Vivir bajo amenaza de muerte | G-Mª Pellicer de Juan

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

Poco antes de fallecer escribía acertadamente Sánchez Dragó que el mundo se ha convertido en una gran prisión planetaria.

Ciertamente, vivimos en vilo.

Los españoles el próximo mes julio acudiremos nuevamente a los comicios para saber quiénes serán nuestros representantes políticos durante los cuatro años siguientes. Lógicamente, pudiendo, no voy a elegir a quienes me tienen viviendo bajo amenaza de muerte porque el propio instinto natural te lleva a defender la vida y porque nunca daré por buenas ni obedeceré las leyes de los hombres que van en contra de la ley de Dios.

En España vivimos amenazados por gobiernos que bajo el nombre de democráticos cercan y restringen nuestros derechos y libertades.  Y, para ser sinceros, a la zaga va el ordenamiento jurídico de la Unión Europea.

Quieren dirigir nuestros destinos estos pequeños césares que se creen los dueños del mundo; así que tampoco voy a avalar leyes europeas cuyos estados miembros pretenden hacer del aborto un derecho, someter nuestros derechos y libertades fundamentales con imposiciones experimentales, inventando leyes para el control social y obligarme a sustituir la cristología por la filantropía, porque también la democracia puede jugarse mal y convertirse en una tiranía al no basarse en leyes morales.

Somos víctimas de la cultura de la muerte, presos de lo inmediato, del vacío existencial, del relativismo, del nihilismo.

Los poderes tienen el control absoluto de las instituciones y la sociedad española está totalmente despreocupada ante leyes infames como la ley de memoria democrática, leyes liberticidas como las que persiguen la libertad del culto y de conciencia (con el fin de expulsar la fe católica porque hay un Dios que molesta); o las que legitiman amenazas de muerte constantes al ser humano, como el aborto y la eutanasia y que se materializan con mis impuestos (yo pago mi propia muerte).

¿Cómo es posible que esto sea visto y aceptado sin más, sin cuestionarlo, sin estupor?

Son leyes todas impuestas por los gobiernos comunistas siempre totalitarios, consentidas, permitidas y ratificadas con el silencio cobarde de quienes piensan solo en sus cuatro años de gloria a costa de 47 millones de españoles.

No quiero vivir bajo amenaza de muerte. No colaboraré a desarrollar una sociedad que desprecia a Dios y a la verdadera familia -la del Génesis-.

El 23 de julio no votaré a comunistas, ni a quienes olvidan el bien común, ni a quienes han permitido pasar paulatinamente del concepto de persona al concepto de individuo.

Tampoco me gusta, ya lo dije, una Europa que omite cualquier referencia al cristianismo, que ignora la importancia de la cultura cristiana, una Europa que, bajo el falso concepto de tolerancia e igualando todas las culturas, mina los valores cristianos y pretende derrotar el cristianismo del que somos herederos y sin el cual desapareceremos.

La cultura une a los hombres, la política los separa y nuestros valores han caído en el olvido. Deberíamos conceder a la cultura cristiana la importancia que merece y recordar que tolerar no es anular mis creencias y raíces cristianas.

Si, Sr. Sánchez Dragó, q.e.p.d, tiene usted razón y esa cárcel planetaria es posible porque, como dijo Ionesco: Los hombres giran alrededor de su jaula que es la tierra, porque han olvidado que se puede mirar el cielo.

Solo seré dócil para Dios.

(G-Mª Pellicer de Juan | Socia de la Asociación Enraizados y colaboradora de NEOS )

2 comentarios en «Vivir bajo amenaza de muerte | G-Mª Pellicer de Juan»

  1. Me ha gustado el artículo y este fragmento «Deberíamos conceder a la cultura cristiana la importancia que merece y recordar que tolerar no es anular mis creencias y raíces cristianas» me ha interpelado mucho ya que estamos en una cultura tan polite y tan líquida que parece que hay que tolerar todas las opiniones. Las personas se respetan pero las opiniones se discuten en un diálogo que creo hace bastante tiempo que dejó de existir. Gracias por el artículo

    Responder
  2. Gracias por este testimonio

    Estas leyes no sólo proceden de gobiernos comunistas. También de otros de carácter más, la verdad es que no encuentro la palabra adecuada para definirlos, de carácter menos comunista quizás.

    Gobiernos llamados conservadores, no sólo en España si no en toda Europa.

    Sí hay cierta contestación a estas leyes. Pero siempre son unos pocos, al estilo Covadonga, los que empiezan a revelarse.

    Es un trabajo de corto y largo plazo

    Responder

Deja un comentario