Unidad nacional | Pío Moa

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A la desintegración progresiva de España debe oponerse una clara definición bien articulada  en tres puntos: unidad, democracia e independencia. La unidad nacional es la base de todo lo demás. Si  esta se quiebra se quebrará también la democracia y la independencia, porque la alternativa es un territorios dividido entre diversos estados hostiles entre sí y manejados por potencias exteriores más fuertes. Que es, precisamente, la tendencia hoy dominantes desde hace muchos años, y que fue concretándose en la república y tomó cuerpo en la guerra civil.

Conviene definir ante todo lo que se entiende por nación y nacionalismo, porque se trata de esos conceptos que cada cual utiliza a su manera, dando lugar a interminables discusiones bizantinas. Una nación es una comunidad cultural bastante homogénea dotada de un estado propio. La comunidad cultural española básica procede de la romanización (lengua, religión, derecho, costumbres, etc.) y su estado de los godos a partir de Leovigildo. La nación engendra un sentimiento de pertenencia, el patriotismo, pero el nacionalismo es un fenómenos muy reciente, producto de la Revolución francesa y  consistente en el desplazamiento de la soberanía de  los reyes al pueblo, la nación propiamente. El nacionalismo es un concepto fundamentalmente democrático, aunque puede adquirir formas contrarias, y dar lugar a movimientos basados en comunidades culturales diversas que disgreguen naciones o imperios previos, creando nuevas naciones.

Las naciones europeas  en el sur centrooccidental de Europa fueron también estados germánicos sobre culturas latinas. La importancia de la nación hispanogoda radica en su tendencia unitaria frente a, por ejemplo, la dispersiva de la nación franco-gala hasta Carlomagno o a los reinos de Italia o de Inglaterra. Y su impulso histórico fue tal que después de su destrucción por la invasión islámica inspiró el largo y complicado proceso de la Reconquista, hasta que los Reyes Católicos estuvieron muy cerca de culminarla, y la culminaron en lo esencial, política y religiosamente.

La nación española refundada por los Reyes Católicos ha tenido tal fuerza histórica que sus fronteras permanecen inalteradas desde entonces salvo por la pérdida de Gibraltar y del Rosellón y parte de la Cerdaña, debido a la traición de una fracción oligárquica catalana.  En conjunto vienen a ser las fronteras más antiguas y estables de Europa, como recordaba a un conocido historiador inglés en Galería de charlatanes (“Raymond Carr y la monstruosa diversidad de España”), reproduciendo, salvo el ultimo párrafo, un artículo de  Libertad DigitalPío Moa – Raymond Carr y la “diversidad” de España – Libertad Digital.

Como señalo en el libro, ciertos dislates de R. Carr  han ejercido influencia extraordinaria  sobre muchos historiadores españoles, lo que dice mucho de la agudeza crítica de estos. Escribe Juan Pablo Fusi: “Bajo la dirección última de Carr trabajamos en el Centro de Estudios Ibéricos los que creo que podemos considerarnos sus discípulos: Romero Maura, José Varela ortega, Shlomo Ben Ami, yo mismo, Paul Preston (…) Charles Powell... (este último jefe del Real Instituto Elcano, encargado de orientar la política internacional española).  El propio Carr ha sido, entre otras cosas, premio Príncipe de Asturias…

Como han podido comprobar los separatistas en España, la unidad nacional legada por los Reyes Católicos ha resistido muchos embates  y sigue siendo lo bastante sólida como para persistir después de 120 años de empeñados intentos disgregadores, aliados con unas castas políticas centrales incultas y  oportunistas. Solo que en la actualidad se ha agravado el peligro, combinado con la tendencia a disolver la soberanía “por arriba”, en Bruselas y en Washington

Pío Moa | Escritor

(https://www.piomoa.es/)

1 comentario en «Unidad nacional | Pío Moa»

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