La Academia Pontificia para la Vida busca recuperar su misión tras la salida de Paglia | Steven Mosher y Chiara McKenna

Renovación en la Academia Pontificia para la Vida: salida de Paglia

La salida del arzobispo Vincenzo Paglia, ideólogo y activista, de la presidencia de la Pontificia Academia para la Vida (PAV) es, sin duda, una buena noticia.

¿Por qué?, te preguntarás.

Para responder a esta pregunta, tenemos que analizar por qué se fundó la Academia Pontificia para la Vida y hasta qué punto Paglia se alejó del propósito original de la academia.

El papa San Juan Pablo II fundó la Pontificia Academia para la Vida el 11 de febrero de 1994, con el objetivo de estudiar y defender, desde una perspectiva interdisciplinaria, la vida humana en todas sus etapas. En el documento Vitae Mysterium, que sirvió como acta fundacional, el Santo Padre detalló la misión de la academia: “Estudiar, informar y formar sobre los principales problemas del derecho y la biomedicina relacionados con la promoción y protección de la vida, especialmente en su relación directa con la moral cristiana y las directrices del Magisterio de la Iglesia.”

Y durante más de dos décadas, la PAV cumplió cabalmente esa misión… hasta 2016.

Ese año comenzaron una serie de cambios profundos en la estructura vaticana. Primero, el papa Francisco reformó los estatutos de la academia: ya no se requería que sus miembros firmaran una declaración de adhesión a las enseñanzas de la Iglesia sobre la santidad de la vida humana. Poco después, el propio Francisco nombró al arzobispo Vincenzo Paglia como nuevo presidente de la PAV, convirtiéndolo en una figura clave en lo que él mismo denominó un “cambio radical de paradigma”.

En 2019, Paglia lo dejó claro al afirmar que “la Academia, en particular, se convertirá cada vez más en un espacio de encuentro y diálogo competente y respetuoso”. Y añadió que “el término ‘vida’ debe redefinirse, pasando de una concepción abstracta a una dimensión personal.”

Para 2022, ese “diálogo” había derivado en declaraciones que desafiaban abiertamente la doctrina de la Iglesia. Desde la propia Academia se llegó a afirmar:

“Atención: Lo que hoy es disenso puede cambiar. No es relativismo, sino la dinámica de la comprensión de los fenómenos y la ciencia: el Sol no gira alrededor de la Tierra. De lo contrario, no habría progreso y todo se estancaría. Incluso en teología. Piénsenlo.”

Estos ejemplos, entre muchos otros, ilustran el giro ideológico impulsado por Paglia y explican por qué su retiro ha sido recibido con alivio por numerosos católicos en todo el mundo.

Su sucesor es Monseñor Renzo Pegoraro, quien ya se desempeñaba como Canciller de la Academia y número dos de Paglia. Fue nombrado en 2011 por el Papa Benedicto XVI, antes del actual pontificado.

Nuestros contactos en Roma, nos cuentan que Pegoraro ha mantenido un perfil bajo y ha evitado las controversias. Aunque no siempre ha sido del todo claro en sus posiciones, se le percibe como una mejora respecto de Paglia. Resta por ver si su anterior ambigüedad obedecía a falta de claridad doctrinal o, más bien, al hecho de que, bajo el papado anterior, ocultar la ortodoxia era una forma de supervivencia. El tiempo lo dirá.

En todo caso, su designación representa un retorno, al menos parcial, a la normalidad. Pegoraro es médico y cuenta con una sólida trayectoria en bioética católica, lo que contrasta con Paglia, quien carecía de formación específica en el área y actuaba como un activista de causas progresistas.

Una restauración similar se ha producido también en el Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia. El papa León XIV designó recientemente al cardenal Baldassare Reina en reemplazo de Paglia. Aunque Reina no es un especialista en temas de familia, tiene perfil académico y ocupa el cargo en su calidad de Vicario de Roma. Aún está por verse qué nombramientos académicos realizará, pero al menos se ha corregido la anomalía de que un arzobispo sin formación ocupara una posición tan clave.

Esto no significa que, a partir de ahora, el movimiento pro-vida y pro-familia coincida automáticamente con todo lo que hagan o digan la PAV y el Instituto JPII. Pero sin las posturas radicales de Paglia, cuya mirada estaba filtrada por el activismo ideológico, se abre la posibilidad de recuperar una orientación más ortodoxa y fiel a la Iglesia.

Mientras tanto, continuaremos la labor de la Academia Juan Pablo II para la Vida Humana y la Familia, que es totalmente dirigida por laicos. Yo, Steven Mosher, soy su tesorero. Durante los años en que Paglia dirigió la Pontificia Academia, nuestra institución laical ha desempeñado un papel correctivo fundamental, alzando la voz cada vez que fue necesario.

Y seguiremos haciéndolo, con la esperanza de que la Pontificia Academia para la Vida retome pronto la misión para la cual fue creada.

Steven Mosher es presidente y Chiara McKenna es directora de comunicaciones de Population Research Institute www.pop.org

Comparte con tus contactos:

Deja un comentario