el rostro de su propia cobardía.
La gran traición: España sin voz ante Europa
La imagen del Parlamento Europeo vacío de eurodiputados del PP simboliza el colapso moral del bipartidismo. Mientras los jueces españoles piden auxilio ante la presión política, los supuestos “defensores del Estado de Derecho” brillan por su ausencia.
El mensaje que Europa recibe es claro: España no defiende su justicia porque sus partidos viven de manipularla. Ni el PSOE ni el PP representan ya la voz del ciudadano honesto, del trabajador, del juez independiente o del español que exige justicia sin banderas partidistas.
Esta politización de la justicia en España ha podrido la raíz del sistema: Los fiscales actúan según las órdenes del Ejecutivo. Los jueces sufren presiones ideológicas. Los nombramientos se pactan en despachos, no en méritos. Y los dos grandes partidos miran hacia otro lado porque de esa podredumbre se alimentan.
Tanto el PP como el PSOE saben que quien controla a los jueces controla al ciudadano. Por eso el régimen del consenso los quiere sumisos: porque una justicia dócil garantiza impunidad a los poderosos y silencio a los corruptos.
La coalición PP-PSOE ha convertido el sistema judicial en un cortijo compartido. Europa ha sido testigo del abandono de España por parte de su clase política.