Ahora es la niña Indi Gregory la condenada a muerte por un juez que ordena retirarle el soporte vital cuando podría ser trasladada a Italia para ser tratada.
En concreto, Charlie Gard, Alfie Evans, Isaiah Haastrup y Archie Battersbee fueron niños que murieron en Reino Unido tras retirarles el soporte vital contra el criterio de sus padres y a los que los médicos y la Justicia británicas impidieron trasladarles a otros países para recibir tratamiento. Pues bien: se ha producido un nuevo caso y también en Reino Unido.
Eutanasiar a la niña de siete meses Indi Gregory
El juez del Tribunal Superior- si se le puede llamar juez-, Robert Peel, dictaminó que a la niña de siete meses Indi Gregory –que padece una rara enfermedad del ADN mitocondrial, que los médicos británicos no tienen intención de tratar– se le retire el soporte vital, en contra de la voluntad de sus padres, que quieren trasladarla al Hospital Bambino Gesù de Roma, donde la podrían tratar médicamente. Es decir, el juez no solo no obliga a los médicos británicos a tratarla o, como mal menor, el que pueda ser tratada en otro país, sino que se erige no en juez sino en verdugo y dictamina que debe ser eliminada.
Y lo peor de todo es la excusa que pone el juez para decretar su muerte: «en el interés superior» de la niña. Al parecer, y según el juez, matarla es el «interés superior» de la niña…
Contra la patria potestad de los padres
Sus padres, Dean Gregory (37 años) y Claire Staniforth (35 años), que llevan semanas librando una dura batalla legal para salvar a su hija, no pueden por tanto trasladarla a Italia, donde los médicos creen que tiene muchas posibilidades de sobrevivir.
Sin embargo, el juez Robert Peel ha decidido que los médicos no pueden desconectar el respirador artificial que mantiene con vida a Indi hasta mañana a las 15.00, hora italiana, para que los padres tengan la oportunidad de apelar de nuevo.
Fueron los médicos del Queen’s Medical de Nottingham, el hospital donde se encuentra la pequeña, quienes recurrieron a los tribunales porque los padres, que aseguran que Indi responde a estímulos, llora, mueve los brazos y las piernas, se oponen a la suspensión del soporte vital.
«Aunque el traslado a Italia conlleve cierto riesgo, la única alternativa que se nos ofrece en el Reino Unido es aceptar la muerte de Indi», ha declarado el padre de la niña, Dean Gregory, que cuenta con el apoyo de los abogados de la organización benéfica del movimiento provida Christian Concern. «La oferta de Italia es la única posibilidad que tenemos de tratar a nuestra hija y, como padres, queremos seguir esta vía».
¿Por qué ha de prevalecer la opinión del Estado sobre la de los padres en casos como este y el de los otros niños eutanasiados en Reino Unido?
La eutanasia (quitar el soporte vital es una forma de eutanasia) y el suicidio asistido suponen traspasar la frontera ética de que la vida es sagrada y ni uno mismo y ni mucho menos un tercero puede disponer de ella. Y en Reino Unido, el Estado ha traspasado ya en cinco ocasiones esa frontera ética. Y se ha hecho dueño de la vida y de la muerte, algo que no corresponde a nadie.
(Con información de la Hispanidad)