Empiezan a emerger voces de socialistas de primer nivel críticas con Sánchez. Todavía no están coordinadas, pero es el primer paso.
Adriana Lastra, delegada del Gobierno en Asturias y exvicesecretaria del PSOE se distancia de Ferraz y consolida un discurso crítico hacia la gestión de Sánchez. Así mismo, la exdirigente socialista Soraya Rodríguez pide a los críticos con el sanchismo que se «levanten»
En pleno deterioro político y descomposición del gobierno, empiezan a emerger alternativas a Pedro Sánchez desde dentro del PSOE, un partido desbordado por escándalos, divisiones y un liderazgo en caída libre.
El PSOE entra en fase de descomposición y emerge alternativa a Pedro Sánchez
El clima interno del PSOE resulta ya irrespirable. Casos de corrupción, denuncias de acoso sexual y peleas internas sacuden a un partido que intenta contener la sangría mientras emergen alternativas a Pedro Sánchez desde distintos flancos.
La propia dirección admite la existencia de “fuego amigo”. Lo que antes se negaba, hoy aparece frente a todos: socialistas históricos y cargos relevantes empiezan a cuestionar abiertamente al presidente del Gobierno y secretario general.
El primer nombre que aparece con fuerza es Adriana Lastra, un perfil que resurge después de años de silencio. Su distancia de Ferraz, su capacidad para conectar con las bases y su posición estratégica en Asturias la sitúan en el centro del tablero.
Fuentes internas destacan que Lastra nunca rompió con el sanchismo, pero tampoco lo sigue ciegamente. Ese equilibrio explica por qué emerge como alternativa a Pedro Sánchez precisamente desde su figura.
La tensión crece desde el “caso Salazar”, un terremoto que no solo destroza la imagen del PSOE, sino que expone un modelo de poder tóxico y fallido. Varios cuadros reconocen que el partido vive el mayor desgaste en décadas.
Adriana Lastra, Soraya Rodríguez y el despertar del antisanchismo
Lastra representa hoy el epicentro de ese malestar. Antiguamente uno de los rostros del sanchismo, su trayectoria demuestra que conoce el sistema desde dentro y que sabe cómo opera Ferraz. Eso explica por qué muchos militantes observan como alternativa a Pedro Sánchez ya que no proviene del sector crítico tradicional.
Su ascenso se aceleró en 2017, cuando se convirtió en vicesecretaria general. Después llegó su etapa como portavoz parlamentaria. Su ruptura con la dirección se evidenció en 2021, cuando dejó el puesto por el clima interno irrespirable. Desde entonces, su figura se mantiene latente, pero sólida.
El retorno institucional de Lastra como delegada del Gobierno en Asturias reactivaró su peso político. Desde ahí consolida un discurso sereno, pero crítico, un punto de equilibrio buscado por los sectores hartos del sanchismo.
El segundo nombre es Soraya Rodríguez, que ya no teme hablar claro. Asegura sentirse “espantada” por el número de implicados en casos de acoso sexual y por la reacción del PSOE. Recuerda que el partido posee un protocolo contra el acoso que Ferraz ignora deliberadamente.
Rodríguez denuncia que las denunciantes de Salazar recibieron presiones desde la propia vicepresidencia del Gobierno, un hecho que considera “gravísimo”. Sus palabras resuenan con fuerza en un partido donde emerge alternativa a Pedro Sánchez a medida que más voces rompen el silencio.
Rodríguez sentencia: “Hoy el PSOE es el partido sanchista. Todo lo que no es Sánchez está callado, marginado o fuera”. Y lanza un reto: “Hay que levantarse”.
Page, Lobato, Sevilla y los históricos alimentan la fractura interna
El bloque de críticos visibles también se mueve. Emiliano García-Page mantiene un discurso autónomo desde Castilla-La Mancha. Aunque su peso nacional es limitado, su figura alimenta la percepción de que emerges alternativas a Pedro Sánchez en distintos frentes.
Juan Lobato, exlíder socialista madrileño, exige un Congreso federal y reclama un PSOE que piense en su proyecto antes que en la supervivencia de Sánchez. Su discurso no articula aún una corriente, pero suma ruido al malestar colectivo.
Ignacio Urquizu, desde la esfera mediática, refuerza el análisis de que el partido perdió su identidad política bajo el sanchismo.
Jordi Sevilla plantea abiertamente la necesidad de una corriente interna organizada, algo que Ferraz observa con creciente preocupación.
En el ámbito histórico, nombres como Felipe González, Alfonso Guerra o Susana Díaz reaparecen cada vez que el partido vive un terremoto. Su influencia formal es mínima, pero su capacidad para moldear opinión sigue viva.
Mientras todo esto ocurre, dirigentes intermedios admiten que empieza a emerger una alternativa a Pedro Sánchez por acumulación de descontento, no por un plan articulado. El desgaste es ya innegable.
Un PSOE fracturado busca otro rumbo mientras crece la sensación de fin de ciclo
La figura central de esta situación sigue siendo Adriana Lastra, no por cálculo, sino por ausencia de opciones viables. Su discurso prudente, su posición intermedia entre el sanchismo y los críticos, su conocimiento del partido y su vínculo con las bases la convierten en una alternativa real aunque aún silenciosa.
Ferraz intenta minimizar su papel, pero las conversaciones internas se intensifican. Varios cuadros afirman que el PSOE necesita “renovación orgánica y reflexión profunda”. Es el reconocimiento explícito de que emerge una alternativa a Pedro Sánchez por necesidad, no por ambición personal.
El partido atraviesa un momento crítico. El sanchismo se agrieta, y los escándalos aceleran la ruptura. El silencio ya no protege al líder. Las voces internas lo confirman: el ciclo político de Sánchez se acerca a su límite.




