Presentamos un ensayo sobre ideología, moral y futuro de Occidente. Su autor, Juande González, muestra las claves de una batalla por recuperar los valores frente a una agenda que pretende redefinir el futuro con su discurso único, y reconstruye los errores que llevaron a toda una generación a abandonar el terreno de las ideas y la cultura. Su propuesta es una llamada a elaborar una agenda alternativa sobre dos pilares clásicos iluminados con una nueva luz: la familia y la nación.
Afirma que ser español es cansadísimo, pues no queda claro si hay que sentirse orgulloso, avergonzado o indiferente. Al menos desde 1898, buena parte de la vida cultural del país viene girando en torno a la naturaleza de España, su sentido histórico (si es que lo tiene), su peculiaridad entre las naciones (en caso de que exista). Pero lo cierto es que las naciones que se preguntan y discuten sobre su propia identidad quizás sean las más vivas, las más humanas.
Este libro, que solo menciona con intención la Agenda 2030 una única vez, es el mapa que el autor deja a sus hijos. Lo que reclama es que no alejemos a los jóvenes de hoy de la dimensión creativa de la vida humana, que no les estorbemos si quieren incorporar en sus vidas la creación cultural en cualquiera de los formatos del presente y del futuro.
Está dividido en cuatro partes con un total de diecisiete capítulos. Su lectura es ágil, provocativa, directa.
La primera parte explica el pensamiento pluto, se relatan sus orígenes históricos e ideológicos, se cuenta cómo fue derrotado por el nuevo progresismo del Frente Popular de Judea, se investiga qué es una élite y se reflexiona sobre la disputa de la agenda política.
La segunda parte indaga sobre las instituciones morales, se pregunta por qué sentimos desconcierto moral, se cuenta la triste historia de la separación de Libertad y Verdad, se explica por qué la ciencia no tiene todas las respuestas, y se propone recuperar una noción de lo sagrado.
En la tercera parte se afirma que la familia debe ser el ámbito un sagrado desde el que mirar a la realidad, se reclama que el declive de la natalidad sea el cambio climático de la derecha, se observa el problema de la igualdad entre hombres y mujeres con una nueva luz, se reabren los debates que todos quieren cerrar, y se defiende la propiedad privada por la dignidad que da a las familias.
En la última parte, se narra cómo la derecha ha caído en la idolatría constitucionalista, se indaga en la complicada relación de la izquierda con el patriotismo, se niega que la patria sea un hospital, se explica que la nación va antes que la Constitución, se reclama que España no es jacobina, y se ponen las bases para una agenda política basada en la nación.
Tras la caída del Muro de Berlín, aquellos destinados a liderar la sociedad creyeron que la tecnología y la globalización nos traerían un futuro espléndido. Sin embargo, se convirtieron en víctimas del pensamiento Pluto, una ideología perezosa que parecía invencible. Mientras tanto, algunos jóvenes activistas desde despachos universitarios estaban diseñando una nueva propuesta revolucionaria y social que, años más tarde, tendría en Occidente más influencia de la que jamás tuvo el comunismo.
La caída del Muro no trajo la libertad esperada, sino nuevas cadenas invisibles. Hoy, quienes estudiaron en los años ochenta y noventa en costosas universidades privadas se preguntan por qué pasaron sus días aplicando políticas de igualdad y sostenibilidad basadas en principios que no compartían. La respuesta radica en que se equivocaron al pensar que la economía y la tecnología resolverían todos los problemas.
El resultado contemporáneo es la disputada Agenda 2030, salpicada de dudas y muchos interrogantes, como quién ha diseñado la agenda política actual; por qué el cambio climático es una prioridad por encima de la natalidad; o si es más poderoso el que hace la ley o el que logra imponer un nuevo sentido común. La conclusión es que la agenda propuesta desde las élites mundiales es una contienda moral que requiere del individuo y los ciudadanos el valor de explicar en qué se cree, obligándonos a estar debidamente informados.
Con todo ello, Juande González reconstruye los errores que llevaron a toda una generación a abandonar el terreno de las ideas y la cultura. También ofrece una prospección sociopolítica del nuevo terreno de juego, donde el presente y el futuro nos exigen definir y promover los elementos esenciales que permitan calificar una vida humana como verdaderamente buena.
El malestar de las élites y la revolución de la Agenda
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