Las bebidas energéticas: la nueva ‘droga’ adolescente

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El 45% de los jóvenes entre 14 y 18 años consumen de forma habitual estos preparados de sustancias estimulantes

La moda de las bebidas energéticas está creciendo peligrosamente entre los jóvenes. Según el informe Observatorio Español de Drogas y Adicciones publicado en 2022, el 45 por ciento de los jóvenes entre 14 y 18 años admitió haber consumido bebidas energéticas en el último mes. Las cantidades de cafeína y azúcar que contienen estos productos son muy elevados y suponen un peligro para la salud si se consumen en grandes cantidades.

Las bebidas energéticas son un producto cada vez más popular.

Sobre todo entre los jóvenes, esta clase de bebidas triunfa, y marcas como Monster, Red Bull, Burn, Coca Cola Energy, etcétera, eclipsan a los consumidores con coloridos envases, exóticos sabores y una promesa de energía instantánea.

Las bebidas energizantes son un conjunto de productos que desde hace algunos años se comercializan libremente en muchos países. Su irrupción en el mercado está fuertemente condicionada por la creación de intensas campañas publicitarias, que «venden» una realidad ya que las definen como bebidas refrescantes diseñadas “para incrementar la resistencia física, proporcionar sensación de bienestar y estimular el metabolismo” sin decir los riesgos que conlleva este consumo.

Las bebidas energéticas pueden ser muy perjudiciales para la salud

En definitiva, su venta se relaciona con el hecho de que sean capaces de suministrar un elevado nivel de energía para estudiar, realizar actividad física, mezclarlo con sustancias como el alcohol… Sin embargo, los efectos que provocan provienen de una combinación de ingredientes adicionados por sus posibles efectos estimulantes que pueden llegar a ser muy perjudiciales para el ser humano.

La mayoría de ellas contiene una mezcla de compuestos que incluyen cafeína, glocuronolactona y vitaminas. Algunas bebidas atribuyen sus propiedades estimulantes a aminoácidos como la taurina o, como explica el Ministerio de Sanidad, a su “contenido en extractos de hierbas como el ginseng o la guaraná, y en algunos casos se agregan minerales, inositol y carnitina”.

Como informa Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), las bebidas energéticas “inhiben los neurotransmisores que provocan cansancio o fatiga y potencian la sensación de bienestar y la concentración”. A pesar de que parezca un remedio milagroso, los efectos de estas bebidas son inciertos y varían de un consumidor a otro.

Gran cantidad de cafeína y de azúcares

El verdadero problema surge al observar los porcentajes de cafeína y de azúcar que recogen estos productos. El único elemento que puede causar un efecto estimulante en las bebidas energéticas y que está aprobado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) es la cafeína.

Según la OCU, se ha establecido que en un adulto sano debe realizar una ingesta siempre inferior a 400 mg diarios de cafeína, mientras que un adolescente solo debería consumir como máximo 100 mg diarios.

A pesar de esto, una lata de medio litro de una de las marcas líderes del sector contiene 160 miligramos de cafeína, lo que equivaldría a tres tazas de café expreso. Esa misma lata también contiene unos 54 gramos de azúcar, la misma cantidad que la de 10 sobres.

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La cantidad de azúcar que contienen las bebidas energéticas es muy elevada

En conjunto, la bebida que se crea es una bomba para nuestra salud que, además, tienen un valor nutricional prácticamente nulo, según la Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES). Como indica la OCU, si la bebida contiene más de 150 mg/litro de cafeína, la legislación establece la obligatoriedad de añadir la leyenda “contenido elevado de cafeína” seguida de la cantidad en mg/litro.

Sin embargo, la denominación de bebida energética “no tiene una definición legal y no responde a unos criterios de composición”. Además, las advertencias e informaciones cruciales tales como que no son aptas para menores de 16 años o embarazadas son difíciles de encontrar.

Los consumidores preferentes son los más jóvenes

Según el informe Observatorio Español de Drogas y Adicciones publicado en 2022, el 45 por ciento de los jóvenes entre 14 y 18 años admitió en una encuesta haber consumido bebidas energéticas en el último mes. Concretamente, el 51 por ciento de los chicos y el 39 por ciento de las chicas.

Si se hace un cálculo, se concluye que con los 3 mg por kilo de peso corporal que establece la EFSA, una persona de 50 kg no debería sobrepasar los 150 mg de cafeína de una sola vez, pues con esta cantidad estaría alcanzando el 100 por cien de la ingesta que se considera segura, tal y como explica la OCU. Por ello, el consumo de estas bebidas es peligroso en población joven, que son influenciados por la publicidad de deportistas e influencers en redes sociales.

El factor de riesgo se intensifica si, además, se mezcla las bebidas energéticas con alcohol. Según el informe Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones del Ministerio de Sanidad, el 16,1 por ciento de los estudiantes de 14 a 18 años encuestados ha consumido esta mezcla en los últimos 30 días, cifra que es superior entre los chicos (27.7 por ciento).

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Se alerta del peligro de mezclar alcohol con bebidas energéticas

Siguiendo las investigaciones médicas realizadas por el Instituto de Ciencias de la Salud Germans Trias i Pujol,  cuando se mezclan este tipo de bebidas aumenta el nivel de alcohol en sangre y el individuo adquiere una falsa sensación de seguridad, al no sufrir el aletargamiento que el alcohol causa.

De este modo, las bebidas energéticas palian el estado del alcohol, pero causan una falsa sensación de capacidad y no embriaguez que puede acabar en accidentes graves. La mezcla de sustancias, además, altera el sistema nervioso y el ritmo cardiaco.

Los riesgos de las bebidas energéticas

A corto plazo, esta clase de productos pueden provocar problemas relacionados con el sistema nervioso central, como el sueño interrumpido, ansiedad y cambios en el comportamiento, como indica la OCU.

Según el Informe sobre los riesgos asociados al consumo de bebidas energéticas, elaborado por el Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), una persona que consuma más de 1.4 miligramos de cafeína por kilo de peso al día puede sufrir insomnio y reducción de la duración del sueño. Además, si la cantidad aumenta a 3 miligramos, los riesgos cardiovasculares y hematológicos, neurológicos y psico-comportamentales se disparan.

El informe científico también ha expuesto el peligro que supone mezclar las bebidas energéticas con el consumo de determinados medicamentos y activos naturales como el ginseng.

(Con información de El Cierre Digital)

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