El pacto que demuestra la rendición moral de Sumar
Yolanda Díaz pacta con Sánchez y calla. Esa es la frase que resume, con claridad y contundencia, lo ocurrido durante el reciente pleno sobre corrupción. Lo que iba a ser una oportunidad para mostrar independencia y exigencia ética, se convirtió en una rendición escandalosa por parte de la líder comunista de Sumar. Quien durante días hizo ver que pondría al presidente contra las cuerdas, finalmente optó por una crítica muy superficial, edulcorada y oportunista. No habló como vicepresidenta del Gobierno, sino como escudera política de Pedro Sánchez.
Durante el debate, lejos de exigir explicaciones por la presunta trama de financiación ilegal que salpica al PSOE, Yolanda Díaz evitó cualquier reproche contundente. No hubo mención al caso Ábalos. Ni una palabra sobre Santos Cerdán, ni sobre el escándalo de los contratos amañados. A cambio del silencio, Sánchez le ofreció un puñado de medidas y promesas vagas. Pactaron, así lo reconocen fuentes internas de Sumar, un intercambio: reformas sociales por omisión y complicidad.
La casta comunista al servicio del poder
No sorprende esta actitud. La llamada «nueva política», que presumía de integridad moral y firmeza frente a la corrupción, se ha revelado como una prolongación oportunista de la peor casta política. Esa casta comunista que se llena la boca de ética mientras sostiene con su voto a un Gobierno señalado por prácticas mafiosas y corruptas. Yolanda Díaz pacta con Sánchez y lo hace para no perder su cuota de poder, aunque eso implique traicionar los principios más elementales de decencia política.
En lugar de exigir responsabilidades por el caso Koldo, los comunistas de Sumar se han limitado a reclamar una comisión parlamentaria sin fecha ni garantías. Un gesto vacío. Un brindis al sol. Mientras tanto, el PSOE sigue sin rendir cuentas por las supuestas mordidas, los contratos inflados y el uso de recursos públicos para financiar estructuras paralelas. Y todo esto, con la colaboración silenciosa de quienes decían venir a limpiar las instituciones.
Palabras vacías, gestos hipócritas y la defensa del “honrado” Sánchez
Resulta escandaloso que durante su intervención en el Congreso, Yolanda Díaz calificara a Pedro Sánchez de “honrado”. Esa fue la palabra elegida para blindar y blanquear a un presidente salpicado por escándalos y rodeado de personajes vinculados a redes de corrupción. ¿Dónde queda entonces la supuesta línea roja de Sumar? ¿Qué fue de las exigencias de transparencia, de las amenazas de ruptura?
Silencio cómplice a cambio de decretos ministeriales
Las fuentes cercanas a Sumar han sido claras: se cerró un pacto de no agresión. Sánchez aceptó algunas medidas propuestas por la coalición comunista. A cambio, Díaz evitó cualquier mención directa al escándalo de corrupción que sacude al Gobierno. El acuerdo incluyó, además, la decisión de atacar al Partido Popular durante el debate para desviar la atención.
Así, Yolanda Díaz pacta con Sánchez y calla en lo político y en lo moral. No solo no exigió rendición de cuentas, sino que decidió culpar a la oposición del deterioro institucional, olvidando que quien ostenta el poder es el PSOE. Mientras tanto, los contratos millonarios siguen bajo investigación, y la sombra de la corrupción socialista crece cada día más.
Los medios afines a Sumar hablan de «satisfacción». Satisfacción por haber salvado el puesto, por conservar privilegios, por mantener el acceso a cuotas de poder.
¿Dónde está la regeneración que prometían?
La situación actual confirma que Sumar es una muleta de la corrupción socialista. Ya no hay discurso renovador. No hay exigencia ética. No hay valentía. Lo que hay es una adhesión a la peor versión del sanchismo: un presidencialismo de despacho, cerrado, oscuro y ajeno a cualquier control democrático.
Yolanda Díaz pacta traiciona a quienes esperaban una voz crítica dentro del Gobierno. No defiende la transparencia. No fiscaliza al poder. Simplemente se pliega a los intereses de quien la ha convertido en vicepresidenta. Peor aún: defiende la idea de que «la derecha» sería peor, como si el miedo a un cambio político justificara cualquier traición. Esta falacia moral, repetida por toda la izquierda, no puede seguir siendo el escudo de la corrupción.
Yolanda Díaz demuestra que para ella y su partido el poder está por encima de la verdad. Las promesas de transparencia, regeneración y exigencia ética han sido enterradas bajo toneladas de oportunismo. Ha cambiado principios por decretos, dignidad por silencio, y el interés general por la comodidad de un cargo.
La casta comunista se disfraza de moralismo, pero sus actos la delatan. No vienen a limpiar la política, vienen a parasitarla. Y mientras tanto, el pueblo español, engañado y traicionado, contempla cómo los pactos en la sombra sustituyen al debate público.
1 comentario en «La casta de Sumar no quiere perder su poltrona y pacta con Sánchez aplazar sus críticas sobre la corrupción del PSOE»
… la política es un nido de sinvergüenzas, advenedizos, ladrones y víboras, en el caso de que salga alguno honrado es enseguida eliminado por la élite masónica satanista que lo dirige todo