La invasión islámica en España no se limita a las fronteras
La invasión islámica en España no es un fenómeno aislado en Ceuta, Melilla o Canarias. Ahí se acelera, sí, pero con un objetivo: la anexión paulatina por parte de Marruecos.
Lo alarmante es que este avance también se extiende a regiones del interior, lejos del foco mediático. El crecimiento del islamismo se hace visible especialmente en zonas agrícolas y rurales, como Navarra, La Rioja o Murcia.
Según el Observatorio del Pluralismo Religioso en España, ya existen más de 1.900 mezquitas en más de 1.000 municipios del país. Sí, casi 2.000 mezquitas ya. No es integración. Es expansión.
Navarra, La Rioja y Murcia lideran la densidad de mezquitas
Aunque Cataluña, Andalucía y Comunidad Valenciana tienen el mayor número total de mezquitas, la densidad por habitante revela una realidad más inquietante.
- Navarra encabeza con una mezquita por cada 11.695 personas.
- La Rioja, con una por cada 12.006 habitantes.
- Murcia sigue con una por cada 12.752 personas.
La explicación no admite paños calientes. El crecimiento está ligado a la inmigración masiva de marroquíes y argelinos, concentrados en zonas como la comarca de La Ribera en Navarra.
Todo esto encaja con una estrategia silenciosa de colonización cultural y religiosa en territorios sin resistencia institucional.
Interior y campo: objetivo estratégico de la islamización
La invasión islámica en España avanza sin ruido pero sin pausa en el interior. Las regiones agrícolas, necesitadas de mano de obra, se han convertido en el campo abonado para esta expansión.
La combinación de abandono institucional, falta de natalidad nacional y falsa solidaridad izquierdista ha permitido que zonas antes homogéneas ahora sufran transformaciones irreversibles.
A diferencia de grandes ciudades como Madrid, que presentan una mezquita por cada 50.000 personas, estas zonas rurales acogen, por necesidad o por presión política, núcleos islamizados.
Cambio social irreversible: más mezquitas, menos identidad
El aumento de mezquitas no es neutral. Representa un cambio sociológico radical en regiones donde la cultura cristiana y rural era la norma.
Con cada nuevo templo islámico, se afianza una estructura paralela que no se adapta a nuestras costumbres, sino que pretende sustituirlas.
Los defensores del multiculturalismo se niegan a ver lo evidente: no se trata solo de religión, sino, además, de identidad nacional. Y esta se encuentra bajo asedio silencioso, especialmente en las regiones olvidadas por el centralismo político.
Ceuta, Melilla y Canarias: Marruecos ejecuta su hoja de ruta
No podemos olvidar que Marruecos tiene una hoja de ruta anexionista. En Ceuta, Melilla y Canarias, la presión migratoria es parte de una estrategia bien diseñada.
Lo preocupante es que el mismo patrón se repite en el resto del país, solo que con menos titulares y más complicidad política.
La invasión islámica en España se cuela por nuestras fronteras, por nuestros campos, por nuestras ciudades. Y lo hace con la ayuda o la negligencia de nuestras propias autoridades.
La invasión islámica en España no es un fenómeno futuro. Ya está ocurriendo. Más de 1.900 mezquitas, una por cada 11.000 habitantes en algunas regiones, lo demuestran.
El interior de la nación, nuestras raíces rurales, están siendo desplazadas y diluidas por políticas globalistas, migratorias y laxa defensa de la identidad nacional.