Demoledor informe, y que la UE esconde, alerta de grandes pérdidas en la producción de alimentos por seguir la agenda 2030

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agenda 2030 contra el campo

Que la UE está siguiendo a rajatabla la hoja de ruta de la agenda 2030 y de las élites globalistas es totalmente constatable. Y el  campo es un de los sectores donde se ve más patente este brutal ataque.

El campo ha acusado a Bruselas de haber ocultado informes que demuestran el brutal daño a la producción de alimentos por su empeño en sacar adelante los postulados de la Agenda 2030.

Informe que alerta de pérdidas del 17% por la imposición de la agenda 2030

Asociaciones como ALIV han apuntado al estudio elaborado por el Centro Común de Investigación (JRC) de la UE. Y señalan al Vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, como responsable del ocultamiento de ese estudio. El informe existe y, efectivamente, alerta de pérdidas de hasta un 17% en la producción de alimentos por el empeño en avanzar de forma acelerada y sin medidas paliativas para el campo en la Agenda 2030.

El JRC -autor del informe que alerta de un peligro en la producción de alimentos en Europa- está integrado en el esquema de trabajo de la propia UE y «desempeña un papel clave en varias fases del ciclo de actuación de la UE. Contribuye al objetivo general de Horizonte Europa», como señala su propia documentación, y trabaja «en estrecha colaboración con organizaciones de investigación y políticas de los Estados miembros, con las instituciones y agencias europeas y con socios científicos en Europa y a nivel internacional, también en el marco del sistema de las Naciones Unidas».

Se trata de un estudio de 2021 titulado «Modelización de la ambición medioambiental y climática en el sector agrícola con el modelo CAPRI. Exploración de los efectos potenciales de determinados objetivos de las estrategias «de la granja a la mesa» y «Biodiversidad» en el marco de los objetivos climáticos para 2030 y la Política Agrícola Común posterior».

Conclusiones del informe

Y estas son algunas de las conclusiones que se detallan en el polémico estudio del JRC. Efectivamente, alerta de un panorama más que preocupante para la población europea por culpa del empeño en aplicar de una forma acelerada los mantras ecologistas en la UE.
El estudio señala literalmente que algunos de los escenarios de objetivos [F2F y BDS y LP de la PAC (tanto sin como con el NGEU] provocan cambios en la asignación de tierras, el número de animales, la producción y la posición comercial de la UE en comparación con la situación de referencia.
El informe señala que «la traducción de estos cambios en la superficie y el número de cabezas en la alteración de la oferta muestra un doble efecto de las medidas aplicadas a los cultivos y la ganadería«. Por un lado, «la disminución del rendimiento asociada al aumento de la agricultura ecológica y a la reducción de los pesticidas agrava la reducción de la superficie, provocando mayores caídas de la producción». Por otro lado, «la mayor eficiencia derivada de las mejoras genéticas hace que las reducciones en el número de animales sean superiores a las de la oferta de leche y carne de vacuno».
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El estudio no esconde en ningún momento que «los cambios en la producción conducirían a una disminución de las posiciones exportadoras netas de cereales, carne de cerdo y aves de corral, y a un empeoramiento del déficit comercial de la UE en semillas oleaginosas, frutas y hortalizas, carne de vacuno y carne de ovino y caprino«. En el caso de los productos lácteos, sin embargo, «se espera que mejore la posición exportadora neta de la UE, debido al aumento de la producción derivada de las mejoras genéticas. Estos cambios en el comercio explican la fuga de una parte sustancial de la mitigación interna conseguida».

Y todo ello tendría efecto en los precios: «Los precios al productor registran un aumento del 10%». Es más, «los aumentos de precios son significativamente superiores en el caso de los productos ganaderos. En cuanto a los ingresos y costes de las distintas producciones, se observa una mayor reducción de los ingresos en el caso de los cultivos, y una mayor reducción de los costes en el caso de la ganadería».

No mejora el efecto invernadero

Para colmo, buena parte de lo conseguido en materia de reducción de emisiones acaba beneficiando al resto del mundo: En determinados escenarios, «la reforma de la PAC puede ayudar a conseguir una reducción del 28,4% de las emisiones de gases de efecto invernadero del sector agrícola para 2030 en comparación con la situación de referencia […]. Sin embargo, más de la mitad se «filtra» al resto del mundo (es decir, las emisiones aumentan en regiones no pertenecientes a la UE)».

«La mitigación total conseguida puede dividirse entre los cambios en la producción (mezcla y niveles) y la mitigación conseguida mediante tecnologías y prácticas agronómicas», porque lo cierto es que tampoco es verdad que se pueda imputar íntegramente a las medidas de restricción agrícola. Los agricultores no han tardado en denunciar que este informe y otros similares no han sido tenidos en cuenta a la hora de imponer una Agenda 2030 acelerada. Una que, según ellos, va frontalmente contra el campo.

(Con información de Libertad Digital)

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