Es un gesto simbólico y tardío
«España está preparada para el reconocimiento del Estado palestino», declaró el miércoles Pedro Sánchez desde el Congreso de los Diputados. «Ya tiene fecha», avanzó esta misma semana el ministro de Exteriores José Manuel Albares.
España sería así el décimo estado miembro de la Unión Europea en reconocer a Palestina, un Estado dividido «de facto» en dos territorios –Gaza y Cisjordania– con unos asentamientos israelíes, siempre en expansión, en el segundo que –unido a que Israel es un Estado sin fronteras definidas– dificultan su porvenir y eficacia como ente y complican la solución de los dos Estados que la diplomacia occidental trata de revivir
Hasta ahora han reconocido a Palestina los siguientes países europeos: Polonia, Hungría, República Checa, Suecia, Rumanía, Bulgaria, Eslovaquia, Malta y Chipre. En total, 138 de los 193 estados miembro de la ONU han dado ya el paso.
Los expertos y conocedores del conflicto palestino-israelí, con raíces que se remontan a casi un siglo, consideran que las consecuencias son limitadas, porque el propio reconocimiento es más simbólico que práctico. Pero tendrá otro tipo de consecuencias ya que con ello, Sánchez, claramente, se ha postulado hacia uno de las dos lados en este conflicto.
Consecuencias directas. Reacción de Israel: «España se convertiría en un jugador no relevante ante los ojos de Israel».
Esta medida tendría un gran impacto en la relación con Israel, ya tensa desde el viaje de Sánchez a Israel el pasado noviembre en el que el socialista tildó ante Benjamin Netanyahu de «insoportable» el número de muertos palestinos en los ataques aéreos que Israel ha lanzado desde el 7 de octubre, sin mencionar las masacres palestinas en Israel unos días días antes.
Su posterior declaración desde el paso fronterizo egipcio de Rafah, donde acusó a Israel de no respetar el derecho internacional humanitario, provocó la retirada temporal de la embajadora israelí en Madrid Rodica Radian-Gordon.
La embajada israelí en Madrid evita responder directamente a la cuestión de las represalias que tomaría si se consuma una promesa de Sánchez. Pero Radian-Gordon avisa: «El reconocimiento no cambiará nada en el terreno porque temas como fronteras o seguridad se pueden decidir solo en negociaciones directas entre Israel y los palestinos. Eso sí, España se convertiría en un jugador no relevante ante los ojos de Israel».
Una advertencia última que, pese a la reticencia de la legación diplomática israelí a concretar las medidas, anticipa una reacción airada de Tel Aviv y del Gobierno que lidera el gobierno de coalición de Netanyahu.
Gesto simbólico y tardío
Se trata principalmente de un gesto simbólico. Es más simbólico que práctico. Y esto lo saben tanto Israel para Palestina.
Por un lado Israel conoce que es simplemente un gesto pero que demuestra de qué lado se posiciona la España de Sánchez. Por otra parte, escepticismo es la valoración de los palestinos sobre el posible reconocimiento. La consideran, a todas luces y a tenor del conflicto actual de «insuficiente». Su listado de demandas es más ambicioso: exigen que España decrete un embargo total de armas a Israel; rompa lazos comerciales; o se sume a los esfuerzos internacionales, especialmente de los países del Sur Global, para perseguir a Israel por genocidio y limpieza étnica.
La mayoría de los países del mundo han reconocido a Palestina. Es un reconocimiento tardío que los palestinos consideran ya superado por las circunstancias de un bloqueo sobre Gaza que suma más de tres años. Europa Occidental y América del Norte son las únicas regiones que todavía se interponen en el camino.
La radiografía global de los apoyos al Estado palestino rebajan la euforia con la que el Gobierno de coalición español vende la medida y su supuesta contribución a forzar a las partes en liza a retomar las negociaciones de paz congeladas durante años, en mitad de una escalada regional y una radicalización de los actores en juego. «Serbia, República Checa, Eslovaquia, Bielorrusia, Rusia, Ucrania, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Polonia y Chipre reconocieron el Estado de Palestina en 1988. Algunos dicen que se trata de reconocimientos parciales», esboza a este diario Muhannad Ayyash, profesor de Sociología de la universidad canadiense de Mount Royal y reputado experto en el conflicto palestino-israelí.
Francisco Carrión | El Independiente
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