Por qué el PSOE es moralmente superior al PP | Pío Moa

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En la mesa redonda de ayer sobre la historia del PSOE destaqué algunos puntos

a) El PSOE tuvo dos épocas buenas: la de Primo de Rivera, cuando colaboró con el fructífero dictador y se convirtió inopinadamente en un partido constructivo y civilizado; y durante el franquismo, cuando hizo a los españoles el inmenso favor de desaparecer del espacio político (y no tanto por la represión, pues los comunistas siguieron luchando: fue más bien porque sus jefes estaban ocupados en el exilio en el reparto y disputa de lo que habían robado sistemáticamente durante la guerra).

Es decir, se comportó correctamente en los dos períodos más o menos dictatoriales, y criminalmente en los períodos de libertades. Durante la liberal Restauración, en la que pudo influir local y nacionalmente con concejales y diputados, se afanó en destruir el sistema con una demagogia brutal, apoyo de hecho a Abd el Krim y  la huelga revolucionaria de 1917, muy posiblemente enfocada a entrar en la I Guerra Mundial.  Y luego, en la República, cuya llegada no debió nada al PSOE, se convirtió de nuevo en un partido subversivo y golpista, aprovechando las libertades para practicar el terrorismo y organizar la guerra civil en octubre de 1934, junto con los separatistas catalanes; y luego, junto con los republicanos de izquierda y separatistas, para dar el golpe de gracia a la república mediante el fraude electoral y la imposición de un verdadero régimen de terror, que hizo inevitable el alzamiento de quienes no estaban dispuestos a tolerar un régimen que llevaba a la sovietización de España y/o a la disgregación separatista.

b) (no me extendí en este punto) No mejoró la conducta del PSOE cuando llegó la transición, por agotamiento del franquismo. El referéndum de diciembre del 76 ratificó la democracia a partir de la legitimidad histórica del franquismo, y el PSOE, como la ETA, los separatistas y los comunistas trataron de identificar democracia  con antifranquismo, pese a que ellos habían sido los peores enemigos de la democracia, y que  Franco nunca tuvo oposición democrática, pues la comunista, única real, era todo lo contrario. El PCE, por su parte, se encontró con que su papel como principal partido de la oposición, y luego del gobierno de izquierdas, le fue limpiamente birlado por la banda de niñatos que era el PSOE a comienzos de la transición.

Desde entonces, las aportaciones del PSOE a la democracia han sido: falseamiento sistemático de la historia, la propia y la de España; socavamiento progresivo de la autonomía judicial, sin la cual no hay democracia; progresiva corrosión de la unidad nacional apoyando a los separatismos, sin excluir a la ETA; progresiva corrosión de la soberanía nacional supeditándola a la burocracia de Bruselas o convirtiendo Gibraltar en un emporio corruptor; extensión de la corrupción a todas las instituciones del estado.

c) En relación con la guerra, se trató el tema del terror de retaguardia en las dos zonas. Al respecto señalé que no eran similares, porque a) el terror del Frente Popular partía de la convicción de haber ganado la guerra ya de entrada, lo que le daba la ocasión de aniquilar físicamente a quienes se oponían a sus partidos, un programa típicamente revolucionario. En cambio el terror inicial nacional partía de la gran inferioridad material con que iniciaba la guerra, que hacía la victoria muy difícil y exigía una drástica limpieza de retaguardia.  b) La crueldad extrema y sádica del terror en el FP (puse algún ejemplo) no se alcanzó nunca en el bando nacional, aun  sin que este hubiera tenido nada de suave. c) El terror en el FP se extendió entre sus propios partidos, alcanzando seguramente algunos miles de muertos, cosa que no ocurrió en el bando nacional d) La represión, más bien justicia, de posguerra, muy lejos de los números fantásticos de la propaganda socialista, supuso alrededor de 14.000 fusilamientos, tras juicio, de los ejecutores del terror frentepopulista, abandonados por sus jefes, socialistas y demás, que huyeron llevándose un inmenso botín.

Con todo, existe una evidente superioridad moral del PSOE sobre la derecha. Uno de los mayores éxitos políticos de dicho partido ha sido que el PP se uniera a él olvidando el referéndum del 76 y aceptando la identificación entre democracia y antifranquismo. Este hecho, en sí mismo, revela una considerable superioridad moral. La conducta del PP llegó, con Aznar, a la condena pública y expresa del alzamiento del 18 de julio de 1936, que fue reconocido como salvador por el propio líder socialista moderado Besteiro. Con aquella condena, el PP entregaba al PSOE y los separatistas toda la legitimidad política.

Hay que decir que, incluso con todas sus falsedades, la reivindicación socialista-separatista de sus abuelos no deja de tener cierta dignidad, como piedad filial o algo por el estilo. En cambio los cutrísimos señoritos del PP han llegado a la abyección máxima al escupir sobre las tumbas de los suyos, los que salvaron precisamente a España de la sovietización y/o la disgregación, de la II Guerra Mundial y de la enorme deuda moral y política del resto de Europa con los ejércitos useño y soviético.

En este sentido preciso es muy cierta esa superioridad moral, o al menos intelectual,  del PSOE sobre el PP y casi toda la derecha.

Tuve también la ocasión de señalar la inanidad de una historiografía de derecha que sigue hablando de “bando republicano”. Esto es verdaderamente una demostración de estupidez y de desprecio por la historia. Aquel “bando republicano” fue precisamente el que destruyó la república en los dos golpes sucesivos de octubre de 1934 y del fraude electoral del 36. Pero la necia historiografía y los ignorantes  políticos de derechas creen que el Frente Popular continuaba la república del 14 de abril, con lo que la legitimidad en la guerra estaba de su parte, y la criminalidad en el contrario. Porque la república, con todos sus defectos,  fue un régimen legítimo, nacido del suicidio de la monarquía.  Llamar “republicano” al Frente Popular no solo desvirtúa de raíz la guerra, la vuelve ininteligible, sino que justifica todo el relato izquierdista-separatista. Como me decía un listillo, “en la guerra los republicanos cometieron excesos, mientras que los nacionales cometieron crímenes”. Hice la observación del carácter romo de la historiografía de derecha, incluso de la más elaborada, muy documentada en torno a los árboles, pero incapaz de percibir el bosque. Llevo años insistiendo en esto, pero parece inútil. Resulta en verdad irritante.

Pío Moa | Escritor | https://www.piomoa.es/

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