Crece un consenso: sin niños, sin familia, no hay futuro

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Algo está cambiando en Europa Central. Un consenso crece progresivamente y une voluntades en torno de una convicción: apoyar el crecimiento y el desarrollo de las familias es una cuestión de supervivencia; sin niños, no hay futuro. ¿Evidente? Si. Debería serlo, sin embargo, diversos países y órganos de la ONU y de la Unión Europea (UE) impulsan una agenda que apunta en otra dirección. Afortunadamente, Hungría se ha convertido en el foco irradiador de ese nuevo consenso que, poco a poco, gana fuerza y conquista el ánimo de cada vez más políticos y tomadores de decisiones. La muestra más reciente de ello aconteció el pasado 23 y 24 de septiembre durante la IV Cumbre Demográfica de Budapest.

El evento se realiza desde 2015, cada dos años, y reúne académicos, científicos, políticos, empresarios, líderes ciudadanos y religiosos para dialogar sobre las dinámicas poblacionales y los problemas que aquejan a las familias. Se fundó para alzar una voz de alerta frente al invierno demográfico que, silencioso, se instala en Europa, y para señalar caminos viables de regeneración.

Katalin Novák, ministra de Familia del gobierno húngaro, presidente de nuestra Political Network for Values y organizadora de la Cumbre, sintetizó la conclusión central de esta cuarta edición: “No hay alternativa a la familia. No hay desarrollo sostenible sin hijos. El mayor problema de Occidente es que no hay suficientes nacimientos, no hay niños. Tenemos que defender los valores tradicionales y tomar decisiones concretas e inmediatas que apoyen a las familias o nuestro futuro estará en riesgo, nuestras culturas desaparecerán”.

Ni un solo Estado miembro de la UE tiene suficientes niños para mantener un adecuado crecimiento demográfico

Esto no es ficción, ni alarmismo, sino certeza estadística. En la actualidad, ni un solo Estado miembro de la UE tiene suficientes niños para mantener un adecuado crecimiento demográfico, a pesar de que la mayoría de los ciudadanos desean más de 2 hijos en promedio. La proporción global de europeos disminuye constantemente: en 1960, constituía aproximadamente el 12% de la población mundial, actualmente es alrededor de 6% y se prevé que para 2070 sea menos de 4%. Esto impacta en la competitividad y en la capacidad de influencia geopolítica, económica y cultural de los países de la región.

La buena noticia es que “la mentalidad amigable” a la familia es una aspiración natural de las personas; eso es una base solida a partir de la cual los gobiernos pueden y deben construir sus políticas demográficas y de desarrollo. “Independientemente de cuántos estén empeñados en infundir valores familiares, la familia siempre será importante para la mayor parte de la humanidad. No sólo por la reproducción, sino porque la familia es la cuna del amor. Es una comunidad basada en el amor que da fundamentos e ideas para apreciar, nos protege y enseña, nos proporciona y nos mantiene en equilibrio. La familia, al igual que el amor, no tiene ni puede tener una alternativa”, subrayó Novák.

IV Cumbre Demográfica

Esta cuarta edición de la Cumbre se centró en las conexiones entre crecimiento demográfico y sostenibilidad y contó con la presencia de 5 mandatarios y 70 exponentes de 18 países. Además del anfitrión, Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, participaron como conferencistas los primeros ministros de Eslovenia, Janez Jansa; de la República Checa, Andrej Babis; de la República Srpska (una de las dos entidades que integran Bosnia y Herzegovina), Milorad Dodik; el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic; y el exvicepresidente de Estados Unidos (EUA), Mike Pence.

Declaración sobre la Renovación Demográfica de Europa

De la Cumbre surgió la Declaración sobre la Renovación Demográfica de Europa, en la que sus signatarios se comprometen a colocar el apoyo a las familias en el centro de sus actividades de gobierno, a alentar a los matrimonios a tener tantos hijos como deseen, a través de una política familiar eficaz, que incluya el apoyo para vivienda digna y asequible; a fomentar el desarrollo de economías basadas en el trabajo, que ofrezcan salarios justos y amplias oportunidades de empleo; a invertir el margen de maniobra que proporciona el crecimiento económico en el respaldo a las familias; y contribuir a que la maternidad y la paternidad sean valoradas socialmente.

El documento defiende que la política familiar es y debe seguir siendo una competencia nacional, configurada de acuerdo con la constitución, tradiciones y costumbres de cada pueblo; rechaza los esfuerzos de la UE para impedir a los Estados miembros introducir y mantener políticas fiscales favorables a la familia; invita a trabajar para que el crecimiento demográfico sea contemplado como un pilar de la sostenibilidad y sea una de las prioridades del próximo Marco Financiero Plurianual, con la correspondiente reestructuración de gastos y asignación de fondos para el apoyo a las familias europeas.

Hasta el momento, han firmado la declaración Babis, Jansa, Orbán y Vucic. aquí el texto completo de la Declaración sobre la Renovación Demográfica de Europa. Una pieza política extraordinaria.

La cumbre demográfica no es el único instrumento a través del cual el gobierno de Viktor Orbán viene ampliando el consenso del que hablamos. En efecto, los países del Grupo de Visegrado (V4) establecieron en mayo de este año una Coalición por la Familia en la que la ministra Katalin Novák y sus homologas de Polonia, Eslovaquia y República Checa coordinan decisiones relacionadas a la implementación de políticas publicas y desarrollan proyectos de investigación conjuntos. Un oportuno enclave para resistir a las presiones que se ejercen desde la UE, y, sobre todo, para optimizar recursos, generar sinergia y operar de forma más eficaz.

Aunque buena parte de la prensa ataque o ignore estas y otras iniciativas, en Europa central hay un polo catalizador que irradia esperanza. Una pequeña revolución continental está comenzando, y “amenaza” con cruzar el Atlántico.

(Con información de Political Network for Values)

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