Angina de pecho, infarto de miocardio son palabras que suenan temibles porque son patologías que afectan a un órgano que sabemos crítico para la vida. Es importante definir correctamente la angina de pecho y sobre todo diferenciarlo del infarto agudo de miocardio, ya que son situaciones clínicas muy distintas, aunque ambas forman parte del síndrome coronario agudo.
Empecemos recordando un poco la anatomía. El corazón es el principal órgano del aparato circulatorio. Se encuentra en el centro del tórax ligeramente ladeado hacia la izquierda normalmente. Es un músculo hueco que contiene cuatro cavidades: dos aurículas (derecha e izquierda) y dos ventrículos (derecho e izquierdo). Actúa como una bomba aspirante/impelente de doble circuito que hace circular la sangre hacia los pulmones para su oxigenación (la parte derecha del corazón) y la sangre oxigenada en los pulmones hacia el resto del cuerpo (la parte izquierda).
En su función de aspiración/impulsión de sangre el músculo cardiaco realiza tres movimientos:
- La sístole auricular. Las aurículas se contraen y hacen pasar la sangre a los ventrículos.
- La sístole ventricular. Los ventrículos se contraen y expulsan la sangre hacia los pulmones (ventrículo derecho) y hacia el resto del organismo (ventrículo izquierdo)
- La diástole general. Las aurículas y los ventrículos se dilatan para aspirar la sangre de las venas y repetir el ciclo de sístoles.
El corazón está irrigado por sus propias arterías, son las llamadas arterias coronarias y estas serán las que ocasionen la patología que vamos a tratar en este artículo y en el siguiente.
La angina de pecho: La expresión angina de pecho deriva etimológicamente del latín angor pectoris, que significa “opresión o constricción pectoral”. Desde el punto de vista médico, es una enfermedad crónica. Es el conjunto de síntomas que aparecen en un paciente que está padeciendo una isquemia o falta de aporte sanguíneo correcto al músculo cardíaco a través de las arterias coronarias que lo nutren. Se produce cuando las demandas de oxígeno del corazón no son satisfechas, generalmente por el estrechamiento de la luz de las arterias coronarias.
Hay dos tipos de angina: la estable y la inestable. La angina estable aparece siempre en relación con un mismo esfuerzo. La angina inestable se va incrementando cada vez a pesar de realizar ejercicios de menor intensidad e incluso en reposo. Su gravedad es mayor.
Hay que destacar que no siempre que se presenta un dolor torácico hay que relacionarlo con una angina de pecho. De hecho, uno de los mayores retos en un servicio de urgencias es distinguir aquellos dolores torácicos que tienen un origen cardíaco de los que no lo tienen. En muchas ocasiones su presentación es parecida y se deben distinguir con pruebas complementarias.
Entre las causas más frecuentes de dolor torácico de origen no cardíaco se sitúan ciertas patologías digestivas y, sobre todo, las que afectan al esófago, como el reflujo gastroesofágico, la esofagitis y los espasmos esofágicos. Casi siempre se acompañan de síntomas específicos digestivos, como náuseas e intolerancia a la comida, y no se suelen modificar con la actividad física.
Otra causa de dolor torácico que hay que distinguir del anginoso es el de origen musculoesquelético, como la inflamación de los cartílagos condrocostales (Síndrome de Tietze), las fisuras costales o los traumatismos. En estas circunstancias suele ser de utilidad provocar el dolor con el movimiento o la presión en la zona, ya que en el primer caso se suele producir dolor, mientras que en la angina no sucede lo mismo.
Por último, las enfermedades pulmonares y de la pleura pueden originar dolores torácicos que simulan una angina de pecho. En este caso, y aunque no es concluyente, la reproducción del dolor al hacer una inspiración forzada suele ayudar a orientar el problema.
La angina de pecho ocurre cuando la poscarga cardíaca y la demanda miocárdica de oxígeno resultante superan la capacidad de las arterias coronarias de aportar una cantidad adecuada de sangre oxigenada. Tal desequilibrio entre el aporte y la demanda puede ocurrir cuando las arterias se estrechan. El estrechamiento de la luz suele ser el resultado de aterosclerosis de la arteria coronaria, aunque también puede deberse a un espasmo de la arteria coronaria o, rara vez, a una embolia en dicha arteria. La trombosis coronaria aguda puede provocar angina si la obstrucción es parcial o transitoria, pero en general produce un infarto de miocardio.
Dado que la demanda miocárdica de oxígeno depende sobre todo de la frecuencia cardíaca, la tensión mural sistólica y la contractilidad, el estrechamiento de una arteria coronaria produce de manera característica angina durante el ejercicio, que desaparece con el reposo.
Además del ejercicio, la carga de trabajo que soporta el músculo cardíaco puede aumentar en presencia de ciertas enfermedades como hipertensión arterial, estenosis aórtica, insuficiencia aórtica o miocardiopatía hipertrófica. En estos casos, puede aparecer una angina tanto en presencia de aterosclerosis como sin ella. Estas enfermedades también pueden disminuir la perfusión miocárdica relativa como resultado del aumento de la masa miocárdica (que a su vez reduce el flujo diastólico).
La disminución del aporte de oxígeno, como se observa en la anemia grave o en la hipoxia, puede desencadenar o agravar la angina de pecho.
La prevención: Un estilo de vida sana es la mejor forma de mantener un corazón saludable y prevenir la angina. Puede mejorarse la salud del corazón manteniendo un peso corporal adecuado, haciendo ejercicio regularmente, teniendo una alimentación baja en colesterol y grasas y dejando de fumar.
Una dosis baja y diaria de aspirina (75-150mg) puede impedir la formación de coágulos sanguíneos y es recomendable para quienes tienen angina. Sin embargo, solo se debe tomar aspirina para la angina si lo ha recomendado el médico, ya que no es conveniente para los que tienen trastornos digestivos o de coagulación, o para quienes toman determinados medicamentos.
Si ya tiene angina de pecho, puede prevenir los ataques si no toma cafeína y otros estimulantes, si consume alcohol con moderación (no más de 1-2 bebidas por día) y si no hace comilonas y no se estresa.
El tratamiento: El fármaco glicerilo trinitrato puede controlar el dolor de angina y a menudo se receta para su uso durante un ataque de angina de pecho.
La angina leve o moderada puede tratarse con medicamentos que ensanchan las arterias, como los nitratos, betabloqueantes o calcioantagonistas.
Si tiene angina grave, puede ser necesaria la intervención quirúrgica para ensanchar las arterias (angioplastia coronaria) o una operación de bypass coronario (revascularización quirúrgica).
Después de estos procedimientos quirúrgicos, la toma diaria de una dosis baja de aspirina puede impedir la formación de coágulos sanguíneos y reducir el riesgo de infarto de miocardio.
Se pueden recetar unos medicamentos denominados estatinas en casos de colesterol alto. Las estatinas ayudan a bajar el nivel de colesterol en la sangre y hacen que sea menos probable que se produzcan los síntomas de angina.
Amable lector: Si tienes tiempo e interés en ampliar alguno de los conceptos citados de este artículo, sugiero que “pinches” en los enlaces que he ido resaltando. Gracias por leerme.
Albert Mesa Rey | Escritor