Nuevo récord de ‘enchufados’
El récord de enchufados bajo el Gobierno de Pedro Sánchez ha alcanzado cotas inéditas. Ya son 1.289 asesores y 11.772 funcionarios colocados a dedo, sin oposición ni mérito objetivo alguno. Esta maniobra no es una casualidad: es una estrategia premeditada para dejar un aparato ideológico incrustado en la estructura del Estado.
Estos enchufados constituyen la quinta columna del sanchismo. No añaden valor a los ministerios, no solucionan problemas ni gestionan servicios. Su misión es otra: blindar el legado ideológico del PSOE en la Administración Pública, incluso cuando Sánchez ya no esté.
Una factura millonaria pagada por todos
El coste de este récord de enchufados es descomunal. Solo en 2023, la nómina de personal de confianza y altos cargos superó los 166 millones de euros. Es un 44% más que en 2018, cuando Sánchez entró en La Moncloa.
La partida destinada sólo a asesores pasó de 43,9 millones a 78,2 millones. Todo esto mientras la inflación devora los bolsillos de las familias y el Gobierno impone recortes en sanidad, educación y pensiones. Se exprime al contribuyente para financiar un ejército de parásitos ideológicos.
Funcionarios a dedo: el caballo de Troya del sanchismo
El récord de enchufados no se limita a asesores. Se extiende al sistema de provisión de plazas por libre designación, pensado para casos excepcionales, pero usado masivamente por este Gobierno para colocar afines.
El 70% de estos funcionarios a dedo ocupan los niveles más altos (28, 29 y 30), lo que les garantiza sueldos elevados y gran influencia. Los ministerios de Hacienda, Interior y Exteriores acumulan la mayor parte de estas plazas, infiltradas por cuadros leales al sanchismo.
Ascensos meteóricos por afinidad política
Muchos de los colocados por libre designación son recién llegados a la Administración, sin experiencia, pero con carnet del partido o con relaciones estrechas con altos cargos. Ascienden meteóricamente, mientras empleados válidos y veteranos quedan relegados.
El resultado es una burocracia ideologizada, sin mérito ni capacidad, pero fiel al Gobierno. Se crea así un aparato estatal al servicio del sanchismo, que operará incluso después de un cambio de Gobierno.
Blindaje ideológico: la nueva arma del PSOE
El récord de enchufados es un mecanismo de blindaje ideológico. Como no pueden convencer a la mayoría de los españoles, infiltran las instituciones. Como no pueden vencer en las urnas sin pactos con separatistas, colocan leales en todos los núcleo de poder.
Pedro Sánchez ha aprendido de regímenes populistas: antes de caer, hay que dejar sembrado un sistema que resista el relevo. El Estado deja de ser de todos para ser del partido.
La doctrina del Supremo que ignoran
El Tribunal Supremo ha sido claro: los ceses de funcionarios designados a dedo deben estar motivados. Es decir, no basta con querer cesarlos tras un cambio de Gobierno; hay que justificarlo. Así, Sánchez garantiza que sus enchufados seguirán en sus cargos incluso cuando él ya no esté.
La Justicia se convierte, por tanto, en otra barrera más. Una vez colocados, estos funcionarios ideológicos pueden permanecer en sus puestos durante años, perpetuando una agenda política sin respaldo popular.
Concurso de méritos: relegado y despreciado
Mientras tanto, el sistema de concurso de méritos, que garantiza transparencia y mérito profesional, ha sido arrinconado. Más de 140.000 funcionarios accedieron mediante este procedimiento. Pero el Gobierno prefiere el dedo, el carnet y la afinidad ideológica.
El resultado es doblemente perverso: se desmotiva a los funcionarios válidos y se construye una burocracia adicta al poder político.
Desmontar el sanchismo también pasa por depurar la Administración
El récord de enchufados de Pedro Sánchez es la evidencia de una estrategia de ocupación del Estado con fines partidistas. No se trata de gestión, sino de infiltración. No es Gobierno: es ideología camuflada de Administración.
Es urgente una regeneración institucional. El nuevo Gobierno que llegue deberá revisar, auditar y depurar los nombramientos ideológicos. La Administración es de los ciudadanos, no del PSOE. El Estado debe volver a ser neutral, profesional y al servicio de todos.