Tito Berni y Tito Puente nos adelantan un futuro muy negro | José Antonio Ruiz de la Hermosa

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Anuncié la pasada semana que viajaba por Canarias, y así continuaré unos días hasta su terminación en pocas fechas. Y este viaje me ha dado qué pensar, y mucho, lo cual ha sido fácil, pues, la España de pandereta de la que los correligionarios de estos figuras nos hablaban con fruición, se va a convertir en la del hambre y la desesperación, sobre todo, la del miedo y la desesperanza.

 

La situación en España cambia a mucha velocidad, pero no tan suficiente como el que persigamos la pifia o el desastre del día, y no nos dejen ver lo que ha pasado ayer. Y quien dice ayer, dice desde 1978 hasta hoy. Porque ese es el verdadero problema, que el que siembra vientos, pues va y recoge tempestades o, quizás, cosas mucho peores.

 

Visitando la circunscripción electoral del tito Berni, o sea, el lugar por el que se presentó a diputado y salió elegido. Algo verdaderamente extraño, pues la mayoría de los más famosos diputados y senadores son los llamados “paracaidistas”, es decir personajes imprescindibles por algún motivo, normalmente poco claro, para la cúpula de cada partido. Pero como estamos en una partidocracia y no en una democracia, pues casi que el tito Berni es ya una curiosidad de entrada.

 

Y lo es, porque yo que viví en esa isla varios años. Conocí a lo mejorcito de cada casa. Bueno lo peorcito. Bueno, da igual, porque los clanes de cada señorito que imponía su “yo aquí soy el más cacique” no me permitían diferenciar a unos de otros. De hecho, era casi posible el intercambio de carnets y banderas sin que nadie que realmente entendiera de política o conociese a los interfectos se diera la más mínima cuenta.

 

Y claro, de aquellos polvos, pues estos lodos. Recuerdo que me fui de allí cuando las elecciones del 2012. El revuelto ideológico, como ya conté, era tal, que si les digo a quien voté, no se lo creerían, porque los que confiábamos todavía un poquito en la democracia, optamos por votar según conciencia de las personas a las que conocíamos, pero me da que también nos equivocamos.

 

Y tanto, pues recuerdo a un alcalde que había llegado a ese puesto prometiendo aceras en las calles de Puerto del Rosario,… ¿Qué se pensaban que en la capital administrativa de Fuerteventura había aceras en 2008? Pues no, Solo en las cuatro calles más centrales y no siempre, pues en esa isla, el espacio que separaba al asfalto, en general en no muy buen estado, de las paredes de los edificios había suelo, suelo puro y duro, sin asfalto y sin aceras. De tierra y si lloviese, que casi nunca lo hace, pues de barro. Bueno, pues aquel alcalde se puso a ello y empezó por poner los bordillos de las aceras, con lo que ya el asfalto se separaba de la tierra que daba continuidad a la calle hasta las paredes de los edifico. Y bueno, y hasta alguna baldosa se puso, que tampoco debemos ocultarlo.

 

Han pasado doce años. Y me encuentro que aquella obra faraónica de poner baldosas quizás cubrió más metros de lo que yo esperaba. Pero lo que queda claro es que, en un lugar donde lo climatología es a veces caótica y muchas cosas no se respetan en lo de la circulación, si no haces mantenimiento, pues se acabó, en doce años, un erial. Ese es el más claro ejemplo de la política insular, aquí en Fuerteventura o donde usted mire. Ahora bien, lo del tito Puente empieza en un aeropuerto sobredimensionado, donde los matojos cubren los bordes de las pistas de rodadura y en las que no se usan habitualmente, más cosas, además, de los bordes.

 

Un aeropuerto donde puede que no funcionen las rampas-túneles de acceso a los aviones y, entonces, usted se quede casi una hora a pleno sol, cociéndose dentro del avión, al que le han apagado el aire acondicionado, hasta que vengan unas escaleras sobre furgonetas que le depositen sobre las pistas; que como no están muy bien pues, es posible, que tenga que subir muchas escaleras con sus maletas de mano, los niños, etc.…, porque los ascensores de puertas herrumbrosas están fuera de servicio. Pero no hay problema, porque el tito Puente arreglará nuestros aeropuertos, como los políticos isleños arreglaran las aceras. Después de todo, lo importante no es el estado de las cosas. Por eso, cuando los visitantes de los cruceros llegan al puerto, los meten en autobuses y se los llevan a ver las cuatro cosas de la isla o alguna buena playa a muchos kilómetros de esa abandonada capital administrativa.

 

Y dirán que, ¿a qué viene ese futuro negro del que hablo? Pues es facilillo. En los días que llevo aquí, el nivel de desembarco de los invasores que vienen en patera desde África a este archipiélago se sitúa entre los quinientos y los mil diarios. Y llevamos así algunos años. La mayoría se los llevan a la Península, donde se pueden dedicar a sus juegos favoritos en sitios como Alcalá de Henares o Valencia. Sin más comentarios, que no quiero que me llamen racista. Pero al ritmo que vamos, los de aquí seremos minoría en breve. De modo que vayan poniéndose en lo peor. Aunque solo les acabo de contar la punta del iceberg. Y ahí lo dejo…

 

José Antonio Ruiz de la Hermosa es, de primera formación, Sanitario y Capitán retirado de Sanidad Militar. Después, historiador, escritor y divulgador. Actualmente dirige en Decisión Radio varios programas de divulgación histórica y “La Cortina de Humo” sobre la actualidad nacional.

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