Se ha perdido el norte: cuando los perros y los gatos se convierten en los nuevos hijos

perros y gatos son los nuevos hijos
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Las mascotas gallegas usan chubasquero, comen helados , tienen spa y apps para hacer vida social

Galicia y el fenómeno de los «nuevos hijos«

En Galicia, y en el resto de España, perros y gatos son los nuevos hijos para miles de personas. El registro autonómico gallego confirma más de 812.000 mascotas inscritas en una comunidad con 2,7 millones de habitantes. Eso significa que uno de cada tres gallegos tiene un animal de compañía.

La mayoría son perros, que superan los 735.000 ejemplares. El dato llama la atención porque hoy hay más del doble de mascotas que niños y adolescentes en Galicia. Mientras se retrasa la maternidad y la natalidad cae en picado, crece la «humanización» de los animales. Así, “perros y gatos son los nuevos hijos”, una frase que refleja con crudeza la sustitución de la familia natural por la mascota convertida en objeto de afecto.

Este cambio cultural encaja en la deriva que impulsa la ideología posmoderna, donde la vida humana pierde valor frente a modas que convierten a los animales en sustitutos del hogar y de los hijos.

Humanización de las mascotas: la familia desplazada

El fenómeno no solo se limita a Galicia, aunque en esta región los números lo hacen evidente. En toda España se observa cómo la sociedad humaniza a los perros y gatos, tratándolos como seres humanos y “miembros de la familia”. Se les viste, se les educa como si fueran niños y se les ofrecen servicios pensados para personas.

La frase repetida es clara: “perros y gatos son los nuevos hijos”. Esta idea se refleja en negocios crecientes: moda, alimentación gourmet, accesorios y hasta servicios digitales. La consecuencia es un gasto constante y un nuevo mercado que aprovecha la ausencia de niños en los hogares.

El sector ha encontrado un terreno fértil. La industria animal avanza con fuerza, y las innovaciones llegan desde abrigos impermeables hasta spas y aplicaciones móviles. El resultado es una economía pujante que se alimenta del vacío de natalidad y de la transformación del hogar gallego.

Moda y bienestar: chubasqueros y spas para perros

La moda canina no deja de crecer. “El chubasquero es el rey”, afirman responsables de tiendas locales. En un clima húmedo, los dueños buscan proteger a sus perros de la lluvia. La ropa para animales, especialmente los “abrigos impermeables” para perros pequeños, se vende con éxito porque muchos dueños consideran que sus mascotas “tienen frío como los niños”.

El baño tampoco se limita a la higiene. Los spas para mascotas ofrecen “relajación y socialización” señalan, un salto más en la idea de que perros y gatos son los nuevos hijos. Este tipo de servicios refuerza la humanización del animal, que pasa a ocupar el lugar de hijo mimado dentro del hogar.

En paralelo, crecen los productos innovadores. Helados artesanos para mascotas, elaborados sin azúcares ni conservantes, han conquistado incluso mercados como Estados Unidos, de la mano de empresas gallegas como Dairy Pet.

Digitalización: Tinder para perros y redes sociales caninas

El fenómeno llega también al mundo digital. En Galicia surgen aplicaciones para facilitar la socialización de los animales. Plataformas como Dappy Dogs, popularmente conocidas como “Tinder para perros”, permiten crear perfiles personalizados de los animales, con edad, carácter, fotos y hasta vídeos.

El objetivo es que los perros se relacionen, jueguen o incluso se crucen para tener cachorros. Este tipo de apps, que ya triunfan en grandes ciudades europeas, refuerzan la idea de que perros y gatos son los nuevos hijos, ya que reproducen dinámicas propias del mundo humano.

Algunos las defienden como creatividad e innovación. Pero la realidad refleja una sociedad que destina recursos tecnológicos a suplir la ausencia de hijos reales con sucedáneos animales.

Consecuencias sociales y culturales

El dato que marca el debate es incuestionable: Ya hay más del doble de mascotas que niños y adolescentes. Eso significa que el reemplazo cultural ya está aquí. El descenso de la natalidad no se frena, y los españoles invierten en perros y gatos como nuevos hijos mientras retrasan o renuncian a la maternidad y paternidad.

Este cambio tiene consecuencias profundas:

  • En la familia natural: se debilita la transmisión de valores y la continuidad generacional.
  • En la sociedad: se produce un envejecimiento acelerado, con menos niños y más hogares sin descendencia.
  • En la economía: el gasto se desvía hacia un sector en auge, pero que no garantiza el futuro de la población.

Lo que para algunos parece un estilo de vida moderno, en realidad refleja una crisis de valores y prioridades. La vida humana se posterga o se desprecia, mientras se invierte en la humanización del animal.

Recuperar el sentido común

La situación en España debe servir de advertencia. La frase “perros y gatos son los nuevos hijos” no es solo una descripción, sino un síntoma de la pérdida de rumbo de nuestra sociedad.

Es legítimo tener mascotas y cuidarlas, por supuesto, pero no a costa de negar la familia natural ni de renunciar a los hijos, y tratarlos como seres humanos. Son animales, no personas.

El reto es grande: recuperar el sentido común y poner en el centro lo esencial, que no son los caprichos digitales o los spas para animales, sino la vida, la familia y el futuro de España.

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