El avance imparable de la dependencia estatal en España es una realidad incuestionable. Cada vez más ciudadanos se ven atrapados en una red de subsidios, pensiones y ayudas que, lejos de fomentar el progreso y la autosuficiencia, consolidan una sociedad sumisa y dependiente del poder político.
Hoy, más de la mitad de los españoles dependen económicamente del Estado. Pensiones, subsidios por desempleo, sueldos de funcionarios y otras ayudas representan el sustento de 19,3 millones de ciudadanos, lo que significa que casi uno de cada dos adultos en España está ligado económicamente al sector público. ¿Casualidad? En absoluto. Es un plan meticulosamente diseñado por el Gobierno de Pedro Sánchez para consolidar su poder y perpetuar su modelo clientelista que le garantice votos cautivos.
Esta estrategia, típica de regímenes comunistas, persigue un objetivo claro: asegurar una base electoral fiel, manipulable y dependiente del Estado. Pobreza suficiente para necesitar ayuda, pero con el dinero justo para evitar la indigencia. Es el esquema que impone la Agenda 2030, y en España se está aplicando a la perfección: «En 2030 no tendrás nada y serás feliz.»
El crecimiento de esta dependencia no es casual. Ha sido impulsado deliberadamente mediante el aumento del número de pensionistas, la expansión del empleo público y la distribución de subsidios como herramienta política. No se busca mejorar las condiciones laborales ni incentivar la creación de empleo privado, sino mantener a la población en una posición de debilidad económica para garantizar su lealtad en las urnas.
Mientras tanto, el coste de vida sigue disparándose, con una inflación descontrolada en vivienda y productos básicos. Las familias se ven obligadas a recurrir a ayudas estatales, no por elección, sino por necesidad. En lugar de ofrecer soluciones estructurales que promuevan la independencia económica, el Gobierno refuerza este círculo vicioso de dependencia.
El mercado laboral precario, los bajos salarios y la falta de oportunidades no son fallos del sistema, sino piezas clave de un plan premeditado. A mayor precariedad, mayor control. Y a mayor control, mayor sumisión. España se aleja cada vez más de la cultura del esfuerzo y la autosuficiencia, mientras el poder político sigue tejiendo su red de dependencia para mantenerse en el pode
Así, un gran número de ciudadanos sobrevive gracias a prestaciones por desempleo y ayudas estatales. En total, casi 1,8 millones de españoles dependen de estos subsidios, mientras que más de 3,1 millones figuran como parados registrados. Con este panorama, el Gobierno de Pedro Sánchez sigue adelante con su hoja de ruta: una sociedad sin independencia económica es una sociedad políticamente sometida. El desarrollo y la prosperidad individuales no forman parte de su agenda. Lo único que interesa es mantener al ciudadano atado al Estado, que vea en él su única salvación y, por lo tanto, le entregue su voto sin cuestionar.
Un país fuerte y próspero no se construye a base de subsidios, sino con oportunidades reales, libertad económica y un mercado laboral sólido. La solución no está en perpetuar la dependencia, sino en devolver a los ciudadanos su capacidad de progreso, liberándolos del yugo estatal que Sánchez y su gobierno han impuesto con total premeditación.
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1 comentario en «Cuando más de la mitad de los españoles dependen del Estado»
Cansa un poco que se considera a los pensionista como otros subvencionados más???
Aunque se paguen con ingresos de hoy, son derechos adquiridos durante su vida laboral como si de un plan de pensiones se tratara
Algo parecido pasa con el paro, pues el trabajador paga para ello