Ha recaudado más de 123.000 libras para financiar su lucha judicial, pero aún necesita 10.000 más para poder reclamar la ley en el Tribunal de Apelación
Todo comenzó en 2018, cuando Heidi Crowter, nacida en 1995, leyó que el 90 % de las personas del Reino Unido que se enteraban de que su hijo iba a nacer con síndrome de Down abortaban. Quedó muy sorprendida al conocer una cifra tan alarmante y decidió hacer algo para frenarlo. ¿El motivo? Ella tiene síndrome de Down.
Para entender este alto porcentaje, hay que revisar el contexto. El aborto está permitido en Reino Unido hasta las 24 semanas de gestación, pero con una salvedad: que el niño tenga una discapacidad. «En ese caso, se permite el aborto hasta el nacimiento», explica Lynn Murray, presidenta de la asociación de síndrome de Down Don’t Screen Us Out (no nos descartes).
Crowter tiene ahora 26 años y una vida normal aunque haya tenido varias enfermedades, se ha graduado en el mismo colegio al que asistieron sus hermanos, se ha independizado, ha estudiado estética, ha encontrado un trabajo y se ha casado con James Carter, que también tiene un cromosoma de más.
Ni los padres de Crowter ni los médicos que llevaron el embarazo de su madre supieron que tenía síndrome de Down hasta el día del nacimiento. Tampoco les importó.
La puesta en marcha
Un día desde su casa, cerca de Birmingham, empezó a publicar contenido en las redes sociales: «Esta ley me hace sentir no querida y no deseada. Me incluyen en esa definición de ser gravemente discapacitada sólo porque tengo un cromosoma extra. Lo que me dicen es que mi vida no es tan valiosa como otras y no creo que sea correcto. Creo que es francamente discriminación», explicaba.
A medida que Crowter se involucró más en su trabajo como activista del síndrome de Down decidió ponerse manos a la obra. Encontró un abogado que estaba interesado en la difícil situación. Ella, según ha explicado, estaba ansiosa por ser cliente de un caso que se esforzaría por crear conciencia sobre la cláusula de aborto por discapacidad y tratar de eliminarlo de la ley. «La cláusula de discapacidad en la ley del aborto me hace sentir que la ley está señalando a un grupo para un trato desfavorable y eso hace daño y no está justificado».
«He aprendido que los médicos están poniendo demasiado énfasis en los aspectos negativos de la vida con síndrome de Down y, al mismo tiempo, probablemente no saben nada sobre la vida con síndrome de Down», explica. Desde el advenimiento de la detección prenatal, la población con síndrome de Down en Reino Unido se ha reducido a la mitad.
Caso al Tribunal de Apelación
Crowter perdió su caso en septiembre entre una ola de publicidad en los principales medios de comunicación, pero actualmente está solicitando al Tribunal de Apelación que se revise la decisión, ya que los jueces no se comprometieron con su argumento y dijeron que la ley no crea estereotipos negativos. Pero la gente de la comunidad no lo entiende así.
La reacción del pueblo han sido más de 3.500 donaciones para financiar el caso, una indicación del apoyo que tiene. Ha recaudado más de 123.000 libras, pero aún necesita otras 10.000 para poder llegar hasta el Tribunal de Apelación. Tiene una web donde la gente puede donar el dinero que consideren y así ayudarla con el caso.
Heidi y Maire, madre con un hijo con síndrome de Down, se esfuerzan mucho en señalar que este caso no se trata de los aciertos y los errores del aborto. «Ninguno de nosotros juzga a las mujeres que han abortado a su bebé a raíz de la noticia del síndrome de Down, viven en una cultura que aún tiene que abrazar condiciones como el síndrome de Down y es necesario que haya más apoyo para las mujeres que se encuentran en esta situación, no solo una oferta de aborto», concluye Murray.
(Con información de El Debate.com)