Volver a la Hispanidad: la gran misión de España

La Hispanidad es el ser, es el alma, la más grande construcción cultural, religiosa y civilizatoria que jamás se haya llevado a cabo

Pero la Hispanidad no es solo un pasado glorioso, es futuro de una nueva civilización, de un nuevo esplendor, y sobre todo de una alternativa al globalismo, al comunismo y al capitalismo.

Volver a la Hispanidad es volver al alma. Es regresar a lo que somos, a lo que nos dio gloria, fe y sentido. La Hispanidad no es una reliquia del pasado: es la fuerza espiritual que puede rescatar al mundo de su decadencia globalista, comunista y materialista.

España fue -y puede volver a ser- el faro de una civilización que unió el cielo con la tierra, la razón con la fe, la justicia con el amor. Esa es la esencia de la Hispanidad.

La Hispanidad: fe cristiana y lengua inmortal

El mundo hispano es una figura de dos rostros: catolicismo y lengua española. Dos columnas que sostienen una misma verdad: el hombre no vive solo de pan, sino de fe, palabra y comunidad.

La fe católica nos enseña a mirar al otro con compasión, como hermanos en la fe, a servir antes que dominar. El idioma español, por su parte, es un río de belleza que une a más de 500 millones de almas. No es una lengua cualquiera: es, como proclamó Carlos I, “la lengua para hablar con Dios”.

Cada palabra española lleva consigo un eco de eternidad. No solo expresa ideas: revela un alma. Y ese alma es la Hispanidad, esa comunión espiritual que une a Madrid con México, a Lima con Manila, a Buenos Aires con Sevilla.

España, forjadora de una civilización universal

Cuando el mundo se fragmentaba en guerras y egoísmos, España alzó la cruz y la espada no para conquistar tierras, sino para evangelizar corazones.

España detuvo a los musulmanes en Covadonga, resistió al protestantismo en Europa y llevó la fe católica a América, donde plantó la semilla de una civilización cristiana, mestiza y eterna.

Jerusalén, Atenas y Roma crearon Occidente, pero fue España quien lo consolidó con sangre, sacrificio y santidad. En sus naves no solo viajaban soldados y marinos: viajaban santos, poetas, frailes y soñadores que buscaban expandir el Reino de Dios.

Volver a la Hispanidad significa retomar esa misión providencial. No como un regreso nostálgico, sino como un proyecto de futuro. Porque sin alma cristiana, España deja de ser España.

Frente al globalismo: la alternativa de la Hispanidad

Hoy, el enemigo no lleva espada ni blasón. Lleva corbata, bandera arcoíris y un discurso vacío sobre “progreso” y “sostenibilidad”. Es el globalismo, es la agenda 2030, esa ideología sin patria ni Dios, que quiere borrar las raíces culturales y religiosa de los pueblos y sustituirlas por un consumo sin alma.

Frente a esa frialdad, la Hispanidad ofrece calor humano, identidad y trascendencia. Frente al comunismo que destruye la libertad, y al capitalismo salvaje que destruye la dignidad de la persona, la Hispanidad propone el equilibrio cristiano: justicia social con fe, libertad con Verdad, deber con amor.

No se trata de mirar atrás, sino de mirar hacia adelante y hacia lo alto. Volver a la Hispanidad es rebelarse contra el nihilismo moderno, contra el vacío moral de la “agenda 2030”, contra esa uniformidad que pretende convertirnos en consumidores obedientes.

España necesita regresar a la alegría cristiana, a su raíz católica, a su misión civilizadora.

La Hispanidad: fe, cultura y misión divina

La Hispanidad es mucho más que un vínculo cultural o lingüístico. Es una visión del mundo centrada en Dios. Cada persona, cada pueblo, cada nación encuentra su sentido cuando gira alrededor del Creador.

Por eso, la religión no fue un adorno en la historia de España, sino su motor espiritual. Todo cuanto hizo la Nación se inspiró en un catolicismo que veía en cada hombre la imagen de Dios.

Otros imperios, de raíz protestante o pagana, conquistaron para enriquecerse, las tierras y las personas eran su botín. España conquistó para evangelizar. Allí donde llegó, dejó universidades, templos, arte y lengua. España dio alma.

Esa es la diferencia esencial que hoy debemos reivindicar.

Una nueva civilización hispánica

El siglo XXI clama por una nueva Hispanidad. No una copia del pasado, sino una resurrección espiritual que reúna a las naciones hermanas bajo un mismo ideal: la defensa de la vida, la familia y la libertad verdadera.

Frente al caos del multiculturalismo sin valores, la Hispanidad ofrece unidad en la fe. contra el relativismo, ofrece la Verdad, frente al materialismo, esperanza.

Desde México hasta Filipinas, desde Argentina hasta España, la Hispanidad late como una sola alma. Somos una comunidad de destino, forjada en la cruz y en el verbo.

Volver a la Hispanidad no es una consigna política: es una vocación histórica. Es reconocer que la Providencia nos eligió para una misión universal que no ha terminado.

El renacer de la gran misión española

Volver a la Hispanidad significa volver a Dios, volver a nuestra lengua sagrada, a nuestra cultura generosa, a nuestra vocación evangelizadora.

El futuro no pertenece a los tecnócratas sin alma ni a los burócratas globalistas. Pertenece a los pueblos con espíritu, con raíces, con misión. Y ese pueblo, ese espíritu, esa misión, es la Hispanidad.

Por eso, hoy más que nunca, proclamamos con orgullo:
España, vuelve a la Hispanidad. El mundo te necesita.

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