Hace años estaban, y se están volviendo a poner, de moda las frases hechas. Un vicio muy habitual en mí, lo reconozco, pero que en muchas ocasiones sirven de retrato a situaciones, colectivos o personas y, en el caso de esta nuestra España dividida en diecisiete taifas, es, sin lugar a dudas, una de las que más se ajustan a la realidad de lo que está pasando.
La frase en cuestión, aserto indudable y sin ningún tipo de atenuantes, se puede aplicar perfectamente hoy mismo, a todos y cada uno de los principales actores de nuestro patio de monipodio particular y a las fechas en las que estamos más. Y es, sin lugar a dudas, tajante: “…//… Le dijo la sartén al cazo: ¡Apártate que me tiznas” …//… Ni que decir tiene que es todo un retrato perfecto, pues muy raramente el cazo, que se suele usar la mayoría de las veces en hervir agua, y raramente en ocasiones que signifique manchas difíciles de limpiar, no es comparable con esas antiguas sartenes de hierro, grasientas y con las costras propias de la fritanga nacional.
Y aquí es donde entra nuestro patio de monipodio y sus habitantes faranduleros. Esta semana, y es algo que venimos arrastrando desde tiempo inmemorial, mejor dicho, desde que se implantaron hace casi cincuenta años los partidos políticos, todo consiste en el “¡y tú más!”. Que solamente demuestra la falta de argumentos de las partes en conflicto y de quienes las representan. Y como de frases va, otra que he oído esta semana a un avezado comentarista de la mañana radiofónica, es la de, “antes existían partidos políticos que tenían nuevas generaciones (o juventudes del partido), mientras que ahora se ha dado la vuelta la tortilla y nos encontramos a unas nuevas generaciones que mueven a los partidos.”
Y con ambas frases de por medio me lanzo al ruedo de la crítica, que ya veremos cómo encajan, ¿y si encajan?, que es, quizá, no solo lo más difícil y complicado, o simplemente será lo más sencillo. Empezamos por el tema de las nuevas generaciones o juventudes. Me queda claro que, en definitiva, no es más que un preámbulo a apuntarse a la gran agencia de colocación que es el partido en sí. Veo a pocos jovencitos, pero con un currículum claro: es el de no haber trabajado en su vida y la incuestionable idea de no hacerlo, aunque caigan chuzos de punta.
Estas juventudes, algunos de ellos con años suficientes para ser algo más que madres, padres, o lo que sea, influyen empujando desde abajo hacia la cúpula del partido, moviendo a quienes están por encima. Si quieren más referencias de cómo lo hacen, no tienen más que ver cualquier serie o película norteamericana de cómo funciona una empresa importante. Y eso es, los partidos se han convertido en empresas, donde los que mandan son como los ejecutivos de las mismas, pero que están siempre en peligro de que alguno de los chicos/as/es nuevos les levante la cartera y lo mande al paro, que es desde donde ellos vienen. En definitiva, algunos comparan a los partidos con oficinas de empleo, y en parte están en lo cierto, pues los de las nuevas generaciones han entrado buscando un empleo seguro y sobre todo que les permita ejercer su ego y sobre todo llevárselo calentito, El ego no, la pasta gansa.
Y ahí es donde entra la otra parte. Hemos visto esta semana y las anteriores al peor reflejo de unos y otros, es decir, los que mandan, los que aspiran a mandar, los que están en el paro y los que irremediablemente van a ir a la oficina del paro, aunque no creo que vayan, porque tienen tan forrado el riñón, algunos y no todos gracias a Dios, como para que vivan como reyezuelos, tanto ellos, como las generaciones futuras que les sucedan.
¿Y por qué inmoral? ¡Fácil! Recordarán toda la semana cuál fue la cantinela de “Pili Juerga”, su jefe o sus compañeros de mesa de “consejo de ministros”; Aquí debemos recordar la frase de Manuel Fraga, Don Manuel para algunos, de que lo más peligroso no son los enemigos, sino los compañeros de partido que te apuñalan en cuanto te despistas. Bueno, pues Pili, se apuntó hace hoy una semanita en su habitual conferencia de prensa, a la media mentira, habitual en ella, cuando trató de vendernos lo de que la imposición de Europa, que el Tribunal o el Consejo, y tal, y tal, le habían dado el visto bueno a excarcelar etarras. Esto va para ella: “Pili vas a ir al infierno por mentirosa”, Peor sería que le creciera la nariz como a Pinocho, pero bueno es lo que hay.
Y volviendo a lo que hay, nos vamos a lo de que los que han puesto a disposición de sus respectivos jefes sus cargos de diputados en la carrera de San Jerónimo. Señores, Pili es como una sartén que les acusa a ustedes de unos pecados muy inferiores a los suyos. Pero…, lo que sí es un pecado es no dimitir de forma irrevocable, coger la foto de su pareja, no digo señora que no se lleva ya, y largarse por la puerta, para no volver. Pero… otro, pero, ¿dónde irían que más valieran?, a ningún sitio, porque en la empresa privada no quieren inútiles y menos cuando han llegado, donde han llegado ustedes y como han llegado. Y yo me pregunto, ¿y los escándalos anteriores? Porque esto es como lo de la novela de Jardiel. ¿Pero hubo alguna vez once mil vírgenes? Miren que lo dudo y ahí lo dejo…
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1 comentario en «Inmoralidad, cazo y sartén | José Antonio Ruiz de la Hermosa»