Hemos pasado de buscar el centro para gobernar, y no me refiero sólo a España, porque sociológicamente la mayoría de la ciudadanía se situaba en esa posición por diferentes causas, a un enfrentamiento verbal entre las poblaciones de un país que obviamente se sitúan en los polos opuestos, y votan según esa posición. Es en Europa donde lo hemos visto más claro en las últimas elecciones en el Reino Unido, Francia y en las generales y autonómicas españolas. Los motivos aparentemente no son los mismos, aunque en el fondo es la política de los partidos, y consecuentemente lo que perciben los ciudadanos, lo que hace ese enfrentamiento. En nuestro país se inició con la ley de memoria histórica, que hizo revivir tiempos pretéritos que se habían superado, incluso por las personas que vivieron esa época. En Francia, consecuencia de problemas migratorios muy viejos, se remonta a la época de la independencia de Argelia y Marruecos, con la llegada de personas de esos países en busca de trabajo, que se asentaron en el país sin cambiar y adaptarse a las costumbres francesas y llevan varios años viviendo en un continuo malestar, dando origen a fuerzas de signo contrario. En el Reino Unido, el Brexit, unido a la economía, que se hundió más con la pandemia, también ha hecho cambiar las cosas, como se ha visto en las últimas elecciones.
Es un hecho que puede extenderse. Las violaciones en manada o en solitario, robos e incluso muertes, se detectan en toda Europa, incluidos los países nórdicos. No parece que haya una solución a corto plazo. En la realidad resurgen nombres olvidados cómo nazis, marxistas… que están generando odio. Se está pasando de ultras a esas denominaciones que tantos muertos han traído. La historia nos habla del Holocausto’, de los gulags y de las purgas.
Hoy se esconden en reuniones como el Foro de Davos, en el que se encuentra la mayor parte de la élite globalista (NOM) o la cultura woke de EEUU, expandida por Occidente. Una rama es lo que se forja en el Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla, donde la promueven bajo el indigenismo comunista latinoamericano, que hoy día es la Nueva Tercera Internacional 2.0. Así, la extrema izquierda francesa se declara antisemita. Parte de la izquierda española está a favor de Hamas. Confío en las nuevas generaciones, en que volverán a la nuestra cultura.
Jacinto Seara | Científico y Escritor
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