El Parlamento Europeo se ha definido este verano, con 336 votos a favor, 300 en contra y 13 abstenciones sobre la Ley de Restauración de la Naturaleza, la cual se encuentra dentro del marco del Pacto Verde Europeo, con la intención de ser el campeón y primer continente en la lucha contra el “Cambio Climático” a nivel planetario. ¿Sirve para algo que Occidente se sacrifique si los demás tienen bula para contaminar?.
En España se ha empezado a actuar de forma contundente, esa ley propone eliminar las barreras fluviales y ya somos campeones en Europa en voladuras de presas.
No sólo restaurar ríos, también humedales, bosques, etc. e incluso, devolver a la naturaleza todos los ecosistemas, incluyendo las tierras agrícolas y ganaderas. En principio, ante palabras tan bonitas o propósitos tan nobles como “Restaurar la Naturaleza”, es difícil mostrar objeciones. Pero los buenos propósitos pueden tener consecuencias fatales, ¿es mejor restaurar o devolver la naturaleza a lo que era hace 10, 20 o 30 siglos?, ¿quién decide hasta dónde?, entonces la población era 15 o 20 veces menor. Los buenos deseos no bastan.
También se pretende reducir los plaguicidas químicos en un 50% antes del 2030. El año pasado vimos las consecuencias en Sri Lanka, de su fallida transición a la agricultura ecológica, que trajo hambre, ruina y golpe de estado. Estamos viendo el trato desigual que se hace con los cultivos autóctonos y los importados, a éstos últimos se les permiten más productos químicos que a los producidos aquí. Muy recientemente se ha autorizado vender en Europa arroz indio, tratado con productos no permitidos en la Unión Europea, lo que es un despropósito intelectual, que nadie entiende y además se legaliza una competencia desleal. ¿Queremos arruinar a Occidente?.
Los agricultores y ganaderos europeos están muy preocupados y el resto de la población también, todos tenemos que comer. Tememos que se reduzca la capacidad de producción y terminemos siendo dependientes de otros países, como ya nos ha pasado con el gas y productos energéticos.
Toda esta legislación se basa en un dogma que se ha impuesto y sobre el que está prohibido discrepar, “La Emergencia Climática, es decir, el Cambio Climático de origen humano”. ¿Pero es eso cierto?, la comunidad científica está muy dividida al respecto y existen demasiadas evidencias en contra.
No hay pruebas empíricas de que el CO2 juegue un papel fundamental en el clima. Se ha demonizado ese gas beneficioso para la vida. No es un tóxico. Es fundamental para la fotosíntesis y para los seres vivos en general. Una duplicación de la concentración del CO2 actual, sólo supondría un aumento de 1-1’5 º C. Tampoco nadie ha demostrado que un leve aumento de temperatura, no pueda ser beneficioso para el planeta, aumentaría la biomasa y mueren muchas más personas por frío que por calor. La concentración de CO2 en la atmósfera es sólo del 0’038%, ¿ es posible que un gas en una proporción tan pequeña sea el responsable del clima?. Además, el 97% de ese gas es de origen natural (volcanes, pantanos, arrozales, animales e incluso insectos, las termitas son grandes productores), sólo el 3% es de origen humano, y de ese porcentaje, entre el 1,2-1,5% es por quema de combustibles fósiles. Estudiando más de 5,000 muestras de conchas calcáreas marinas fósiles, se ha creado una curva climática de los últimos 550 millones de años y se ha demostrado que la tierra ha tenido concentraciones atmosféricas del 20% de CO2, una barbaridad comparado con el 0’038% actual. Si tanto influyera el CO2 en el clima, se debería haber calentado el planeta en esa época y la vida se habría extinguido de forma definitiva, pero resulta que la atmósfera se enfrió. ¿Dónde está la relación directa entre CO2 y calentamiento global?.
No podemos ser simplistas y pensar que el planeta debería tener un termostato controlado por la ONU u otra entidad similar, que determine por pura ideología una temperatura constante, supuestamente ideal.
¿Debemos consentir que con teorías no confirmadas y que pueden no ser ciertas, los políticos puedan interferir en la forma de vivir y trabajar de los ciudadanos, legislando leyes que con bonitas palabras deciden acciones drásticas, que amenazan nuestro nivel de vida actual y podrían llevarnos a la dependencia alimentaria y a la indigencia?.
Mariano Urdiales Viedma | Escritor. Médico (r)