Cataluña y el cupo: Sánchez consagra la ruptura de España

jugada maestra de Sánchez

Sánchez y la Generalidad acuerdan que Cataluña recaude el 100% de los impuestos autonómicos, con el IRPF de 2026 como primer objetivo

El cupo catalán: primer paso hacia la ruptura de España

La ruptura de España ya no es una amenaza futura. Es un hecho presente. El Gobierno de Pedro Sánchez ha pactado con la Generalidad de Cataluña una llamada “financiación singular” que otorga a esta comunidad la recaudación del 100 % de los impuestos autonómicos, empezando por el IRPF de 2026. Se rompe la caja común, se entrega una función exclusiva del Estado y se consagra, de facto, un modelo confederal que niega la soberanía de España como nación.

Esta medida no es un simple acuerdo técnico. Es una concesión política deliberada que otorga a Cataluña privilegios fiscales que no tienen el resto de comunidades autónomas, y lo hace con el fin de que Pedro Sánchez se mantenga en el poder a cualquier precio. Es, en definitiva, la venta de España por 30 monedas.

Un sistema fiscal propio: modelo de ruptura

En la Comisión Bilateral celebrada en Barcelona, el Gobierno y la Generalitat han firmado un acuerdo que convierte a Cataluña en la única comunidad con capacidad total de recaudación y gestión tributaria. Hasta ahora, la comunidad solo gestionaba un 9 % de los impuestos. Con este pacto, la Agencia Tributaria Catalana (ATC) controlará el 100 %, sin tutela ni supervisión del Estado.

Esto no es un simple acuerdo económico de gestión. Es la atribución de competencias exclusivas del Estado a una autonomía, a una región de España. Significa trasladar la soberanía fiscal desde el conjunto de la nación hacia una parte concreta, fragmentando la autoridad estatal.

Los términos del acuerdo son claros: se reconocen las “singularidades y la voluntad de autogobierno de Cataluña”, y se plantea incluso «generalizar» el modelo al resto, bajo un concepto claramente federalizante. Pero en realidad no es federalismo, es confederalismo: un Estado donde las partes imponen condiciones al todo, anulando la unidad nacional.

Privilegios fiscales: ciudadanos de primera y segunda

Este modelo rompe con uno de los principios sagrados de cualquier nación: la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y, por ende, ante Hacienda. Si Cataluña recauda y gestiona sus propios impuestos sin control estatal, mientras el resto de comunidades permanece dentro del sistema común, se crean dos categorías de españoles: los privilegiados y los sometidos.

El cupo catalán rompe la caja común, hace inviable la financiación del Estado y crea ciudadanos con distintas obligaciones fiscales. Además, se consolida la idea de que cada región puede negociar su soberanía al margen del interés nacional. Este camino no tiene retorno: cuando cada parte busca su propio beneficio, el proyecto común se derrumba.

Sánchez cede poder a cambio de mantenerse en Moncloa

El trasfondo del acuerdo no es técnico ni administrativo. Es estrictamente político. Sánchez necesita los votos del separatismo para seguir en el poder, y ha demostrado estar dispuesto a ceder lo que sea necesario. Primero fue la amnistía. Ahora es ir a un estado confederal. ¿Qué será lo siguiente?

El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, y el delegado del Gobierno en Cataluña, Carlos Prieto, acudieron a la reunión en la que los consellers Albert Dalmau y Alicia Romero expusieron la hoja de ruta de la Generalitat: avanzar hacia la independencia por la vía de los hechos consumados.

Lo que se presenta como “singularidad fiscal” es, en realidad, la ruptura de España por la puerta de atrás. Es una traición a la Constitución, al principio de unidad nacional y a todos los españoles que creen en un proyecto común de nación.

No es dinero, es la soberanía nacional

No se trata de cifras ni de presupuestos. No son unos simples euros de más o menos. Eso será lo que usen para distraernos, incluso desde el PP. Es la venta de España por 30 monedas. Es la entrega de funciones exclusivas del Estado a unos separatistas que no reconocen a España como nación.

Este pacto consagra, sin eufemismos, un Estado plurinacional, confederal y desigual. Un país en el que las partes tienen poder, y el todo, es decir, España, no tiene ninguno. Es el modelo que siempre soñaron los enemigos de la unidad: una España débil, fragmentada y sometida.

La ruptura de España es una realidad política, fiscal y moral. Es el resultado de años de concesiones, cobardía institucional y desprecio por la nación. Si no reaccionamos ahora, cuando queramos recuperar lo perdido, ya no quedará nada.

Comparte con tus contactos:

Deja un comentario