“No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo” (Víctor Hugo)
España necesita tener una alternativa patriótica, social y cultural, que lleve a cabo una sustitución a fondo de todas las políticas creadas durante décadas por el consenso progre y centrista realmente existente.
Los aspectos patriótico y cultural están bastante bien definidos, y ya hemos hablado de ellos en otras ocasiones. Quizás no tanto acerca de la parcela social, en la que nos vamos a fijar ahora, para entender mejor su alcance e importancia.
Desde la perspectiva patriótica y con valores, “lo social” consiste en la defensa de los diferentes grupos de personas o entes sociales de todo tipo que constituyen la sociedad, para orientarlos hacia el Bien Común, haciendo especial énfasis en aquellos que necesitan de la protección y amparo de los poderes públicos, para construir una España mejor con soberanía plena que perdure para las próximas generaciones de españoles, en el respeto a su Historia y sus tradiciones y preservando los valores de las generaciones pasadas.
Una visión correcta de lo social no debe tener demasiado en cuenta las divisiones derecha/izquierda, o la perspectiva partidista, ya que éstas obedecen a criterios que son en muchos casos incorrectos, y configuran un marco de discusión en el que no se van a encontrar las soluciones que España y los españoles necesitan.
Es necesario apoyar a todos los colectivos integrantes de esta mayoría social, para conseguir que apoyen en el futuro a la expresión política de la alternativa social.
Y tener en cuenta que en el momento actual hay muchos españoles (posiblemente millones) que forman parte de la alternativa social, pero ellos no lo saben. Quizá voten sin reflexionar lo suficiente, o no voten, o incluso lo hagan a formaciones políticas que objetivamente les están castigando; pero su situación personal les hace formar parte del inmenso grupo de perjudicados por las políticas de corte socialista puestas en práctica desde hace años. Y es más que probable que muchos de ellos no sepan movilizarse para defender sus intereses, ni cómo luchar en pro de la alternativa; por ello hay que concienciarlos y enseñarlos para la acción.
Hay muchas estrategias y formas de defender a esa mayoría social:
Hacer perder el miedo a la “mayoría silenciosa” para que deje de serlo; al “hombre de la calle”, el “español de a pie” para que sea el dueño de su destino. Ha habido a lo largo de la Historia muchos ejemplos en otros entornos (poujadismo, qualunquismo, gremialismo, Solidarnosc, la revolución de terciopelo, etc.)
Ejercer una acción capilar en todos los cuerpos sociales intermedios para restaurarlos, y dar fuerza a la oposición funcional de los distintos grupos sociales que buscan una mayor influencia social basada en su propia competencia especializada.
Frente al marxismo, que intenta crear socialmente siempre dialécticas de contrarios (lucha de clases entre capitalistas y trabajadores, ricos y pobres, hombres y mujeres, “nacionalidades” y España, progresistas y conservadores, guerras de género o étnicas, inmigración y racismo, capitalismo y socialismo, vencedores y vencidos de la Guerra Civil, etc.), hay que poner en marcha una praxis antidialéctica, que, sin ceder en los principios ni caer en el centrismo, restaure la hegemonía de lo tradicional, refuerce las comunidades naturales y reconstruya las instituciones que ha destruido o desfigurado el socialismo. La armonía, lo unitario y la cooperación, frente a la confrontación, la división y la lucha. La acción es por esencia opuesta a la del enemigo; allí donde se subvierta, se divida, se corrompa, se destruya, nosotros debemos revertir, unir, limpiar y construir. Mucho más difícil.
En un sentido amplio, se trata de fortalecer todos aquellos sectores en los que la dialéctica de la lucha de clases o de contrarios no tiene ningún sentido; por ejemplo cuando trabajo y emprendimiento se identifican, o cuando la colaboración en el ámbito de la empresa (o en todos aquellos entornos que el marxismo trata de enfrentar) es la idea dominante; la sociedad actual está llena de otros casos similares. Lo importante es que triunfe siempre la alternativa contraria a la dialéctica marxista, bien porque no existe tal dialéctica, porque el marco es pluralista, porque desaparecen los contrarios, o porque vence el contrario no marxista.
La acción tiene necesariamente que trascender los límites de los partidos; tiene que ser más social que política, de forma independiente, creando distintos foros o plataformas, o asociándose a las existentes, aun a sabiendas de que sus dirigentes actuales pueden pertenecer al ámbito sistémico del oligopolio partidista. Es la única forma de no depender de los defectos o manías de los partidos, y de superar sus límites o vaivenes electorales. El nexo de unión de todos estos grupos se va creando en la lucha contra la pesadilla progre, y se establece en los objetivos finales que pretende y en las ideas que promueve. Se tiene que poner en marcha una estrategia vectorial, de sumar esfuerzos no siempre coincidentes, pero cuya resultante se aproxima a los objetivos finales.
Señalaremos algunos de esos grupos sociales que son necesarios para dar forma a la mayoría social alternativa que sea capaz de organizarse en torno a la alternativa social (además de patriótica y cultural), y luchar por ella:
Los emprendedores en general, y los que luchan contra la maraña legislativa autonómica que crea fronteras invisibles que inciden en las expectativas de todo aquel que quiera prosperar en el conjunto de España, y que suponen la pérdida de posibilidades de futuro para sectores importantes de la población española. Por otra parte, la formación de un bloque empresarial cada vez mayor con íntimas relaciones colusivas con el Estado, con extensas redes clientelares y “puertas giratorias” distorsiona e impide el libre mercado para las empresas pequeñas y medianas. Es necesario que éstas tengan su propia representación independiente.
Autónomos esquilmados a impuestos y sometidos a infinidad de controles administrativos absurdos, junto con los pequeños comercios y empresas.
Agricultores, ganaderos, pescadores, profesionales de la caza o cazadores, taurinos, las personas que no viven en las grandes aglomeraciones urbanas, y cuyo modo de vida es cuestionado permanentemente por los urbanitas progres.
Cuadros y mandos intermedios de las empresas. Todos ellos tienen la característica común de ser cualificados, por su formación, sus capacidades o su esfuerzo, yson siempre los más perjudicados por el consenso progre: Una fiscalidad que les ahoga especialmente; un sistema educativo que favorece la mediocridad y castiga la excelencia; el tratamiento de masa indiscriminada que las empresas globalistas y las Administraciones dan a estos colectivos.
Trabajadores y profesionales que ven menguado su poder adquisitivo por los elevados impuestos y por la falta de expectativas que presenta una economía pauperizada, sus carreras devaluadas por la inflación de títulos para todos y la ausencia de una buena Formación Profesional. Hay un abultado número de titulados que el mercado absorbe degradando sus salarios y su importancia. Esta masificación provoca la devaluación de todas las titulaciones en el mercado de trabajo, lo que frena o ralentiza las posibilidades de alcanzar la excelencia en el ámbito laboral. Simultáneamente, se concede el monopolio de la representación a sindicatos “de clase” y a patronales globalistas, que hacen imposible la defensa independiente y con voz propia de emprendedores, cuadros y profesionales. Y se abre el mercado a la entrada masiva de inmigración poco o nada cualificada, lo que genera escasa productividad, mínimo valor añadido y tendencia a la baja general de los salarios.
Funcionarios que se ven sustituidos en cometidos de su competencia por los asesores digitales impuestos en los distintos gobiernos, y con la Administración Pública masificada. Donde antes existían cuerpos funcionariales de un alto nivel profesional a los que se accedía por oposiciones limpias y exigentes, ahora hay masas de funcionarios con sistemas de acceso en muchos casos arbitrarios o sospechosos, y con un nivel profesional y salarial menos que mediano. También están incluidos los funcionarios de los sectores de Sanidad (p.ej., médicos con contratos basura mientras las autonomías gastan millones al año en su autobombo televisivo o en chiringuitos) y de la Enseñanza (centros que se caen a pedazos y enseñanza en barracones mientras hay más de 1.200 parlamentarios autonómicos); o profesores que ven cuestionada su autoridad en las aulas.
Muchas mujeres: Las madres de familia, las amas de casa, las mujeres que no tienen problemas con los hombres con los que viven o conviven; y todas aquellas que ahora tienen dificultades para elegir entre trabajo y familia.
Los padres de familia que quieren educar en libertad y en valores a sus hijos, y que desean para ellos la mejor enseñanza; los que son castigados fiscalmente, los que sufren leyes que favorecen la guerra de sexos o aquellos a quienes tratan de lavar el cerebro con modelos “familiares” alternativos y tóxicos.
Los jubilados a quienes el Estado les sigue disminuyendo su pensión cargándoles el IRPF, el IVA, sucesiones, etc. Los miembros de la oligarquía partidista amenazan siempre con que una reducción de impuestos supondría, entre otros, el deterioro de las pensiones; ellos no se ven a sí mismos ni su propio coste o el recorte de sus privilegios como prescindibles. Sólo con eliminar los gastos provocados por el bipartidismo (intereses de la deuda, coste del subsidio de desempleo -el objetivo es alcanzar el pleno empleo-, corruptelas, multiplicidades e ineficacias administrativas, subvención de chiringuitos y enchufes, limitación en cantidad y privilegios de cargos digitales, así como tener políticas defensoras de la natalidad) habría dinero para las pensiones de todo el siglo XXI.
Jóvenes que acceden a un mercado de trabajo precarizado por la competencia desleal causada por el globalismo y sus políticas de desprotección comercial de las empresas españolas, y que no tienen futuro porque les está vetado el acceso a una vivienda, que ahora está castigada en un altísimo porcentaje de su coste (más del 50%) a causa de los impuestos, el suelo sobrevalorado por normativas intervencionistas, las corruptelas urbanísticas, y los trámites interminables.
Miembros de la judicatura que tienen las manos atadas para luchar contra la corrupción partidista o por la igualdad y el control del poder y que ven cómo su misión está politizada hasta la náusea.
Los miembros de los FCSE, o de las FFAA, que han visto cómo sus cualidades personales y profesionales han sido puestas al servicio lacayuno de políticos incompetentes y sectarios, que han acabado con la antigua sensación de estar en un país seguro, han perdido cualquier tipo de independencia nacional, o han vendido España a los separatismos.
Quienes viven en provincias o ciudades pequeñas, o forman parte de la denominada “España vaciada”, que han visto durante décadas cómo las autonomías -con la colaboración del Estado- han practicado una voracidad insaciable para vaciar también de presupuesto y contenido sus instituciones más cercanas, diputaciones y ayuntamientos, que eran quienes tradicionalmente les apoyaban.
Otros muchos sectores sociales afectados por los múltiples problemas del Estado fallido español: los vecinos que viven en zonas de inmigración ilegal, ocupación, marginales, inseguras, o han sido víctimas de las distintas delincuencias; quienes sufren las consecuencias de una Sanidad con compartimentos estancos autonómicos; los hombres con la vida arruinada por falsas denuncias; todos los españoles que se sienten como tales en zonas hostiles controladas por hispanófobos odiadores o que aplican políticas antiespañolas; especialmente los padres de familia que quieren educar en español a sus hijos y viven en regiones en las que se impide su enseñanza.
En general, todos aquellos que por su condición personal, más allá de su ideología política (agricultores, autónomos, pymes, trabajadores, profesionales, padres de familia, mujeres no progres ni femirradicales, con valores religiosos, jóvenes sin futuro, patriotas descreídos del sistema autonómico, con familia, con hijos, cazadores, taurinos, miembros de las FCSE y FFAA, hasta gente a la que le gusta comer carne, o tener un buen coche, etc.) son demonizados por la visión progre de la vida.
… Y los que trabajan duro, y creen en el esfuerzo, en el talento y en la colaboración leal dentro de la empresa y en todos los ámbitos de la propia vida, las personas honradas y responsables, los que tienen espíritu crítico, y más gente aún… El partido más grande de todos es el del descontento.
Muchos de los propagandistas socialdemócratas echan la culpa al “capitalismo” (un concepto tergiversado y demonizado por ellos) de los males que ellos mismos han creado: depauperación de las clases medias, desprotección, pobreza, paro, desigualdad y división. Y el estatismo creciente ha desmovilizado paulatinamente al ámbito civil; el dinamismo propio de gran parte de la sociedad española ha desaparecido en pro de un supuesto Estado providencia, mientras crecían las movilizaciones de los sectores de izquierda más radicales y destructivos.
Existen libros acerca de cómo llevar en la práctica esta estrategia. Queremos citar una obra de Ricardo M. Rojas, argentino seguidor de Milei, llamada “Resistencia no violenta a regímenes autoritarios de base democrática” (Unión Editorial, 2015), cuyo título identifica a la perfección el proceso que estamos sufriendo en España. El libro es un manual de estrategia política, con una visión muy amplia de problemáticas similares a la nuestra, válido para ejercer la acción social de muchos grupos sin que se vean constreñidos al ámbito de un determinado partido, y acompañado de una larga lista de posibles acciones concretas a desarrollar. Para leer reflexivamente y aplicar en lo que proceda.
La formación de la base social de la alternativa es una labor que hay que realizar en el medio plazo, estableciendo prioridades de actuación basadas en razones de mayor éxito o eficacia. Todos conocemos muchos de estos colectivos, actualmente controlados por las élites de la oligarquía partidista, quienes viven magníficamente, mientras sus representados tienen serias dificultades para encontrar un trabajo digno. Es una situación que exige un cambio radical.
Sólo cuando todos estos grupos sociales coordinados tomen conciencia de su fuerza y actúen conjuntamente estará preparada la alternativa. Todo aquello que blinde a la mayoría social de la dependencia de azares electorales o de las limitaciones inherentes a los aparatos partidistas ha de constituir el cimiento de cualquier alternativa.
Un trabajo difícil, paciente, necesariamente bien planificado, para el medio plazo y con poco brillo político, consistente en convencer a todos estos sectores, movilizarlos, preparar propuestas y luchar por ellas. Pero indudablemente eficaz para consolidar la base social, el entorno ampliado de la alternativa política patriota y soberanista que conquistará el futuro.
Julio García | Escritor
1 comentario en «La alternativa social | Julio García»
AfD es «Alternativa para Alemania», en Alemania y la U.E. la quieren prohibir, … sirva de ejemplo