El retroceso estratégico de las élites globalistas: dos pasos adelante y uno para atrás … para consolidar el control

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¿Está el globalismo, como muchos están sugiriendo, ante la aparente deserción de sus cabeceras como BlackRock, McDonald’s, DisneyMeta? La respuesta es clara y simple: No, no está en pánico, ni se están derrumbando como un castillo de naipes, sino que atraviesa un periodo de consolidación estratégica.

Las élites globalistas están ejecutando una jugada de libro en su estrategia de control poblacional. Aunque pueda parecer que están reculando ante el creciente descontento social y los cambios en el escenario político global, lo cierto es que están aplicando una táctica bien conocida: dos pasos adelante, uno hacia atrás. Esta pausa no es un signo de debilidad, sino una oportunidad para consolidar lo ya avanzado, adaptarse al nuevo tablero geopolítico y reajustar sus planes para asegurar el éxito a largo plazo.

La estrategia de «dos pasos adelante, uno hacia atrás» se fundamenta en la necesidad de evitar una reacción demasiado hostil por parte de las masas, especialmente cuando las medidas de control se implementan de manera demasiado rápida. Al ralentizar el ritmo, estas élites pueden manejar el descontento social, permitiendo que las tensiones se disipen mientras refuerzan las estructuras que ya han establecido. Este proceso de consolidación es crucial para asegurar que los cambios introducidos no solo perduren, sino que también se vuelvan aceptables para la población a largo plazo.

Al encontrar algún escollo importante en el camino, se usa la táctica de una ligera variación de dirección para, de esa manera, ir consolidando el avance del proyecto globalista. A veces, se impone un cambio de velocidad para sortear los tropiezos que el camino presenta. El retroceso es siempre para consolidar posiciones; si pierde una, recupera otra.

El descontento social ha sido un factor determinante en este aparente retroceso. Las protestas masivas, el auge de movimientos políticos alternativos, en muchos casos fuera de los partidos políticos tradicionales, y el escepticismo creciente hacia las narrativas oficiales han obligado a las élites globalistas a reconsiderar su enfoque. Lo han visto con la reacción en las urnas tanto en EEUU con Trump como en Europa donde sus principales dirigentes han caído derrotados. Han comprendido que un avance demasiado rápido podría desestabilizar el sistema que intentan controlar, provocando una reacción adversa que podría poner en peligro todo su proyecto.

Por lo tanto, la clave para entender estos movimientos radica en reconocer que no se trata de una retirada definitiva, sino de una pausa estratégica. Las élites globalistas están simplemente consolidando lo avanzado, ajustando su estrategia para asegurar que, cuando retomen su marcha, lo hagan desde una posición más sólida y con menor resistencia.

En conclusión, la pausa de las élites globalistas no es más que una etapa intermedia en su estrategia de control poblacional. Al ralentizar el ritmo, están buscando consolidar sus logros y prepararse para futuras etapas de su plan, asegurándose de que su dominio se mantenga y se expanda en el tiempo.

Es crucial que ante esta pausa – que no derrota- en el avance del globalismo, no caigamos en el triunfalismo ingenuo de quienes piensan que la batalla ya está ganada y que podemos bajar los brazos. Tal actitud sería un error estratégico que podría costarnos caro. Lejos de haber sido derrotados, los promotores de la agenda globalista están en un proceso de consolidación, ajustando sus tácticas para continuar avanzando en sus objetivos. Por ello, este es precisamente el momento para redoblar nuestros esfuerzos y aprovechar las circunstancias para avanzar en la agenda soberanista, en la defensa de la familia, la vida, y los valores nacionales.

No es tiempo de descanso, sino de acción, de fortalecer nuestras posiciones y de trabajar incansablemente por un futuro donde la Patria, la familia, la vida y la libertad educativa y religiosa sean los pilares indiscutibles de nuestra sociedad.

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1 comentario en «El retroceso estratégico de las élites globalistas: dos pasos adelante y uno para atrás … para consolidar el control»

  1. Totalmente de acuerdo con el análisis del estado de la cuestión. Nada de triunfalismos, ni de que está ganada la guerra; sólo es una batalla que, por el momento estamos ganado los patriotas frente a los globalistas. Para acabar ganando esta batalla, no hay que bajar la guardia, estar muy atentos a los movimientos o paradas del globalismo y seguir haciéndole frente, con la Verdad como emblema de nuestra identidad.
    Para ganar la guerra, hará falta, además, que otra generación, por lo menos, coja el relevo y ponga KO definitivamente a este desaguisado.

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