El pasado 14 de abril, el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana lanzó, sin pudor ni disimulo, un concurso internacional de ideas con el fin de transformar el Valle de los Caídos en un espacio reinterpretado según criterios ideológicos y políticos impuestos. Esta convocatoria no responde a una necesidad de conservación patrimonial, sino a una estrategia de resignificación cultural y simbólica que toma como referente el Memorial al Holocausto de Berlín.
Lejos de buscar una reconciliación real, el gobierno socialista-comunista quiere imponer una relectura ideológica, sectaria y revanchista del Valle de Cuelgamuros, instrumentalizando la arquitectura, el paisaje y el relato histórico para vaciar de contenido su significado original. La operación, dotada con 30 millones de euros, apunta directamente al corazón espiritual de este enclave: su Basílica, sus capillas, su cruz monumental y su sentido católico y nacional.
Basílica en riesgo: sólo se preservará el altar mayor
El pliego del concurso establece que únicamente el altar mayor quedará libre de intervenciones, por tratarse de un elemento litúrgico. Todo lo demás —capillas del Santísimo y del Santo Sepulcro, vestíbulo, nave, cúpula y espacios intermedios— queda a merced de transformaciones artísticas y museográficas. Así lo recoge el documento oficial:
«El resto de los espacios del interior de la Basílica (…) no están destinados al culto y podrán ser objeto de intervenciones de naturaleza artística y museográfica para la resignificación del lugar».
¿Desde cuándo se considera “respeto” permitir intervenciones ideológicas en un templo sagrado?
El Memorial al Holocausto de Berlín como modelo
El Ministerio no esconde sus intenciones. De hecho, lo expresa abiertamente: el concurso se inspira en proyectos internacionales como el Memorial al Holocausto de Berlín. Se trata, por tanto, de implantar en suelo español una narrativa ajena, culpabilizadora y de odio, que impone la visión ideológica de la izquierda sobre un lugar que nació como símbolo de reconciliación nacional.
En palabras del Ministerio, el objetivo es convertir el Valle en un “ámbito de aprendizaje, encuentro y proyección hacia el futuro”. Sin embargo, esa “proyección” no es más que la imposición de una visión revanchista y reeducadora.
Una Basílica invadida: la traición silenciosa
Sorprende y duele el silencio cómplice de la jerarquía, quienes deberían defender con firmeza este enclave espiritual. La tibieza de algunas autoridades religiosas ha allanado el camino a esta profanación cultural. La Conferencia Episcopal Española a través de su Secretario General y Portavoz, explicó de la siguiente manera el acuerdo al que había llegado la Iglesia con el gobierno::
«El planteamiento que presentó la Iglesia fue la conservación siempre de la Basílica y el mantenimiento del culto católico en el lugar, como lugar de oración por la paz, la reconciliación y por todos los caídos en la nefasta guerra civil española. Segundo, la presencia de una comunidad monástica en el lugar para atención de la Basílica; y tercero, que la Cruz no se podía destruir, puesto que es una expresión del amor, de la entrega, del perdón por parte de Jesucristo».
Hoy, con la expulsión del Padre Cantera y la apertura a intervenir el interior y el exterior del templo, podemos preguntarnos si aquello fue o no una claudicación negociada.
30 millones para destruir: financiación pública del revisionismo
El proyecto contempla 4 millones de euros destinados al concurso de ideas y 26 millones más para la intervención museográfica y la creación de un centro de interpretación. Según el propio Ministerio:
“Recupera un espacio que es de toda la sociedad española, invitando a la ciudadanía a profanarlo desde una mirada plural, inclusiva y contemporánea”.
A confesión de parte, relevo de prueba. Se trata, sin ambigüedades, de una profanación financiada con dinero público.
Una “resignificación” con odio al pasado
El nuevo relato incluirá temas como “la historia política, ideológica y arquitectónica del monumento y su significación en la historia de España y de Europa; el uso de mano de obra penada en su construcción…” Es decir, una musealización ideológica que demoniza la memoria de millones de españoles y borra el sufrimiento de los católicos martirizados por la izquierda en la Guerra Civil.
El símbolo de la reconciliación convertido en trinchera ideológica
Este concurso, dividido en dos fases, culminará con la selección de una propuesta que actuará en todo el conjunto monumental. El propio Ministerio reconoce que la actuación comprenderá desde la Cruz monumental, hasta el Mirador de la Cruz, la Exedra, la Explanada, y por supuesto, el interior del templo. Todo quedará sujeto a reinterpretación, sin respeto por el carácter sagrado del lugar.
El Valle de los Caídos, que nació como lugar de oración, perdón y reconciliación nacional, está siendo convertido en un arma política, en una herramienta ideológica de reeducación social. Es el enésimo intento de la izquierda de reescribir la historia para imponer su visión excluyente y anticristiana.
Y la jerarquía mirando para otro lado…
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3 comentarios en «El Gobierno consuma la profanación: pretende convertir el Valle de los Caídos en una réplica del Memorial del Holocausto de Berlín»
Con la colaboración de la Conferencia Episcopal de los Tontos del Bote y Cínicos vestidos de negro y morado.
Con la colaboración del Vaticano. Los obispos solo son los palmeros del papa. Quienes han firmado el Concordato han sido Parolin y Bolaños.
Haste cuando van a aguantar los españoles estos ataques comunistas!!!