Las fake news. ¿Son tan inocentes como parece? | Albert Mesa Rey

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El tema de las fake news se ha convertido en un tema de rabiosa actualidad con la aparición en nuestras vidas de Internet y las Redes Sociales. En situaciones de crisis política, social o económica, la proliferación de este tipo de noticias es exponencial.

Gracias a internet, el acceso a la información nunca había sido tan fácil y rápido. Cada minuto se realizan más de 3,5 millones de búsquedas en Google, se producen 900.000 accesos a Facebook y se envían 156 millones de correos electrónicos. Esta necesidad de estar informados a cada instante ha provocado también el auge de las conocidas ‘fake news’.

Estas nuevas tecnologías han puesto a disposición de los usuarios un ingente volumen de información con el riesgo asociado de dos fenómenos que dificultan un correcto aprovechamiento. Son la infoxicación y la desinformación.

La infoxicación (overload information) es el exceso de información. Es la sobrecarga de información o exceso de información provocada por la profusión de contenidos en Internet. Es estar siempre «on», recibir centenares de informaciones cada día, a las que no puedes dedicar tiempo. Es no poder profundizar en nada, y saltar de una cosa a la otra.

La desinformación es información falsa o engañosa que se difunde de manera intencionada para engañar e intentar manipular las creencias, emociones y opiniones del público en general. Este es un subconjunto de la información errónea y está relacionada estrechamente con la propaganda y las fake news.

Pero centrándonos en el título del presente artículo, ¿Qué son las fake news?

El término “fake new” quiere decir en inglés noticia falsa. Las fake news difunden información falsa deliberadamente. Intentan llamar la atención con contenido supuestamente «auténtico» para escandalizar a la opinión pública y manipularla.

Existen diferentes categorías de fake news según el grado de intención y tipo del engaño deliberado:

  • Titulares falsos: Los titulares no resumen con exactitud el contenido del artículo, imagen o video o presentan información falsa para llamar la atención. También son conocidos como clicbait.
  • Contenido inventado: Noticias inventadas totalmente falsas esparcidas con intereses concretos como engañar o dañar. Comúnmente se dirigen a grupos de personas susceptibles al tipo de información mostrada para que lo califiquen como creíble y lo compartan en sus redes sociales sin verificar su veracidad.
  • Contenido impostor: suplanta fuentes genuinas.
  • Contenido manipulado: Textos o imágenes reales son manipulados para desviar su sentido.
  • Contexto falso: La información real es sacada de contexto.
  • Omisión de contenido: Elimina partes de la información para sesgar la noticia.
  • Conexión falsa: Noticias, imágenes o pies de fotos que no guardan relación, pero afirman que sí.
  • Sátira o parodia: Noticias de contenido irónico. El objetivo no es el engaño, sino la sátira para llamar la atención sobre los problemas sociales. Sin embargo, puede que la información no se reconozca como humorística y se crea que es información real, ya que el formato es similar al de las noticias auténticas.

El tema de la difusión de fake news no es trivial y deberíamos tomarlo más en serio de lo que solemos hacerlo. Estas noticias están diseñadas para apelar a los impulsos emotivos de los usuarios, hacerlos reaccionar y crear un clima de desinformación y confusión en la opinión pública en cuestión de segundos.  Hay 5 pistas que deberían hacerte sospechar de la veracidad de una información:

  • 1. Si es una noticia muy polémica.
  • 2. Si apela principalmente a las emociones y busca la polarización.
  • 3. Si es una captura de pantalla en la que no aparece la fuente.
  • 4. Si es tan sorprendente que resulta inverosímil o parece una broma.
  • 5. Si contradice la mayoría de las noticias publicadas sobre un tema.

¿Quién genera las fake news?

Normalmente, detrás de una mentira en la red hay objetivos políticos o ideológicos varios. Se trata de influir en la opinión y/o en la agenda pública. Conocer su origen puede llegar a ser muy complicado, pero sí se puede sospechar en qué sectores se creó el bulo observando a quién beneficia su difusión. Recurriendo a la Medea de Séneca que fue quien pronunció la máxima de la investigación: cui prodest scelus, is fecit (que traducido significa: “El que se benefició del crimen, lo cometió”). En cambio, en otras ocasiones, lo que hay detrás de una noticia falsa es la búsqueda de un mero beneficio económico.

Un generador de fake news entrevistado bajo anonimato por una cadena de TV de ámbito nacional, afirmó que: “Las difundo por internet con el afán de que la gente las siga reenviando. Cuanto más se expanden, más clics se hacen y más dinero gano«, confiesa.

Asegura que puede llegar a vivir de fabricar noticias falsas: «Tienes que saber que no hay que sacar una única noticia, sino muchas para ver cuáles pueden tener más éxito. Solo con esas es donde vas ganando beneficios«, explica.

Una noticia falsa se reenvía un 70% más que una real y corre más rápido a través de Internet, sobre todo las ‘fake news’ que tienen que ver con temas políticos: «Normalmente la gente pica en este tipo de noticias falsas porque tiene un interés personal en que esa noticia sea verdadera. Una noticia ideológica o política va a hacer que la gente, sin contrastar la información, la pase porque les viene bien según su ideología». Dime a quien votas y te diré que fake te crees. Todos en mayor o menor medida tenemos nuestros sesgos cognitivos que influyen en nuestros prejuicios y en nuestras opiniones.

Actuación gubernamental ante las fake news.

El Gobierno ha aprobado un procedimiento de actuación contra las conocidas como ‘fake news’ mediante el cual monitorizará la información y podrá solicitar colaboración a los medios de comunicación para perseguir la «difusión deliberada, a gran escala y sistemática de desinformación, que persiguen influir en la sociedad con fines interesados y espurios«. (sic)

Una primera orden en este sentido, fue publicada el jueves 5 de noviembre de 2020 en el Boletín Oficial del Estado (Orden PCM/1030/2020, de 30 de octubre, por la que se publica el Procedimiento de actuación contra la desinformación aprobado por el Consejo de Seguridad Nacional) y firmada por el Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática que dirige Carmen Calvo, que justifica esta decisión en que «uno de los pilares que sustentan a las sociedades democráticas es el acceso a la información veraz”.

El 31 de diciembre de 2021 se ha publicado el, “Real Decreto 1150/2021, de 28 de diciembre, por el que se aprueba la Estrategia de Seguridad Nacional 2021” y que en su capítulo 3º; Riesgos y amenazas, legisla sobre las campañas de “desinformación”. El capítulo 4º; Un planeamiento estratégico integrado; Contrainteligencia, lucha contra las campañas de desinformación y acción frente a las injerencias del exterior. Y se dice en L.A. 13. “Elaborar una Estrategia Nacional de Lucha contra las campañas de desinformación”.

A pesar de que reconozco el impacto negativo que puede tener la difusión de fake news en la estabilidad del estado en la polarización y generación de falsa opinión en la sociedad, me muestro horrorizado de que el gobierno se otorgue la capacidad de decidir y hasta perseguir la difusión de noticias empleando la capacidad de rastreo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), la Presidencia del Gobierno y los gabinetes de comunicación de todos los Ministerios. De aquí al Ministerio de la Verdad de la novela 1984 de George Orwell va un paso o quizás mucho menos.

Opino que debería ser la propia sociedad civil la que debería tener la madurez, la capacidad y sobre todo la voluntad de detectar y no difundir las fake news, sin la necesidad de otorgar al gobierno la posibilidad de justificar la necesidad de un arma de censura de este tipo, a corrientes de opinión y a medios de comunicación no afines y que a priori parece completamente inconstitucional atentando a la Libertad de Expresión.

Conclusión 

Las fake news están presentes en nuestro día a día a través de la red, redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea, representando una amenaza para la difusión de información y para todos los usuarios al ser una fuente de manipulación a nivel global.

Por lo tanto, si bien es trabajoso confirmar si la noticia que nos han compartido o que estamos leyendo en internet es realmente cierta, es importante tomarnos el tiempo necesario para verificar su veracidad antes de compartir y desinformar a más usuarios.

Los únicos que podemos combatir contra las fake news somos nosotros mismos. Es nuestra responsabilidad verificar si la noticia que leemos es real o fake.

Finalmente, un consejo:

Si dudas de la veracidad de una noticia, no la compartas.

Albert Mesa Rey | Escritor

 

1 comentario en «Las fake news. ¿Son tan inocentes como parece? | Albert Mesa Rey»

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