Honestidad o patriotismo. Ni lo uno, ni lo otro | José Antonio Ruiz de la Hermosa

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Otra semana más viviendo el bochornoso espectáculo de nuestros políticos. De todos nuestros políticos. Porque, por desgracia, casi nadie se salva de la quema. Realmente estoy aburrido y exasperado con el pueblo español. Pancista donde los haya, pues, inexplicablemente, y desde mi punto de vista, no es que comulgue con ruedas de molino, sino con toldos de circo desplegados. No entiendo cómo ese pueblo español que se alzó contra los franceses en 1808, continúa y continúa despotricando en los corrillos de café, en las terrazas calentadas con estufas de gas, o en los diálogos de café a media mañana.

 

Yo escucho a diario a mi competencia radiofónica, de la cual puedo aprender algo. Y cuando digo competencia, de competir, me refiero a alguien con quien no estoy de acuerdo en muchas ocasiones, pero a los que, salvo en casos muy concretos, no se les nota quien les paga, por lo que auténticamente quedan descartadas esas emisoras radiofónicas directamente emparentadas con «telecuatreros» o «telecirco», la secta o ya saben ustedes la recua de televisiones, radios, digitales y los tan escasos medios de papel. Todos ellos, aparte de «loas» al líder único y, por supuesto, a sus acólitos antes de que caigan en desgracia, justifican las subvenciones recibidas y el pago directo, en forma de propaganda a sus cadenas de comunicación de los diferentes partidos pro globalistas de este país, antes llamado España.

 

La verdad es que los medios de los que hablo tan despreciativamente no son más que el noventa y cinco por ciento del total, quedándonos en el otro cinco por ciento los que estamos hasta las narices de que nos tomen el pelo los mal llamados políticos. Y digo mal llamados, porque si ustedes se molestan en ver uno a uno los que plantan sus posaderas en cualquiera de los hemiciclos existentes, congreso y senado a nivel nacional, las diecisiete autonomías, las dos ciudades autónomas, la cincuentena de diferentes diputaciones y cabildos, los miles ayuntamientos, y además los consejos de administración de empresas y entes nacionales y de otras categorías, nos encontramos con un inmenso rebaño que cobran y muy bien por sentarse allí y votar lo que les mande su jefe de filas, es decir el sátrapa político que les han impuesto, y que ha sido impuesto a su vez por los de más arriba y así, hasta llegar a la cúpula de la pirámide de los partidos que manejan el cotarro.

 

No sé si se han percatado, pero esta gente, cuyo único trabajo consiste en decir “si Bwana”, vive muy requetebién, tiene un alto nivel de vida en su mayoría y, salvo raras avis, es incapaz de levantar la voz o decir que no a las tropelías que les mandan cometer. Además, curiosamente en sus teatrillos particulares suelen ser altamente amiguetes, aunque al pueblo, iluso siempre, le vendan lo contrario, y si no vean como lo primero que aprueban cuando ponen en marcha nuevas legislaturas o presupuestos, es lo que se van a llevar en legal, es decir justificado, que no hablamos para nada del famoso tres por ciento, que nunca ha sido tal, sino muchísimo mayor.

 

Recuerdo un chiste que decía: “un ministro visita a su homólogo alemán, que le enseña su casa situada sobre un promontorio que domina una autopista. El alemán le pregunta: ¿qué te parece esa autopista de tres carriles? Y el español todo extrañado le responde que solo ve dos carriles, a lo que el germano replica. “De dónde crees que ha salido este palacete”. Cuando el teutón visita España, acaba en la fabulosa mansión del español que le pregunta a su vez por la autopista que le señala desde el mirador. El alemán sorprendido le dice: ¡no veo ninguna autopista! A lo que el español réplica: “De dónde crees que ha salido este palacete”.

 

Pues eso es lo que hay. No hay ninguna obra pública que justifique los cien mil millones que se supone que Europa da a España para su recuperación. Ni obra ni nada. Por eso, cuando la responsable de controlar estas cosas se personó para comprobar en qué se estaba gastando “la pasta gansa”, se volvió a Bruselas toda indignada por el trato recibido y por la cero información aportada. Pero ninguno de sus colegas europeos movió ficha, más allá de hablar por hablar. Es lo que hay. Pero, aunque parezca mentira, esa es nuestra oportunidad de salvar a España de los que viven del cuento y de obedecer a los sátrapas de vía estrecha que tenemos.

 

https://youtu.be/15ZTy2-EoCA

 

Os adjuntamos un vídeo en el que aparecen otros colaboradores de este digital, como Luis Losada y en el que yo colaboré en su realización y producción, que os orientará acerca de que, aunque por el camino más largo y tortuoso buscado, que la Justicia Europea acabe con el mangoneo del desgobierno, nos hemos dado cuenta a posteriori que sirve para “pararles” en muchas más cosas, y pararles fundamentalmente su principal objetivo, que es “llevárselo crudo”, simplemente por decir “si bwana” a quien les ha puesto en las listas de la partitocracia por esa característica suya, y no por las que debieran tener.

 

A este “gentecilla” se le ha olvidado que están ahí como representantes del pueblo, que son servidores del pueblo y que ese dinero que se llevan por obedecer a los jefes de sus partidos lo obtienen de los impuestos que usted y yo pagamos. Bueno, en algún caso ya nos los extraen directamente sin nuestro permiso. Se les ha olvidado a esta “gentecilla” que son nuestros empleados, no de sus jefes de filas y en la cúspide de quien manda al sátrapa y a los que fingen ser su oposición. Ya está bien, ¿cuándo se darán cuenta que “la Honestidad” y “el Patriotismo” deben ser su principales metas y características, en lugar de la de “llevárselo crudo”. Mejor os vais a vuestras casas antes de que os echen con cajas destempladas. Y ahí lo dejo….

 

José Antonio Ruiz de la Hermosa es, de primera formación, Sanitario y Capitán retirado de Sanidad Militar. Después, historiador, escritor y divulgador. Actualmente dirige en Decisión Radio varios programas de divulgación histórica y “La Cortina de Humo” sobre la actualidad nacional.

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