Leyen y Putin | Pío Moa

Leyen y Putin

Al margen de sus características personales,  la Leyen, gobernante de hecho de la UE, y Putin, de Rusia,  representan dos modos de pensar  la política y hasta más allá de ella, la propia concepción del ser humano. Ya que Leyen trata de intensificar la guerra de Ucrania hasta convertirla en europea,  lo cual nos afecta muy directamente, debemos entender las diferencias básicas.

a) Cristianismo. Putin no es anticristiano, sino que fomenta el cristianismo tradicional ruso. La Leyen es clarmente anticristiana, manifiesta en su indiferencia ante los genocidios de cristianos por islamistas, en su apoyo a la inmigración musulmana y en el fondo de su ideología, nominalmente democristiana y en la práctica socialdemócrata. Esto conviene entenderlo mejor: la idea de una unión europea nació precisamente como democristiana tras la SGM, aunque pronto fue adoptada por la socialdemocracia, para la que el cristianismo, la religión en general, es un atraso que se debía ir erradicando. La concepción que se ha impuesto es la socialdemócrata, aceptada de hecho por los democristianos 

b) Elección popular. Leyen  no gobierna  por elección popular, siempre muy endeble en la UE, sino por una especie de cooptación entre iguales. Putin gobierna por victoria electoral. La popularidad de Putin es superior a la de cualquier líder de la UE,  no admite dudas, y es fácilmente comprensible, pese a una propaganda que lo presenta como antidemócrata y asesino de opositores: esto último podría tener algo de cierto, pero el asesinato, incluso masivo, de desafectos, se ha convertido en habitual también por parte de la OTAN.

c) LGTBI. Putin no admite la ideología LGTBI, que es un signo fundamental de identificación política de Leyen y supuesta manifestación máxima de la libertad individual. Dicha ideología presenta el aborto como  un derecho específico, lo que conlleva fomentarlo y masivizarlo. Putin trata de ir frenando el aborto masivo heredado del régimen comunista. Propia de esa ideología es también la inmigración masiva aboliendo las fronteras políticas y la diferencias culturales. 

d) Relación con Usa. La relación de Leyen con Usa reconoce a este como el estado-jefe política, militar, económica y culturalmente, haciendo del inglés la lengua oficiosa de la UE: la Europa occidental –salvo España– tiene una deuda histórica fundamental con el ejército y las finanzas useñas. Putin, aunque ha querido entrar en la OTAN y la UE, se ha visto desdeñado por ellas, y por supuesto nunca ha aceptado esa supeditación. 

e) Agenda 2030. Leyen fomenta las estrategias climáticas y de control social y político de la Agenda 2030. Putin las rechaza. 

f)  Belicismo. La posición de Leyen hacia Rusia es agresiva, tratando de derrotarla en Ucrania y sumirla en una crisis existencial que terminara fragmentándola. Ya Solzhenitsin advirtió decepcionado que la política occidental no era solo antisoviética, sino anrtirrusa. La posición de Putin es esencialmente defensiva ante la progresiva expansión de la OTAN y experiencias como las de Serbia, Irak, Afganistán, Siria o  Libia. 

¿Qué postura tomar en este conflicto? Es claro que los intereses de España no corresponden de ningún modo a los representados por la Leyen (que para España incluyen a Gibraltar), pero al mismo tiempo, por razones geoestratégicas, culturales e históricas, España no puede alinearse con Rusia. Sus intereses exigen una política de neutralidad ante una guerra europea que se está preparando activamente. 

Pío Moa | Historiador y escritor

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