Que la ONU está al servicio de las élites globalistas y de las mafias lgtbi es diariamente constatable. Un informe de las Naciones Unidas recientemente publicado señala que los derechos religiosos deben estar subordinados a los derechos de la agenda LGBT y sus adherentes.
Madrigal-Borloz argumenta que las personas con confusión de género y las que sienten atracción por el mismo sexo tienen derecho a acceder a la espiritualidad en igualdad de condiciones con todos los demás, lo que lo lleva a concluir que todas las religiones deberían respaldar la ideología LGBT. El informe sugiere que los líderes e instituciones religiosas deberían usarse para promover la ideología homosexual y transgénero dentro de sus países. Afirma que la orientación sexual y la identidad de género son derechos fundamentales, equivalentes o incluso superiores al derecho a la libertad de religión. El informe argumenta en contra de que los trabajadores e instituciones de salud religiosas puedan negarse a realizar abortos o tratamientos y cirugías de «afirmación» transgénero. También afirma que no se debe permitir que los proveedores de servicios, como panaderos y floristas, nieguen el servicio basándose en creencias religiosas.
Reacciones en contra
Obviamente este aberrante informe ha tenido numerosos rechazos. Jack Fonseca de Campaign Life Coalition, ven el informe como evidencia de que la ONU es una organización anticristiana que busca destruir el cristianismo y la libertad individual. Fonseca argumenta que el verdadero objetivo de la ideología LGBT es socavar las democracias y lograr una dictadura global. Advierte que aceptar la tiranía religiosa como una forma de derechos humanos sienta un precedente peligroso para otras formas de tiranía. Fonseca señala que años antes de que Canadá legalizara el matrimonio entre personas del mismo sexo, advirtieron que llevaría a que la Biblia se volviera ilegal y los pastores fueran encarcelados. Él cree que el informe de la ONU revela que ese fue el objetivo todo el tiempo.
El informe llega en un momento en que muchos países se oponen a la agenda LGBT y regresan a los valores tradicionales. Hungría, por ejemplo, aprobó una ley contra la promoción de la homosexualidad entre menores para proteger a los niños, a pesar del rechazo de la Unión Europea. El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, y líderes de 22 países africanos y el Reino Unido también se reunieron para hablar sobre la protección de la cultura africana y los valores familiares. Además, 22 países tradicionales se unieron en las Naciones Unidas para oponerse a la educación sexual integral para niños.