Sánchez sabe que o convoca elecciones anticipadas o se pone un traje de presidiario (y no es para un casting).
El adelanto electoral de Sánchez gana fuerza por los movimientos del Gobierno: más publicidad institucional, Presupuestos bloqueados, desgaste judicial y fuga de socios.
Señales que apuntan al adelanto electoral de Sánchez
El adelanto electoral de Sánchez deja cada día más indicios. Aunque el presidente repite que la legislatura llega hasta 2027, la realidad muestra otro rumbo. Desde el final del verano se observan pasos muy calculados: un aumento brusco de la publicidad institucional, un techo de gasto récord sin mayoría para aprobarlo y una campaña evidente que intenta humanizar al presidente. Todo encaja con el patrón clásico que revela un adelanto inminente.
El PSOE siempre recurre a las urnas cuando el desgaste acelera o cuando la política se atasca. Hoy ambos factores golpean a Pedro Sánchez sin pausa.
Publicidad institucional y Presupuestos en punto muerto
El BOE confirma el primer aviso. El Consejo de Ministros aprobó el mayor plan de publicidad institucional en 18 años. Después añadió nuevas partidas para reforzar campañas antes de cerrar el ejercicio. Pretenden vender supuestos logros en economía, empleo o vivienda. Este despliegue encaja perfectamente con un adelanto electoral de Sánchez.
En paralelo, el Gobierno aprobó un techo de gasto histórico para 2026. Lo hizo sin apoyos suficientes para sacar adelante unos Presupuestos que nacen muertos. Junts anunció que votará en contra de “todas las leyes” del Ejecutivo, incluido cualquier intento presupuestario. La aritmética ya no acompaña a La Moncloa.
Los socialistas veteranos recuerdan el precedente de 2019: la caída de los Presupuestos abrió la puerta a las generales. Hoy el escenario repele cualquier intento de estabilidad. El Ejecutivo insiste en gobernar a golpe de decretos, pero sabe que gobernar así desgasta más cada día.
Comparecencias estratégicas y el relato de “potencia económica”
Otro movimiento encaja en el posible adelanto electoral de Sánchez. Pedro Sánchez volvió a aparecer en el Congreso con planes estratégicos y discursos que presentan a España como potencia europea. Su intención busca reforzar una imagen de liderazgo.
Sin embargo, cada comparecencia tropieza con la corrupción que rodea al PSOE. La oposición usa el Parlamento para recordar los escándalos que golpean al Gobierno. La condena del fiscal general a dos años de inhabilitación agravó el descrédito. Mientras Moncloa intenta vender modernización, la corrupción marca la agenda.
Subida a los funcionarios y operaciones de última hora
El Ejecutivo lanzó también un mensaje dirigido a los 3,5 millones de funcionarios: una subida salarial del 11% entre 2025 y 2028. Esta promesa supera el horizonte de la legislatura. Este gesto funciona como una maniobra final de ciclo, pero también como un anzuelo electoral.
El Gobierno busca fijar una agenda social que le permita llevar ventaja si convoca elecciones. Este movimiento vuelve a fortalecer la tesis del adelanto electoral de Sánchez.
La «humanización» del presidente
La operación de “humanización” completa el cuadro. Pedro Sánchez visitó un programa de Radio 3, se quitó la corbata, habló de festivales y utilizó el tono desenfadado que prepara un relato emocional. También subió su actividad en TikTok para captar al voto joven.
Moncloa niega cualquier precampaña, pero los aliados lo interpretan como un giro electoral. Cada gesto sigue el mismo patrón de otros adelantos.
La presión judicial y la ruptura de los socios
Moncloa ya no controla los tiempos judiciales. La condena al fiscal general encendió las alarmas dentro del PSOE. Varios ex cargos y ministros socialistas afrontan imputaciones e investigaciones y más casos pueden estallar en semanas. Para el Gobierno, esta amenaza funciona como dinamita. Cada causa judicial acelera el desgaste y anticipa más tensión interna.
Además, Junts y PNV ya se distancian del Ejecutivo. El bloque que sostuvo a Sánchez se fragmenta. Los casos de corrupción actúan como detonante. Los aliados sueltan lastre porque entienden que se acerca un escenario adverso. Este deterioro fortalece todavía más la posibilidad del adelanto electoral de Sánchez.
En La Moncloa reconocen una realidad evidente: o Pedro Sánchez convoca elecciones anticipadas o se arriesga a “ponerse un traje de presidiario (y no es para un casting)”.




