El fracaso de los puntos de recarga en España: la inmensa mayoría son de carga lenta (el 70%) y el 20% ni siquiera funciona

El fracaso de los puntos de recarga en España

Uno de cada cinco puntos de recarga en España no están operativos. Además, de abril a junio se ha ralentizado mucho la instalación de nuevos puntos de recarga

Fracaso técnico, económico y ecológico: el coche eléctrico no funciona

El coche eléctrico es un fracaso. El Barómetro de Electromovilidad de ANFAC ha vuelto a confirmar lo que ya sabíamos: ni la red de carga avanza, ni los puntos funcionan, ni existe autonomía real. Aun así, nos lo imponen desde Bruselas y las élites globalistas.

En España, uno de cada cinco puntos de carga no está operativo. El 70% de los existentes son de carga lenta, ineficaces para la movilidad real. La infraestructura eléctrica es un engaño y un obstáculo para la libertad de movimiento.

La red de carga se estanca mientras se prohíbe el motor de combustión

Según los últimos datos de ANFAC, entre abril y junio de 2025 solo se han instalado 1.534 nuevos puntos de recarga, un crecimiento mínimo del 3%. En el trimestre anterior se instalaron 7.633 puntos, lo que muestra una clara ralentización del despliegue.

Este estancamiento revela una verdad incuestionable: el coche eléctrico es un fracaso. Si la red de recarga no crece, la electrificación forzada de la movilidad se convierte en una trampa para el ciudadano común.

La Agenda 2030 y los pactos verdes pretenden eliminar los coches de combustión, pero no ofrecen una alternativa funcional. Nos imponen la transición energética sin base técnica ni viabilidad.

Puntos instalados, pero fuera de servicio: el engaño institucional

La cifra más escandalosa es la de los 13.782 puntos de recarga no operativos. Esto representa el 22% de toda la red de acceso público en España. Es decir, uno de cada cinco cargadores no sirve. Un fracaso rotundo.

Instalar cargadores inservibles es como construir carreteras sin asfaltar. Esta es la Europa burocrática: prohíbe, obliga, sanciona… pero no ofrece soluciones reales al ciudadano.

El espejismo de la recarga rápida: sólo un 9% es útil

De los 47.892 puntos instalados en España, solo 4.379 son de recarga rápida (superior a 150kW). Es decir, apenas el 9% del total. En los últimos tres meses, se han instalado solo 371 de estos cargadores.

Mientras tanto, los coches eléctricos más modernos exigen cargas de más de 100kW. ¿El resultado? Largas esperas, horas perdidas y viajes imposibles. Y aún así, se nos exige abandonar el diésel y la gasolina.

El coche eléctrico es un fracaso, pero la dictadura energética globalista insiste en hacérnoslo tragar a la fuerza.

La mayoría de los cargadores son lentos e inútiles

Durante el segundo trimestre de 2025, se instalaron 1.085 puntos de recarga lenta (22kW o inferior), lo que mantiene la estadística en un 70% del total de la red pública.

Los coches eléctricos actuales requieren cargas mucho más rápidas para ser funcionales. Con cargadores lentos, una recarga puede tardar hasta ocho horas. ¿Y esta es la solución al transporte del futuro?

El coche eléctrico es un fracaso, no sólo por su coste o autonomía, sino porque no existe una red realista, funcional ni sostenible.

España, a la cola de Europa en electromovilidad

Según el Barómetro de ANFAC, España obtiene una puntuación de 18,7 sobre 100 en el indicador global de electromovilidad. La media europea es 32,3 puntos. Seguimos en el furgón de cola, pero nos imponen prohibiciones como si estuviéramos preparados.

Esto demuestra que la imposición del coche eléctrico es ideológica, no técnica. Bruselas, las ONGs climáticas y los partidos de la izquierda globalista nos quieren encerrar en un modelo de movilidad que no funciona, ni en España ni en Europa.

Mientras tanto, se demoniza el motor de combustión, se suben impuestos y se anuncian futuras prohibiciones. Todo sin tener una red eléctrica eficaz.

Incendios, baterías tóxicas y dependencia de China

Además de los problemas con la recarga, el coche eléctrico es un fracaso por razones de seguridad y geopolítica.

  • Las baterías de litio se incendian fácilmente. Basta un golpe, una sobrecarga o una subida de temperatura.
  • Los componentes se fabrican en su mayoría en China, lo que nos hace dependientes del régimen comunista.
  • La producción de baterías contamina más que el diésel o la gasolina.

¿Dónde queda la sostenibilidad? ¿Dónde la independencia energética? Una vez más, el relato oficial se derrumba ante los hechos.

El fracaso del coche eléctrico es el triunfo del globalismo

El coche eléctrico es un fracaso. España no tiene infraestructura. Los puntos de recarga no funcionan. La carga rápida es anecdótica. La autonomía es insuficiente. Y todo ello, acompañado de un coste inasumible para las familias.

Lo que se presenta como progreso, es en realidad una imposición ideológica, diseñada desde organismos globalistas para restringir libertades, controlar el consumo y destruir la soberanía industrial de Europa.

La solución no es imponer el coche eléctrico. La solución es la libertad de elección, el respeto al campo, al trabajador, al autónomo y al consumidor. Apostar por todas las tecnologías, sin prohibiciones, sin agendas ideológicas.

Comparte con tus contactos:

Deja un comentario