La memoria de los españoles es flaca y desinteresada que suele, a veces, despertar cuando le duelen prendas. Es evidente que esta reflexión no es válida cuando se trata de olvidar nuestra Historia, porque en este caso nunca duelen prendas.
Si a la mayoría de los “jóvenes” españoles, menores de cincuenta años de edad, se les dijese que el actual PSOE comenzó a renacer en España durante una reunión campestre, en el campo de pinares de la localidad sevillana de Puebla del Río, no se lo creerían. Esta famosa foto que adjuntamos fue publicada en su momento, conociéndose popularmente como la “reunión de la tortilla”. Pero esta foto que se exhibe es testigo imperecedero de la memoria histórica.
¡Cómo pasa la vida, tan callando! En esta foto se ve a los futuros gobernantes de España celebrando que yo no eran “perseguidos” por el franquismo, aunque bien sabían ellos, y ellas, que los únicos perseguidos por Franco fueron los comunistas, a quienes les zurraron la badana de lo lindo. Franco despreció tanto a los socialistas que no los hizo ni caso durante su gobierno, porque no se atrevían a quejarse entonces de su tranquila vida política…y social.
La cosa comenzó a cambiar cuando, muerto Franco, se las daban de perseguidos y mártires del franquismo, y comenzaban a invadir los medios presumiendo de luchar por la libertad y por los valores de la democracia, tratando de olvidar que Franco estuvo casi cuarenta años en el gobierno gracias a sus conmilitones socialistas republicanos; aquellos socialistas que ellos ya no conocieron y que no mencionaban para no meter la pata, verbigracia un acémila llamado Francisco Largo Caballero, y su glotón enemigo llamado Indalecio Prieto y Tuero, conocido por correr como un galgo huyendo a Francia, al verse involucrado en la revolución sangrienta de octubre de 1934, de la que más tarde se arrepintió.
Llegaron los años 80’ y algunos socialistas de la famosa foto fueron aupados al poder total de la nación; enseguida sustituyeron la pana por la franela de Gorina o la alpaca de Dormeuil, y comenzaron a comer caliente varias veces al día; los demás protagonistas de la foto también supieron lo bien que sentaba soplar, con inusitado entusiasmo, la cuchara.
Ya en el gobierno, comenzaron las fechorías propias de sus siglas y enseguida dieron rienda suelta a vengarse de los “ricos”; fue José María Ruiz Mateos la primera víctima elegida quien sufrió el primer embate libertario, apropiándose de su gran Rumasa, para que fuera “to pal pueblo”, según palabras del ínclito fotografiado Alfonso Guerra González. El decreto de expropiación forzosa fue firmado por el, entonces, ministro de Hacienda, Miguel Boyer Salvador, antiguo empleado del grupo expropiado. El resultado final de esa famosa expropiación (sin resolver judicialmente todavía), fue que varias de las empresas de ese gran grupo industrial y financiero, fueron regaladas a socialistas, o afines, con el resultado final de que “na fue pal pueblo”, excepto el pago de los millones de pesetas que se pagaron al perderse en el éter socialista.
En aquellos tiempos de gobierno socialista abundaron los galgos corredores que tuvieron que salir de naja, allende nuestras fronteras, como el muy golfante director de la Guardia Civil, Luis Roldán Ibañez, sinvergüenza con diéresis incluida, que huyó con la pasta cuando le pillaron robando, a manos llenas, hasta en la caja del Colegio de Huérfanos de la Benemérita. En este capítulo del gobierno socialista de Felipe González Márquez, ya se han olvidado las perrerías políticas y sociales de los socialistas, que tan desgraciada herencia sufrimos hoy con sus zurupetos herederos. El PSOE de aquellos años, y el de ahora, han merecido ya el título del partido político europeo que más ha robado hasta nuestros días, aunque aún no se han cansado de afanar.
A los socialistas de entonces, y algunos de los de hoy, siempre les ha perdido el puterío más o menos chabacano. Un ejemplo de aquellos aquelarres del camastro fino, fue el protagonizado por el enamorado ministro Miguel Boyer Salvador, denunciado por el fuego amigo y envidioso, por sus relaciones íntimas con Isabel Preysler, denominada por sus amigos socialistas como “la china”, aunque era filipina. Sin embargo, para ejemplo de otros muchos, Miguel Boyer se casó con Isabel un día del frío enero de 1988, en el juzgado de la calle madrileña de Pradillo. Su estatus socialista se acabó cuando sus envidiosos compañeros, socialistas, comenzaron a hacer chistes por haber perdido la cabeza con la china, y sus otros enemigos comenzaron a echarle en cara que era el socialista caviar, hasta que su fiel enemigo, Alfonso Guerra González, consiguió que dimitiera en el año 1985.
Otro ejemplo de desvaríos puteriles en aquella época, cuando los socialistas todavía no presumían de feministas, sino de todo lo contrario, fue el asalto socialista al Hotel Los Galgos, situado en la calle Claudio Coello de Madrid. Este autor tuvo ocasión de conocer este asunto muy de cerca, como consecuencia de mi trabajo, debido a mis frecuentes recepciones de compañeros de empresa que se alojaban en ese hotel. Allí conocí, por palabras de algunos empleados del establecimiento, que la última planta de ese hotel (por cierto expropiado a Rumasa), estaba a entera disposición del PSOE. Esa última planta del hotel era poco menos que una casa de lenocinio, donde socialistas, amigos y paniaguados, disponían de sus instalaciones a su capricho. Por allí tuve ocasión, casual, de ver entrar, o salir, a socialistas y sindicalistas de la UGT, con cara de satisfacción…
Me malicio que el perillán presidente social-comunista, Pedro Sánchez Castejón, ha heredado la costumbre de correr como un galgo, cuando las cosas vienen de color hormiga, porque nadie discute ya en España que de casta le viene al galgo…
Vivir para ver, mire usted.
Madrid, días de rosquillas y toros, a 26 de mayo de 2025
Juan Hernández Hortigüela | Historiador y escritor