El adoctrinamiento infantil proaborto avanza agresivamente en Estados Unidos con un libro dirigido a niños de cinco años que glorifica el aborto como un “superpoder”.
Un libro diseñado para moldear mentes vulnerables
El nuevo fenómeno del adoctrinamiento infantil proaborto llega disfrazado de cuento inocente. “El aborto lo es todo”, un libro infantil promovido por Shout Your Abortion, intenta introducir el aborto en la mente de niños que todavía duermen con peluches. La extrema izquierda radical entiende que dominar a un país exige dominar a sus niños.
El grupo presenta este libro como una herramienta para explicar el aborto con “lenguaje inclusivo y accesible”. En realidad, encubre la brutalidad del acto con ilustraciones acuarela y colores festivos. El libro afirma que el aborto “permite imaginar el futuro y tomar decisiones que nos conduzcan a la vida que imaginamos”. Ningún niño de cinco años comprende esa frase. Ni falta que les hace. Pero la propaganda sí lo busca.
El adoctrinamiento infantil proaborto convierte un acto irreversible en magia empoderadora. El texto describe el aborto como un “superpoder humano”. El superpoder, según ellos, consiste en eliminar una vida para “crear la propia”. Una lógica que ningún padre con sentido común aceptaría.
La mentira de la “magia” proaborto
El adoctrinamiento infantil proaborto manipula la inocencia. El libro explica que los “seres vivos se reproducen” y que “a veces el embarazo termina”, como si una acción voluntaria equivaliera a una tragedia natural. Nunca menciona cuándo comienza la vida humana. La ciencia sí lo dice: en la concepción.
Los textos citan frases como: «Los seres humanos nos diferenciamos de las plantas porque imaginamos nuestras vidas dentro de muchas estaciones». Intentan equiparar la capacidad de imaginar con la capacidad de eliminar vidas. Una falacia emocional diseñada para borrar cualquier sombra de moralidad.
La abogada Jenna Ellis ha denunciado esta estrategia como “absolutamente malvada”. También pregunta por qué introducir un acto tan violento en la mente de un niño que aún necesita luces de noche. La respuesta es obvia: si moldeas la moral desde la infancia, controlas el futuro adulto.
El adoctrinamiento infantil proaborto se basa en desensibilizar desde edades tempranas. Reducen el aborto a una decisión estética. Disfrazan el drama. Callan el dolor. Ocultan la verdad.
El negocio político del adoctrinamiento infantil proaborto
El libro no es inocente ni casual. Forma parte de una campaña de financiación de Shout Your Abortion. Los autores ofrecen ediciones firmadas por donaciones de 100 dólares. Monetizan la ideología. Comercializan la muerte. Y llaman a eso “normalizar el aborto”.
La organización busca “erradicar el estigma”. Lo traducimos: quieren que el aborto deje de verse como lo que es. Por eso colocan el foco en los niños. Un niño adoctrinado no cuestiona. Repite. Normaliza.
El Vicepresidente J. D. Vance ha denunciado el clima represivo contra los movimientos provida en Reino Unido. Señala que las leyes de “zonas de contención” criminalizan incluso la oración en silencio. Si perseguir a ancianas por sujetar un cartel resulta admisible, ¿qué impide adoctrinar a niños en las aulas o en sus casas?
Las iniciativas de control social avanzan coordinadas. Aborto convertido en superpoder. Oración convertida en delito. El mundo al revés.
El adoctrinamiento infantil proaborto no educa. Doma. Crea una generación entera predispuesta a aceptar que la vida humana carece de valor intrínseco. Y con esa premisa, la izquierda radical gana terreno cultural.
Padres: la batalla moral empieza en casa
Los promotores del adoctrinamiento infantil proaborto lo dicen sin vergüenza: quieren “reescribir los guiones culturales”. Quieren influir más que los padres. Aspiran a ocupar la conciencia infantil antes de que una familia pueda transmitir valores de vida.
Los niños no necesitan libros que expliquen cómo eliminar hermanos. Necesitan protección, amor y adultos que defiendan su inocencia. Necesitan verdad, no propaganda.
La vida es un regalo. Cada niño es único. Cada latido merece respeto. El aborto no es un superpoder. Es una tragedia ideologizada.
El adoctrinamiento infantil proaborto intenta destruir la familia desde la raíz. Busca moldear generaciones enteras. Su estrategia consiste en disfrazar la eliminación de vidas como un juego de colores. Frente a eso, los padres deben responder con educación, claridad y valentía. La batalla por la vida se libra en la cultura. Y la cultura la forman las historias que contamos a nuestros hijos.




