El PP vuelve a rendirse: se abstiene ante una moción clave por el español
La tibieza del PP ha quedado de nuevo en evidencia. En el pleno del distrito de Sants-Montjuïc, en Barcelona, el Partido Popular se abstuvo en una votación crucial para defender el uso del español en la administración local. La moción fue presentada por VOX con el respaldo de Convivencia Cívica Catalana, y contenía medidas concretas para garantizar la igualdad lingüística y la visibilidad del español.
Lejos de posicionarse a favor, el PP optó por una postura cobarde: la abstención. Un gesto que, más que neutralidad, ha sido interpretado como sumisión ante el separatismo catalán y una nueva claudicación frente a la izquierda.
Medidas concretas para la igualdad lingüística
La moción no era simbólica. Proponía acciones claras y valientes:
- Uso igualitario del español y el catalán en toda la documentación municipal.
- Informar a los ciudadanos de sus derechos lingüísticos.
- Talleres de asertividad lingüística para funcionarios del Ayuntamiento.
- Cumplimiento estricto de la Ley de Banderas, incluyendo la bandera de España en los plenos del distrito.
Estas medidas apuntaban directamente al corazón del problema: la exclusión del español en Barcelona, una ciudad oficialmente bilingüe donde el nacionalismo impone su hegemonía ideológica sin oposición efectiva.
No estamos ante un caso aislado. Es la enésima vez que el Partido Popular se pone de perfil en un asunto esencial para millones de castellanohablantes.
Reacciones ante una traición política
La abstención del PP ha provocado un terremoto entre las entidades constitucionalistas. Organizaciones como Hablamos Español y Convivencia Cívica Catalana han expresado su desconcierto y rechazo.
“La administración no tiene derechos lingüísticos; los ciudadanos sí”, recordó Ángel Escolano, presidente de Convivencia Cívica Catalana. “El castellano es oficial en Cataluña y debe estar presente, sin complejos, en todas las comunicaciones públicas”.
La tibieza del PP no solo deslegitima su discurso nacional, sino que lo alinea, de facto, con el catalanismo institucional. En un momento crítico, opta por el silencio en lugar de la firmeza.
El contexto: el español relegado en Cataluña
Barcelona vive una ofensiva ideológica permanente contra el español. Desde la educación hasta la cartelería institucional, el español es invisibilizado de forma sistemática. La Generalidad ha impuesto el catalán como lengua vehicular prioritaria y única en todos los ámbitos.
Convivencia Cívica Catalana ha documentado cómo ayuntamientos, centros educativos y servicios sociales excluyen el español de forma deliberada. Esta política de exclusión vulnera derechos fundamentales y genera ciudadanos de primera y segunda categoría.
En este escenario, la moción se convertía en una respuesta necesaria. Pero la tibieza del PP ha convertido una oportunidad en una decepcionante traición.
La tibieza del PP como estrategia permanente
No es la primera vez que el Partido Popular decepciona a quienes defienden la unidad de España. Bajo el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo, el PP se ha mostrado cada vez más dispuesto a pactar con nacionalistas, moderar sus discursos y evitar «polémicas» que incomoden al separatismo.
Pero en política, la tibieza no es neutralidad. Es complicidad. Y cada abstención del PP refuerza el relato del independentismo y debilita a los que luchan por una España unida y sin complejos.
Hoy es el idioma; mañana será la enseñanza, la bandera o la justicia. Cada vez que el PP se desmarca de la defensa firme de los principios constitucionales, allana el camino a la izquierda y al secesionismo.
La tibieza del PP tiene consecuencias
La tibieza del PP en Barcelona no es un gesto aislado. Es una señal preocupante de su deriva ideológica. Quien no defiende el español, no defiende a millones de ciudadanos. Quien se abstiene ante la exclusión lingüística, traiciona a España..