Reacción de la OTAN
El lunes, Putin anunció su decisión de “reconocer de inmediato la independencia y la soberanía” de Donetsk y Lugansk durante un mensaje a la nación y firmó los decretos pertinentes sobre el reconocimiento de la independencia de ambas regiones. “Considero necesario tomar una decisión que desde hace tiempo caía por su propio peso: reconocer de inmediato la independencia y la soberanía de la República Popular de Donetsk y de la República Popular de Lugansk”, dijo Putin al final de su discurso.
El mandatario ruso sostuvo en su discurso que la situación en el Donbás, donde se enfrentan los separatistas prorrusos desde 2014 con el Ejército ucraniano en un conflicto que se ha cobrado la vida de unas 14.000 personas, es “crítica, grave”.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó que el reconocimiento de la independencia de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, por parte de Rusia “avivará dramáticamente las tensiones” en Europa.
Los acuerdos Minsk, agotados
El reconocimiento concedido por parte de Rusia a las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk amenaza con suponer el carpetazo definitivo a los Acuerdos de Minsk, la teórica hoja de ruta para resolver la guerra en el Donbas. El primer intento para solucionar el conflicto por la vía diplomática llegó en 2014, el mismo año en que comenzaron las hostilidades y en que Rusia se anexionó unilateralmente a la península de Crimea. En septiembre, representantes de los gobiernos de Ucrania y de Rusia, de las administraciones rebeldes y de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) estamparon su firma en un primer acuerdo.
Este texto inicial tenía como objetivo principal lograr un alto el fuego, para lo cual estipulaba una docena de puntos que comenzaron la retirada de armamento pesado y un intercambio de prisioneros entre las partes. Sin embargo, fracasó, dado que los combates persistieron y los distintos bandos no escatimaron en reproches mutuos. Los Acuerdos de Minsk, informa EP, fueron reeditados cinco meses más tarde, con las fuerzas ucranianas en retroceso frente a unos rebeldes respaldados desde Rusia. En el segundo documento se sumaron como mediadores Francia y Alemania, que conformaron junto a Ucrania y Rusia el conocido como Cuarteto de Normandía.