¿Es el PP “la derechita cobarde”? | Luis Antequera

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Qué pregunta ¿no? Pues bien, sí y no. Y me voy a explicar.

El Partido Popular, sus dirigentes, sus cuadros, no tienen nada de cobardes. Ni de valientes. Son políticos, y harán en cada caso lo que les toque hacer en su condición de políticos con la finalidad de mantenerse en el sillón, cada uno el que haya podido alcanzar. ¿Que tienen que mantener las leyes aprobadas por el PSOE, por la izquierda en general? Pues lo harán. ¿Que ahora toca derogarlas aunque se monte la de Dios es Cristo? Pues lo harán. ¿Que toca duplicar su dotación presupuestaria? Pues lo harán. ¿Que toca incluso desarrollarlas y aumentarlas? Pues lo harán. Para ellos no es una cuestión de bemoles o de coraje, para ellos es una cuestión meramente profesional, se hará en cada caso lo que haya que hacer para mantenerse en la poltrona.

¿Quién les dice lo que hay que hacer en cada momento para mantenerse en la poltrona? ¡Ah, eso ya es otra cuestión! Una cuestión que he tocado en otras ocasiones (pinche aquí y lo verá), y en la que, en consecuencia, no me voy a extender ahora, aunque sólo añadiré que esa persona que decide lo que pasa en España no está en España, de hecho, está en desiertos muy lejanos, como decía aquél.

¿Que puede que algunos políticos en el PP, y hasta en el PSOE, -por qué no-, actúen movidos por convicciones, conscientes del papel que les cabe como garantes del bien común? Pues no les voy a decir que no. Conozco a muchos políticos profesionales y me gustaría creer que, por lo menos alguno, actúa por convicciones y de acuerdo con lo que cree que es bueno para la patria y para el bien común. Ahora bien, que son pocos… eso seguro… El propio sistema dispone de los mecanismos para expulsarlos de la maquinaria, si menester fuera.

En definitiva, que los políticos del Partido Popular no son ni más valientes ni menos que los del PSOE o los de cualquier otro partido. Ni más acomplejados ni menos, ni más asustadizos ni menos… Es más, esta historia de los maricomplejines, al final, no fue sino un regalito que les hizo un famoso locutor de radio para que pudieran justificarse ante sus votantes… “no mira, es que no podemos… en realidad no debemos… se armaría la de Dios es Cristo… es mejor dejarlo así para que no se cabreen… que luego ya los conocen, revientan la calle, ganan otra vez las elecciones, gobiernan y es peor… mejor lo dejamos como está y hacemos como que no pasa nada, ya tú sabes…” Y te guiñan un ojo cómplice. Y tú te lo crees. Y ellos hacen lo que les han mandado… desde lejanos desiertos… y siguen en la poltrona.

¡Ah, amigo, pero cosa diferente son sus votantes! Ahí sí que hay miedo. El votante español “de derechas” (no le voy a poner apellido, lo vamos a dejar así, el votante “de derechas), ese sí que tiene miedo, un miedo hediondo que se huele a kilómetros. Ese es el que realmente se ha creído que la única manera de que gobierne un partido de derechas es hacerlo como si fuera de izquierdas, para que la izquierda no se cabree. Es prácticamente él el que le pide al partido “de derechas” que no se rebele, que no se salga del guión, que no toque las leyes realizadas por la izquierda, vaya a ser que revienten la calle y vuelvan a gobernar. El votante de derechas español, -y probablemente el de tantos países de Europa y del mundo también-, es el que realmente se ha creído que la única manera de que gobierne la derecha es hacerlo como si fuera la izquierda. El votante de derechas, en definitiva, ha renunciado al derecho a tener su propia opinión de las cosas, su propia ideología, sus propias creencias… llegando a ese lugar absurdo del pensamiento en el que su única preocupación, su único objetivo, su única angustia incluso… ¡¡¡es que no gobierne la izquierda!!! Aunque para que ello “su partido de derechas” tenga que gobernar como sí fuera de izquierdas.

El único lujo que se permite el votante de derechas es el del que él mismo ha denominado “el mal menor”, inconsciente de que el mal menor no es tal, sino la condición necesaria del mal mayor.

Y así llegamos a la consumación de la paradoja. Son sus votantes, hastiados del PSOE, los que han convertido al PP en lo que es hoy día: la cara B del PSOE.

Absurdo, pero así es, qué se le va a hacer. Así que ya sabe Vd. quien es la derechita cobarde, que existir existe, ¿pero a que no es la que Vd. creía?

 

Luis Antequera | Escritor

5 comentarios en «¿Es el PP “la derechita cobarde”? | Luis Antequera»

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