«Puede ser el mayor régimen de censura del mundo occidental»
Bruselas ignora las alertas sobre el Reglamento de Servicios Digitales, generando gran preocupación entre expertos, ONG sobre censura, control del discurso y vigilancia digital paneuropea.
La UE y su deriva regulatoria sobre la libertad de expresión
La Unión Europea vuelve a estar en entredicho por su enfoque sobre la libertad de expresión. En la revisión del Reglamento de Servicios Digitales (DSA), Bruselas ha desoído las advertencias de organizaciones de derechos civiles, agentes sociales, académicos y expertos internacionales.
El informe publicado por la Comisión Europea y la Junta de Coordinadores de Servicios Digitales asegura que el DSA protege los «derechos fundamentales». Sin embargo, las exigencias a las grandes plataformas son amplias y subjetivas: mitigar «desinformación», «odio», «acoso», «violencia de género online», «riesgos para menores», «manipulación electoral» y «desinformación sanitaria». Estos términos, interpretables políticamente, preocupan a defensores de la libertad digital.
Organizaciones y expertos alertan sobre censura indirecta
Para entidades como ADF International, con sede en Viena, la Comisión Europea ignora deliberadamente advertencias de expertos de todo el mundo. En octubre, académicos, periodistas y dirigentes políticos firmaron una carta abierta solicitando proteger la libertad de expresión y corregir los excesos del DSA.
Más de 50 ONG europeas ya alertaron sobre términos amplios como «riesgos sistémicos» y «desinformación», y el papel de los llamados «trusted flaggers». Estos elementos podrían vulnerar el artículo 11 de la Carta de Derechos Fundamentales al incentivar la censura indirecta.
La falsa neutralidad del DSA y su alcance extraterritorial
ADF International denuncia que la Comisión actúa con falsa neutralidad. El Reglamento de Servicios Digitales (DSA), advierten, es un modelo que permite censura por delegación, exceso regulatorio y efectos extraterritoriales preocupantes incluso para Estados Unidos.
Bruselas no evaluó formalmente el DSA bajo criterios de libertad de expresión, a pesar de las solicitudes. La Comisión, además, busca reforzar la coordinación regulatoria, avanzar hacia una «ventanilla única» europea y supervisar contenidos a escala continental. Esto no resuelve problemas, sino que los amplifica.
Advertencias de expertos y riesgos globales
Adina Portaru, asesora jurídica senior de ADF International, subraya que la UE desatendió preocupaciones «bien fundamentadas» de gobiernos aliados, grandes tecnológicas y expertos independientes. «El DSA podría convertirse en el mayor régimen de censura del mundo occidental», asegura.
Portaru también señala que las categorías perseguidas por el reglamento son «determinaciones normativas contestadas», y que su alcance global amenaza con imponer un estándar europeo de moderación de contenidos en todo el planeta.
En Estados Unidos, gran parte del contenido que el DSA busca regular es legalmente protegido por la Primera Enmienda. Legisladores estadounidenses ya acusan a Bruselas de promover «censura respaldada por el Estado» bajo el pretexto de combatir la desinformación.
El Reglamento de Servicios Digitales no solo desafía la libertad de expresión en Europa, sino que plantea un riesgo global al intentar exportar un estándar europeo de censura. La falta de diálogo con expertos y gobiernos aliados evidencia un patrón de control total y centralizado.




